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Ecuador, 21 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Pastor evangélico es detenido por alterar el orden público

Viste sotana y lleva un crucifijo en la mano. Pero no se trata de un sacerdote católico, sino de Eduardo Mora, pastor evangélico que ha mostrado en varias ocasiones su rechazo a la idolatría en la que incurre la Iglesia Católica (según palabras de Mora) y contra la homosexualidad.

El líder evangélico se presenta de esta forma para liderar una nueva marcha contra la idolatría. Ya encabezó manifestaciones parecidas, el pasado 29 de marzo, durante la procesión de Cristo del Consuelo, y el último 5 de abril, cuando caminó junto a 200 personas hasta la iglesia San Francisco y causó problemas afuera del templo.

Esta nueva manifestación, según él, pacífica, se encamina por el Malecón. Empieza en la avenida Olmedo y se dirige hacia la 9 de Octubre. Durante el recorrido, Mora incita a sus seguidores a reclamar contra la idolatría. En el camino hay varios profesantes de la fe católica que muestran desagrado con lo hecho por este grupo de evangélicos.

Una persona le tira una botella con agua, a Mora, pero esta no le impacta. El pastor sigue su marcha, no se inmuta pese a que a su alrededor hay decenas que reclaman su actuar. Sus adeptos gritan en coro “no a la idolatría, no a la idolatría, no a la idolatría”, mientras reciben el desprecio de muchos de los presentes.

Realizan una corta parada afuera del Municipio de Guayaquil, lanzan gritos anti-idólatras y continúan con su recorrido. Miembros de la Policía intentan frenar el caminar del grupo, pero su esfuerzo parece vano, ya que la multitud sigue.

El calor porteño se hace sentir especialmente en los manifestantes, quienes visten de terno, la mayoría de los hombres, y de faldas largas o vestidos hasta los tobillos, en el caso de las mujeres.

El ambiente se torna conflictivo, hay personas que ayudan a la Policía y se dan de manotones con los protestantes. También hay evangélicos que no se muestran a favor de Mora. “Por favor, no hagan esto, que Jesús no lo hubiera hecho, ya dejen de ensuciar el nombre de Cristo”, reclama una joven entre sollozos.

Los miembros del orden logran controlar la situación, tras recibir golpes y hasta mordiscones por parte de los marchistas, y detienen al pastor Mora por alterar el orden público. Sobre el religioso pesa una denuncia por odio, la misma que fue puesta por la Fiscalía días atrás.

La entidad basa su acusación contra Mora en el artículo 212.4 del Código Penal, que establece prisión de seis meses a tres años para la persona que: “incitare al odio, al desprecio, o a cualquier forma de violencia moral o física contra una o más personas en razón del color de su piel, su raza, sexo, religión, origen nacional o étnico, orientación sexual o identidad sexual, edad, estado civil o discapacidad”.

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