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El Telégrafo
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A sus nueve años, Emiliano apresó a tres delincuentes

El niño Emiliano, quien cumplió su sueño, participa en un arresto simulado a un individuo que robó la cartera a una mujer en la vía Perimetral. | Emiliano recibió uniforme, gorra y medalla de la Policía Nacional. ‘Paquito’ le dio una grata bienvenida en la Unidad de Vigilancia Comunitaria de La Florida, de donde partió el patrullaje de control delictivo en Guayaquil.
El niño Emiliano, quien cumplió su sueño, participa en un arresto simulado a un individuo que robó la cartera a una mujer en la vía Perimetral. | Emiliano recibió uniforme, gorra y medalla de la Policía Nacional. ‘Paquito’ le dio una grata bienvenida en la Unidad de Vigilancia Comunitaria de La Florida, de donde partió el patrullaje de control delictivo en Guayaquil.
Fotos: Miguel Castro / El Telégrafo
02 de marzo de 2018 - 00:00 - Redacción Justicia

Las balizas se encendieron, la sirena sonó y Emiliano saltó emocionado en el asiento trasero de un patrullero de la Policía Nacional, estacionado afuera de la Unidad de Vigilancia Comunitaria (UVC) de La Florida.

Los agentes iban a buscar al asaltante que atemoriza a los habitantes de esa zona del norte de Guayaquil.

Emiliano, de nueve años, estaba vestido como un agente: camisa caqui con su nombre en el pecho, pantalón verde oliva, zapatos negros y una gorra con la palabra Policía tejida con hilos plateados.

En el bolsillo del pantalón llevaba una pistola de juguete, su favorita. Con esa juega a los policías y ladrones, pero solo dentro de casa en el cantón Pichincha, en Manabí.

Él tiene una enfermedad terminal y no puede salir a la calle si hay mucho sol o si llueve. Tampoco puede correr tanto, ni andar en bicicleta, y por eso a veces, cuando su madre le llama la atención por arriesgarse, le dice que prefiere morir.

Ayer fue uno de los días en que más vivo se sintió, era una emoción tras otra. El niño tímido que llegó al cuartel con una mascarilla cubriendo su boca y abrazando un oso de peluche no demoró mucho y se transformó en un policía perseguidor de delincuentes.

El patrullero empezó a rodar, motos con más agentes iban adelante, a los lados y atrás. Unas seis cuadras más adelante los gendarmes frenaron a raya.

El pequeño bajó presuroso y le pidió los documentos a un supuesto ladrón y le revisó los bolsillos del pantalón.

Luego, a través de la radio de la Policía, consultó los antecedentes delictivos: “¿Central, novedades?”, preguntó y una voz anónima le respondió: “S-N Emiliano”. Ese código significa sin novedad.

De repente, el coronel Álvaro Andrade, jefe de operaciones del Distrito, lo alertó de un 8-30 (delincuente conocido). “¡Vamos Emiliano, tenemos otro caso!”, le dijo el oficial y el menor de la emoción casi se va con el documento de identidad ajeno.

De un solo salto subió de nuevo a la patrulla. La caravana de carros policiales salió a velocidad. Debían llegar a la vía Perimetral, donde ciudadanos denunciaron que dos hombres le robaron a una mujer una cartera con miles de dólares. “Gracias a la agilidad de nuestro policía Emiliano recuperamos lo robado”, informó Gustavo Cabezas, jefe del Distrito.

La patrulla cerró el paso del vehículo en el que iban. El ‘minipolicía’ les ordenó a los individuos que se bajaran y les dijo: “¡Contra la pared!”.

Posteriormente los ‘cacheó’ y revisó el carro. En el portamaletas encontró un arma. “Tranquilo mi sub”, le indicaron los individuos y él con firmeza les contestó: “quietos, no se hagan los sabidos”.

Todas las escenas fueron planeadas con anticipación, pero ahí no terminó su sueño de ser policía. Emiliano recibió una insignia dorada como reconocimiento a su trabajo.

“Lo que más me gustó fue recibir un traje, una medalla. Fue divertido coger a los presos. Quiero ser policía porque hacen el bien. Mis amigos no me creían que iba a cumplir mi sueño”.

María, su madre, lo premió con besos y abrazos. Ella explicó que Emiliano tiene anemia falciforme y para mantenerlo con vida tiene que hacerse transfusiones de sangre cada 15 días. Ahora requiere un trasplante de médula. Para eso necesitan viajar a España y $ 75.000. “Ese es su otro sueño, ir y regresar sano como ya lo han hecho otros de sus amigos”. (I

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