‘ICEMAN’ fue culpado de 5 crímenes de los 200 que reveló haber cometido
Sicario confeso condenado a cadena perpetua
Richard Leonard Kuklinski, sicario confeso que afirmó haber liquidado a más de 200 personas durante 38 años, fue condenado a cadena perpetua solo por 5 de sus crímenes.
Kuklinski, el segundo de 4 hermanos de una familia con raíces polacas e irlandesas, nació el 11 de abril de 1935 en Jersey City, Nueva Jersey, Estados Unidos. Su padre era Stanley, un alcohólico que los golpeaba a ellos y a su esposa, esta última llamada Anna, quien también les pegaba porque no quería que se conviertan en delincuentes.
A los 5 años, Kuklinski tuvo su primer contacto con la muerte, pues su papá mató a otro de sus hijos y la familia le mintió a la Policía diciendo que cayó por las escaleras.
Su crecimiento en ese ambiente lleno de abusos afectó su comportamiento, lo que empeoró cuando Anna lo obligó a tomar clases en una escuela de sacerdotes contra quienes descargó su ira.
Cuando tenía 13 años inició su vida criminal, pues emboscó a Charley Lane, líder de la pandilla ‘The Project Boys’, ya que lo maltrataron por largo tiempo.
Kuklinski golpeó a Lane con una pala hasta matarlo, le arrancó los dientes y le cortó los dedos con un hacha para que no pudieran identificarlo; finalmente lanzó el cuerpo a un río.
El adolescente, al principio, sintió remordimiento por el crimen, pero luego se sintió poderoso y continuó su venganza con los otros miembros de la banda, a ellos solo los golpeó y les dejó un mensaje: “Es mejor dar que recibir”.
Contratado como sicario
A mediados de 1950 ya tenía la reputación de golpeador y matón, lo que llamó la atención de una de las familias criminales de Newark, la ciudad más grande de Nueva Jersey, los DeCavalcante que lo contrataron como asesino a sueldo.
Kuklinski no dejaba de quitar vidas ni cuando estaba sin ‘trabajo’, una muestra es que en sus días libres recorría el oeste de Manhattan para atacar a los transeúntes que se parecían a su padre Stanley. Lo que nunca le gustó fue trabajar en días festivos.
Luego se asoció con los Gambino por medio del mafioso Roy DeMeo, a quien le debía mucho dinero. Antes de empezar a trabajar recibió una golpiza, después se dedicó a cometer robos y otras tareas para la familia, por ejemplo el contrabando de videos pornográficos.
Sin embargo, seguían las pruebas para Kuklinski, pues un día DeMeo salió con él en un automóvil y de la nada le dijo que mate a un transeúnte que paseaba con su perro, el empleado sin cuestionar la orden se bajó y le disparó en la cabeza al desconocido.
En adelante Kuklinski acabó con un gran número de personas sin que lo descubrieran, esto fue posible porque alternaba sus métodos homicidas y a la falta de atención policiaca.
Usaba pistola, cuchillo, explosivos, veneno, fundas de plástico para asfixiar y hasta sus puños. El cianuro era su veneno preferido porque mataba rápido y era difícil de detectar en los exámenes de toxicología, lo administraba en inyecciones, en la comida o en aerosol.
Desaparecía los cuerpos
Para desaparecer los cuerpos los metía en barriles con aceite, enterraba y los trituraba en un depósito de chatarra; aunque en ocasiones simplemente los dejaba sentados en las bancas de los parques.
Pero en muchos de los casos disimuló el tiempo de muerte de sus víctimas, lo hizo congelando sus cuerpos en refrigeradoras industriales, por eso en el bajo mundo Kuklinski se ganó el apodo ‘Iceman’.
Esa mala fama no le impidió conseguir una esposa y se casó con Barbara Pedrici, con quien tuvo 3 hijos: dos mujeres y un varón. Sorprendentemente ni su familia ni sus vecinos supieron a qué se dedicaba realmente, pues creían que era un exitoso hombre de negocios.
En 1980, Kuklinski creó su propio grupo delincuencial y se involucró en la venta de estupefacientes, pornografía, tráfico de armas, lavado de dinero, secuestro y el asesinato por encargo. Pese a su experiencia cometió errores y las fuerzas del orden empezaron a sospechar de él.
Captura y condena
Un día Kuklinski no hizo bien su trabajo y fue descubierto. No descongeló bien un cuerpo que luego abandonó y un médico forense descubrió astillas de hielo en el corazón de la víctima, eso alertó a los investigadores que ataron cabos. Los agentes asociaron ese crimen con los de otras personas envenenadas con cianuro, estranguladas, acribilladas, golpeadas, etc.
La investigación estuvo a cargo del detective Pat Kane y el agente encubierto Dominick Polifrone, quienes confirmaron que Kuklinski era contratado para cometer asesinatos. Durante el arresto fueron necesarios varios oficiales para poder derribarlo, pues medía 1,96 centímetros y pesaba cerca de 140 kg.
Lamentablemente, su esposa también fue detenida por posesión de armas, pues uno de los autos que encontró la Policía estaba registrado con su nombre.
La Policía nunca descubrió el número exacto de víctimas, pero él mismo dijo que mató a más de 200 personas (entre 1948 y 1986).
En 1988 la Corte de Nueva Jersey condenó a Richard por 5 homicidios, la pena fue de varias cadenas perpetuas, pero estableció que podría salir en libertad condicional cuando cumpliera los 110 años, sin embargo esto quedó descartado en 2003, cuando recibió otra sentencia de 30 años por el asesinato de un detective de Nueva York.
En la prisión a Kuklinski lo visitaron abogados, siquiatras, criminólogos, reporteros y hasta escritores. El hombre confesó que en muchas ocasiones secuestró a sus víctimas y las dejó abandonadas en una cueva atadas de pies y manos, donde murieron, también dijo que filmaba su accionar para tener pruebas que mostrar a sus clientes.
El 5 de marzo de 2006 Kuklinski falleció en el centro médico de St. Francis, en Trenton, muchos sospecharon que su muerte fue provocada, pues tenía que testificar en contra del líder de uno de sus clientes mafiosos. La teoría quedó descartada luego de que el médico forense Michael Baden realizó una autopsia para determinar la verdadera causa del fallecimiento, el resultado reveló que Kuklinski murió por causas naturales.