Bandas usaban traje policial en fechorías
El uso de uniformes policiales para delinquir sigue en auge en la ciudad. Ayer en los patios de la Policía Judicial del Guayas (PJ-G) fue presentado Julio César Medina Santos, sobre quien pesa una acusación judicial por disfrazarse de gendarme para asaltar a dos gasolineras de Guayaquil.
Las autoridades, además, informaron de la detención del ciudadano Alfredo Díaz, considerado un micro expendedor de droga en distintos sectores marginales de la urbe, lo inusitado de este caso no es la cantidad de droga que vendía, sino que durante el allanamiento de su vivienda se hallaron 15 uniformes militares que, se presume, eran utilizados para asaltos.
Medina y Díaz, sin embargo, no son los únicos que usaban ropa de la fuerza pública para asaltar y robar establecimientos comerciales o vehículos de carga, ayer las autoridades de la PJ-G presentaron también ante los medios de comunicación al cabo de Policía Segundo José Ortega Aguirre, quien fue detenido el miércoles anterior en delito flagrante. El uniformado -en complicidad con un grupo de delincuentes- asaltó y robó a una mujer. El delito en el que está implicado Ortega Aguirre se agrava porque la perjudicada fue también secuestrada y llevada hasta su casa, ubicada en la ciudadela Los Álamos, donde los antisociales procedieron a desmantelarla. La mujer logró reconocer al mal elemento policial lo que facilitó su captura.
El coronel Ramiro Mantilla, jefe de Policía del Distrito Metropolitano de Guayaquil, reconoció que hay malos elementos en la institución, pero destacó que lo importante es el esfuerzo que hace la Policía Nacional para “purgarse de esos malos elementos”. “Este caso no nos tomó por sorpresa, porque ya lo veníamos investigando desde hace bastante tiempo”, dijo la autoridad, quien adelantó que en los próximos días procederán a la captura de otro policía, quien también emplea el uniforme y su arma para -en contubernio con el hampa- asaltar y robar a la ciudadanía. “Estamos esperando recopilar mayor evidencia y procederemos”, dijo Mantilla.
Por su parte, el gendarme acusado de asalto, robo y secuestro negó su participación en los actos ilícitos y relató que la mujer perjudicada no lo había identificado como agresor.
Dijo que se siente “muy mal” por haber sido presentado como parte de la delincuencia y que en esta ocasión “no está del lado de la autoridad”.
Mantilla, no obstante, insistió en que había suficientes pruebas en contra del gendarme que será procesado por la justicia ordinaria y paralelamente dado de baja por la institución policial.
Negocios dificultan control
El oficial Mantilla destacó que la existencia de negocios de venta de uniformes de la fuerza pública dificulta controlar el mal uso de estas prendas. “Las ventas están por todas partes y mientras existan no podremos tener un control real de lo que la gente hace con ellos”, puntualizó el jefe policial.