13.574 casos de violencia psicológica en Guayas

‘Lorena’ recibe cientos de correos electrónicos con amenazas e insultos. Un día, en la bandeja de entrada encontró 500 nuevos mensajes, todos de una misma persona. El autor de las misivas era su exesposo, de quien se divorció hace aproximadamente un año luego de una larga lucha porque este no quería dejarla.

Durante el matrimonio, la mujer sufrió maltratos, extorsiones e intimidaciones, y creyó que al separarse todo terminaría, pero no fue así. La situación empeoró. El hombre niega que los dos hijos que procrearon sean de él y ahora quiere una prueba de ADN para confirmar la paternidad, mientras tanto le pasa una paupérrima pensión alimenticia. Eso no es todo, si ella consigue un trabajo, él averigua los contactos de sus jefes y compañeros y la desprestigia hasta conseguir que la despidan.

La víctima lo denunció por violencia psicológica, pero tal es el temor que siente que no continuó con el proceso. Una tarde se encontró con el individuo en una Unidad Judicial de Guayaquil y trató de maltratarla. Ella gritó y los policías acudieron a ayudarla. El hombre intentó escapar y los agentes lo siguieron porque tenía una boleta de auxilio en su contra. Al capturarlo descubrieron que se robaba de la Corte el expediente del caso en su contra. Por esta razón fue juzgado e ingresado en un centro de rehabilitación social.

Ahora está libre y continúa persiguiendo a ‘Lorena’, quien, por temor, continúa sufriendo en silencio. Las amenazas subieron de tono cuando el individuo se enteró de que su exmujer tiene una nueva pareja y le dice que si llega a embarazarse tendrá que abortar, caso contrario hará que pierda el bebé.

Cifras presentadas en Ecuador

La violencia psicológica está entre los tres delitos más denunciados en Ecuador, según los reportes que las fiscalías provinciales comunicaron como parte de la rendición de cuentas de lo realizado en 2016.

Por ejemplo, en Guayas y Galápagos la violencia psicológica ocupa el segundo lugar de las estadísticas  con 13.574 casos reportados, superado únicamente por el robo con 26.094. Entre los dos suman el 49% de la incidencia delictiva de las dos  provincias. Más abajo de estos aparecen la intimidación, hurto, estafa, suplantación de identidad, abuso de confianza, tráfico ilícito de sustancias catalogadas a fiscalización y daño al bien ajeno.

En Loja, la violencia psicológica ocupa el primer puesto de los delitos registrados con 1.321. En la rendición de cuentas proporcionada en Azuay consta que solo en Cuenca se denunciaron 2.372 casos. La realidad en Chimborazo no difiere, en 6 de los 10 cantones la violencia psicológica fue la infracción más denunciada.

En la provincia de El Oro hubo 3.458 eventos, solo 554 menos que los robos. Situación similar se reporta en Manabí donde se registraron 4.583 hechos.

En Bolívar, Cotopaxi, Napo, Pastaza, este delito se situó en el tercer lugar y en la provincia de Santa Elena, en el cuarto, superado por los robos, los hurtos y la intimidación.

Trece sentencias en Santa Elena

Patricia Morán, fiscal provincial de esta provincia, destacó que es importante analizar el aspecto desde un contexto jurídico normativo. Antes, la violencia psicológica la conocían los jueces de contravenciones, pero desde la vigencia del Código Orgánico Integral Penal (COIP), el 10 de agosto de 2014, pasó a ser un delito.

“Esto conllevó a visibilizar la violencia psicológica como tal. Una vez que el COIP lo normó como tipo penal fue como una avalancha de denuncias que llegó a las fiscalías a nivel nacional. Podríamos decir que estaba invisible ante la esfera social”, indicó Morán.

La funcionaria añadió que en Santa Elena se han conseguido 13 sentencias por violencia psicológica desde la vigencia del COIP. “A mi criterio, no hay un factor predominante en estos casos, pero sí varios, entre estos el machismo y la falta de conocimientos de derechos”.

Agregó que falta adoptar políticas de Estado de prevención acerca de este drama social que en su mayoría golpea a las mujeres. “La violencia de género está muy marcada por las relaciones de poder entre hombres y mujeres y salir de un círculo de violencia no es sencillo”.

Ledy Zúñiga, durante una visita a barrios donde se difunde la prevención de la violencia, enfatizó: “Las mujeres no pueden considerar  como normales los insultos, los empujones y las amenazas, pues muchos de esos casos terminaron en femicidios”. (I)