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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Más hombres deciden no callar frente al maltrato

Era la noche del sábado 16 de octubre de 2010 cuando en el domicilio de la familia Arias Mora, ubicado en el sector conocido como Pancho Jácome, se registraba una fuerte discusión entre esposos que incluso llegó a los golpes.

Aunque parecía ser uno más de los miles de casos de agresión física contra mujeres que ocurren en Guayaquil, la situación en esta ocasión era todo lo contrario, debido a que  la persona agredida tenía el nombre de José Medardo Arias Montoya (esposo y padre de familia en ese hogar). “Días después de la pelea me di cuenta de que mi hermano había sido agredido con un objeto contundente porque presentaba un golpe en el lado derecho de la cara y tenía el ojo lleno de sangre”, narró en su versión Freddy Arias, familiar cercano del afectado. 

Todo ocurrió cuando José indagó a su pareja sobre  por qué había llegado tarde a su casa después de visitar a su mamá. “Para más de conversar con tu madre te demoras tanto, o te tendió bien la cama para que te revolcaras con otro hombre”, reclamó  el esposo.

26-06-11-judicial-testimonios-y-evidencias-del-maltrato-reposan-en-las-denunciasEso fue suficiente para que -según el agredido- su ex cónyuge lo atacara.  “Ella siempre ha sido agresiva y me ha golpeado... hasta con un cuchillo me amenazó (en una ocasión) y todo esto delante de mis hijas de 6 y 7 años de edad”.

A nivel nacional, en las 35 comisarías de la Mujer y la Familia, similares hechos han sido denunciados en 2011 (de enero a junio). 

De las 34.558 denuncias de violencia intrafamiliar presentadas en ese período, 29.800 corresponden a mujeres y 4.779 a hombres. “Es obvio que en esas cifras hay un margen de error... me refiero a que en el caso de los varones la cantidad debe ser mayor debido a que  muchos se abstienen de poner una denuncia”, enfatiza Diego Falconí,  subsecretario de Garantías Democráticas del Ministerio del Interior, entidad que tienen a cargo la Dirección de  Género.     

No obstante, señala, la tendencia general de casos va en aumento porque en los últimos años hubo una mayor conciencia de la ciudadanía al momento de decidir si presentaba la denuncia. 

Así lo demuestran las estadísticas registradas entre el  2009 y 2010. En el primer año 9.011 hombres denunciaron algún tipo de violencia física o psicológica, mientras que la cifra el año siguiente llegó a 10.487.

Falconí aclara que aunque la incidencia de actos de violencia doméstica es mayor  en las mujeres, existe un significativo número de hombres que decide no callar.    

Similar opinión tiene  Diana Cueva Limones, fiscal de la Unidad de Delitos Sexuales y Violencia Intrafamiliar, quien reveló que actualmente hay casos de hombres maltratados que han llegado -por la gravedad de la agresión- a instrucción fiscal. “Hay un proceso en el que la esposa  quemaba  con la plancha a su conviviente y lo golpeaba”, detalla.

En el mundo indígena, según Pedro Chango, fiscal encargado de conocer los conflictos de los miembros de esas  comunidades en Guayas,  no hay  mucha diferencia. “Aquí, en la justicia indígena,  he tratado de dar solución a los casos. Lo que se ha hecho es invitar a las partes y sus familiares para  que sean los parientes los encargados de estar pendientes del bien de la pareja”.

No obstante hay hechos en los que la misma familia de la mujer participa en el abuso. Eso se evidenció el 13 de marzo pasado cuando el indígena Manuel Tambo fue golpeado por su suegra con un zapato debido a que antes había tenido una discusión con su esposa. “Me ocasionó varios golpes en algunas partes del cuero cabelludo y me destrozó la camisa”, detalló el afectado tras revelar que no era la primera vez que ella intentaba agredirlo.

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