“Las personas privadas de libertad tienen derecho a una nutrición adecuada, en cuanto a calidad y cantidad, en lugares apropiados para el efecto. Tendrán derecho al acceso a agua potable en todo momento”. Así se dispone en el nuevo Código Orgánico Integral Penal (COIP), capítulo segundo, sobre los derechos de los recluidos en prisión, numeral 12 de la Alimentación.

Si bien el COIP entrará en vigencia en su totalidad en agosto de este año, ya algunos centros carcelarios cumplen con esta disposición. Por ejemplo, en el nuevo Centro Regional del Guayas, los 3.700 internos gozan de alimentación balanceada, tanto en el desayuno como en el almuerzo y la merienda.

De acuerdo con el nuevo módulo de gestión del Consejo Nacional de Rehabilitación, el menú de los privados de libertad se planifica para la semana. Jugos, café y coladas de avena, machica y harina de plátano acompañados de sanduche, empanadas o frutas componen el desayuno.

El almuerzo comprende sopa, el segundo plato tiene un carbohidrato acompañado de la proteína y jugo; al igual que la cena, pero sin sopa. La intención es variar los alimentos, explicó César Bolaños, chef de la empresa Chef Express, que es la encargada de preparar los alimentos, y en la que trabajan 130 personas.

Ledy Zúñiga, presidenta del Consejo Nacional de Rehabilitación, indicó que el Gobierno invierte 2,50 dólares a diario en la alimentación de cada persona privada de libertad, es decir, 9.250 dólares se gastan en la alimentación de los 3.700 internos diariamente.

En los nuevos centros penitenciarios que construye el Gobierno también se impondrá este modelo en cuanto a la alimentación de los reos para dar cumplimiento a la disposición del COIP.