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Andrei Chikatilo y su macabra manera de alcanzar el éxtasis

Andrei Chikatilo y su macabra manera de alcanzar el éxtasis
23 de agosto de 2013 - 00:00

Era la época en que la Unión Soviética lucía como una de las máximas potencias mundiales, pero, pese a esto, los países integrantes luchaban por su independencia. Las guerras civiles iban en aumento. En Ucrania, el desastre nuclear de Chernóbil (26 de abril de 1986) cambió totalmente la historia del país. Un total de 56 muertes directas y cerca de 4.000 indirectas a causa de cáncer derivado de la radiación fue el resultado de la catástrofe.

El ambiente de la Guerra Fría era el que predominaba en la Ucrania soviética. En ese marco político convulsionado destacaba Andrei Chikatilo. Era alguien respetable y renombrado en el Partido Comunista.

ASESINOS, CUANDO MATAR
SE CONVIRTIÓ EN PLACER

Un asesino en serie es alguien que quita la vida a tres o más personas y cuya motivación se basa en la satisfacción psicológica que obtiene con el acto cometido.
Estos criminales responden a una serie de impulsos psicológicos, especialmente por ansias de poder y compulsión sexual.
Como todos los hombres que habitaban en la URSS, sirvió en el Ejército Rojo, luego se dedicó a los estudios y obtuvo tres títulos: en Lengua y Literatura Rusas; en Ingeniería y en Marxismo-Leninismo. Su preparación le abrió muchas puertas en el ambiente laboral.

En 1971 obtuvo una maestría en Filología. Sin duda alguna, Andrei Chikatilo, quien  era políglota, se había ganado el respeto de la intelectualidad soviética.

En su hogar era un padre amoroso, que daba a sus dos hijos y a su esposa todo lo que le pedían. Pese a esto, Chikatilo tenía constantes problemas con su pareja. La razón: él no podía mantener una erección y sufría de eyaculación precoz. Esta inseguridad en el ámbito sexual derivaba de una niñez tormentosa.

La raíz del psicópata

Su éxito en la adultez contrastaba notablemente con su niñez. Tuvo una infancia traumática, producto de una sociedad en decadencia, devastada tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

Chikatilo nació en Yablochnoye, el 16 de octubre de 1936, en un ambiente de miseria. La crisis llegó a tal punto que en los campos ucranianos las personas practicaban el canibalismo.

Los niños de la época no salían mucho a la calle, debido al temor de que sean raptados y comidos por los pueblerinos. Esa realidad la vivió de cerca Andrei, ya que su hermano mayor, Stephan, supuestamente fue devorado por otras personas en una desesperada forma de sobrevivir a la hambruna de la región.

En su adolescencia fue un chico que sufrió las burlas de sus compañeros. Pese a ello, siempre mantuvo una sonrisa y evitaba la controversia y las discusiones. Luego acudió al llamado del Ejército y sirvió por varios años en un ambiente posterior a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Cuando salió de la milicia de su país y terminó sus estudios universitarios, Chikatilo empezó a trabajar. Se casó y tuvo dos hijos. Además, daba clases. Era muy respetado en su seno familiar y círculo de amigos.

Su depravación

Su problema de impotencia sexual generó que este hombre empezara a sentir atracción por las niñas menores de 12 años. La indefensión de las pequeñas era lo que más excitaba a este sujeto con carácter psicopático.

En su época de profesor, muchas veces se paraba en la puerta del aula de clases y se masturbaba mientras veía a sus alumnas. Siempre encontraba una forma de acceder a las habitaciones generales de las niñas e ideaba sus retorcidas fantasías. Era cuestión de tiempo para que este hombre, respetable  ante los ojos de su familia y la sociedad, cometiera una violación.

Su primer asesinato

Llegó el día. Chikatilo no soportó más y el 22 de diciembre de 1978 convenció a una niña de 9 años para que lo acompañara al bosque, a una cabaña que poseía en las afueras de la ciudad. La menor estaba convencida de que solo se trataba de un paseo, pero no fue así.

En la cabaña, toda su lascivia reprimida salió a flote y la trató de violar, aunque su problema seguía siendo el mismo: no podía mantener la erección. En un intento por tranquilizar a la niña, el sujeto la rasguñó y enseguida brotó sangre de la herida de la pequeña.

Esa sangre y la sensación de una víctima totalmente sometida fue una combinación perfecta para que Chikatilo lograra la mejor erección que nunca había tenido. Al darse cuenta, el individuo clavó unos cuchillos en el estómago de su víctima... Le encantó matar.

Pero sus principios no lo dejaban actuar nuevamente. Según sus declaraciones posteriores, no iba a caer en la tentación de asesinar, pero en 1981, cuando se desempeñaba como funcionario de abastecimiento de una fábrica -trabajo que lo obligaba a viajar- mató por segunda ocasión. Fue una prostituta de 17 años, con quien tuvo relaciones sexuales en un bosque.

Debido a que Andrei no pudo mantener la erección, la mujer se burló, entonces él reaccionó con violencia y acabó con su vida. En una aberrante celebración, el hombre bailó alrededor del cadáver y aulló. En sus viajes de trabajo aprovechaba para buscar víctimas. Había aprendido a seducirlas.

A su tercera víctima, de 10 años, la acuchilló cuarenta veces. Además, le sacó los ojos, algo que se convertiría en su macabra característica. En total mató a 53 niñas.

Asimismo, a todas les arrancaba los pezones con los dientes y se los comía, también les sacaba el útero para devorarlo. Debido a su canibalismo, la Policía llegó a pensar que se trataba de una persona con algún nivel de retraso mental.

A inicios de los 90, más de 600 agentes estaban tras su pista. Su captura se logró el 20 de noviembre de 1990. Fue ejecutado con un tiro en la cabeza el 16 de febrero de 1994, en Moscú, Rusia.

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