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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Rodríguez: “Todos debemos recordar que el poder no es eterno y tiene límites”

Felipe Rodríguez, abogado defensor de Fernando Balda, Ph.D en Derecho Penal, Máster en Derecho Penal y en Argumentación Jurídica, autor de publicaciones y docente.
Felipe Rodríguez, abogado defensor de Fernando Balda, Ph.D en Derecho Penal, Máster en Derecho Penal y en Argumentación Jurídica, autor de publicaciones y docente.
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Felipe Rodríguez es un joven profesional del Derecho con Ph.D en Derecho Penal y dos masterados internacionales. Pero, además, es el abogado defensor de Fernando Balda, quien fue secuestrado en una operación de la ex-Secretaría Nacional de Inteligencia (Senain), por orden del expresidente Rafael Correa.

Eso confirmó la resolución de la jueza Daniella Camacho, el pasado martes. Rodríguez hizo un alto en su trabajo de 16 horas diarias y conversó sobre este caso.

¿Qué enseñanza le deja el caso del secuestro de Balda?

Se hizo justicia. A veces nos deja un poco de mal sabor porque Correa está llamado a juicio, pero no se lo podrá juzgar porque está prófugo. En el delito de plagio no cabe el enjuiciamiento en ausencia. Todos debemos recordar que el poder no es eterno y que hay límites. Los políticos y autoridades deben respetar los derechos humanos porque de lo contrario todo les puede explotar en la cara. Veo a los amigos de José Serrano, exministro del Interior y expresidente de la Asamblea, que era gente muy poderosa y hoy está en la calle. Un ser humano, con o sin poder, es siempre un ser humano. Necesitan poner los pies sobre la tierra. Después de estos casos me da un asco tan grande la política.

Correa insiste en decir que es un perseguido político.

No lo es. Él destruyó a muchas personas. Debe regresar y dar la cara por lo que hizo. Tiene una psicopatía porque para él todo está bien y nosotros estamos locos. Miente, pero no de manera consciente. También dice que lo atacan porque no le pueden ganar en las urnas. Yo le respondo, no soy candidato, te traigo a mi cancha y gáname aquí, si eres inocente. Pero resulta que no lo es.

¿Podemos pensar que la impunidad se acabó?

No se acabó. La corrupción existirá siempre, pero lucharé contra ella hasta que me lata el corazón. A veces no solo es por el mal de una persona, sino por la idiosincrasia. Por ejemplo, un juez civil me contó: “Tengo un caso de daño moral. A y B se enfrentan, B tiene la razón y A debe pagarle 200.000 dólares por ello”. Según él, “no es justo que se acabe el mes y yo gane 4.000 dólares y mi cliente se lleve miles de dólares. Lo justo es que él gane, pero comparta”.

¿Cómo rompemos eso? ¿Con educación? No, la corrupción se combate con la prisión y hay que dar ejemplo.

¿Cómo vio la defensa de Caupolicán Ochoa?

Él ha sido un caballero. Conozco su casa en Cuenca e incluso hemos trabajado en algunos casos juntos. No hubiera querido ser el abogado de Correa en este caso. Tenemos tantas evidencias apabullantes contra el expresidente que no hubiera sido fácil salir de esto. Ochoa intentó defender la forma y no el fondo, trató de buscar la nulidad del proceso porque sabía que se hundía, pero eso se le cayó y cuando habló del fondo fue arrastrado por la evidencias.

Balda presentará una nueva denuncia contra el exmandatario por presunto peculado.

Sí, demostramos con los documentos de la Senain que Correa y sus compinches utilizaron recursos públicos para el secuestro. Eso es peculado y está clarísimo. La Fiscalía tiene que investigar.

¿Qué opciones tiene Correa?

Entregarse y pasar unos 16 años preso o estar prófugo de por vida, si se lo enjuicia por peculado.

¿Cómo fue su trabajo y el de su equipo en el caso Balda?

He trabajado intensamente en este caso desde 2014. El equipo está conformado por Jairo Lalaleo; Eduardo León; y las asistentes Gabriela Maldonado y María Emilia Fiallo. Hemos dedicado muchas horas a la defensa de Balda. Por ejemplo, le dedicamos tres horas diarias durante los últimos tres meses para preparar la audiencia de la acusación particular.

Su intervención en la audiencia fue de siete horas. ¿Cómo se puede hablar tanto?

No uso ninguna ayuda memoria, juego con el expediente, lo abro, veo el número de foja y me acuerdo de lo que dice. En este caso hice eso con 104 cuerpos, cada uno de 100 hojas. Por ello me demoré tanto, expediente por expediente. Es parte de la memoria.  

Usted no le cobra a Balda. ¿De qué vive?

No le he cobrado un centavo. Balda me debe $ 594 por copias, no hay forma de cobrarle aún. No me paga porque no tiene. No importa, le ponemos a cambio. Somos también abogados de Galo Lara, el último político que defenderemos en los próximos tres años. A Lara no le cobramos las copias, por ejemplo. Y muchos casos han sido gratis.

¿Cuántos casos maneja?

Tenemos 215 casos activos, más grandes que los de Balda; ese es uno de los más pequeños. Pero cobramos por el resto y gracias a ello hacemos gratis los casos políticos. También tengo otra razón, me sentiría pésimo decir que “le metí preso a Correa por $ 100.000”. Feo. ¿Hago patria por dinero? No, esos casos no se deben cobrar, incluso por imagen y tranquilidad. El día de mañana mis hijos me dirán: “¡Oye, gran triunfo histórico, te hiciste millonario con eso!”. No. Es gratis.

Usted también defendió a los exasesores de la exlegisladora de Alianza PAIS (AP), Norma Vallejo.

Sí, ahí cobré algo simbólico por el trabajo: $ 250 a cada uno de ellos, que fue para gastos. El resto de casos mueve a esta oficina. Mientras preparamos la información de Balda, antes de que explote todo, ganamos el caso de Mauro Terán, exasesor del alcalde Mauricio Rodas. Esa defensa fue de mucho esfuerzo, pero lo liberamos de la cárcel. Esta tarea es difícil porque tienes miles de historias en la cabeza. Tienes que saber mucho y tener un gran equipo de trabajo como el nuestro. El Derecho Penal es como ser “cirujano”.

Defender a Balda le ha dado mucha visibilidad y se ha convertido en un líder de opinión. ¿Le gusta?

La visibilidad es buena y mala. Aquí viene la historia interesante: el caso Balda nos ha bajado el 67% de los ingresos en este estudio jurídico. ¿Por qué? Ante el caso político no te llama el empresario importante, sino la gente humilde.

Muchos no saben la diferencia entre el Derecho Penal y Civil. Una señora de Lago Agrio me llamó y me dijo: “Señor, tengo un juicio de alimentos y mi marido no quiere darme la plata. Si usted le ganó al Mashi puede meter preso al papá de mis hijos”. La gente dice que las propuestas van a lloverme. Así es, pero no son de mi especialidad.

Le quedan sus clientes ricos.

Muchos se han ido; las multinacionales te ven en pelea contra Correa y dicen que algún día podría volver. Otro argumento: no quieren que les nombren a ellos porque defiendo a una petrolera. Seguiré en mi trabajo en casos sociales, pero también estoy cansado y ha sido desgastante. Me desfogo todas las mañanas con el boxeo, por eso tengo lastimados los nudillos de mis manos. Mis compañeros me advierten: “Sabes que tienes más clientes, gente que paga y ¡tú sigues en Balda, Balda y Balda!”. A mí me ha ido muy bien como abogado, no me puedo quejar. Muchos entran a mi oficina y dicen “¡Uyy, este lava activos. Tienen que ver mi cartera de clientes. Facturo el 100% de mis ingresos”.

¿Usted es hijo de Jorge Rodríguez Torres, que ha luchado toda su vida contra la corrupción?

Aprendí las malas noches de mi madre. Cuando mi padre fue de Control Cívico de la Corrupción, del gobierno de Alarcón, la pasamos mal por las presiones políticas. Nos amenazaban todo el tiempo, teníamos miedo. Después mi papá fue a la Comisión Anticorrupción y empieza el infierno. Apenas denuncia el caso Manduriacu, en 24 horas le cerraron su oficina y perdió su dinero. Le quitaron su licencia de asegurador y se quedó sin nada, solo con la casa. A mi hermana le cerraron el bar. Fue tanta la persecución que hasta me borraron del Consejo de la Judicatura y no pude defender a mi propio padre. (I)

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