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Ecuador, 28 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Maltrato infantil suele terminar con muerte

Apenas tenía 20 horas de nacido, cuando su madre lo asfixió usando una almohada. Horas más tarde, Diana Michelle Calvopiña Sandoval, de 20 años, contaba a las autoridades que su embarazo -no deseado- terminó en una maternidad forzada que no pretendía asumir, por lo que cuando tuvo al bebé en sus brazos para alimentarlo, no lo pensó dos veces, solo actuó.

El pasado 16 de enero, aún con la ropa del pequeño en una maleta, Diana fue trasladada hasta la sala de flagrancias para la audiencia por el presunto delito de parricidio.

En otro caso registrado el 25 de noviembre de 2011, Cristopher C., de 11 meses, murió cuando era atendido por personal de la Cruz Roja. Sus padres llegaron en busca de ayuda y aseguraron que el menor se había caído de la cama.

Sin embargo, el informe de autopsia reveló que el pequeño murió por una hemorragia cerebral a causa de una fractura en el cráneo. Trauma que, según el médico legista, posiblemente fue provocado al lanzar al menor contra una pared, el piso o una superficie fuerte.

Su madre, una joven de 19 años, y su conviviente, de 24 años, fueron detenidos  y acusados, por las autoridades, como responsables de la muerte del bebé,  luego de que se realizara una evaluación post mórtem al cuerpo del pequeño Cristopher, quien falleció 3 días antes de que cumpliera un año de vida.

El informe detalló que el pequeño fue víctima de constantes vejaciones, pues tenía lesiones y cicatrices. Durante el juicio se comprobó que la madre y su conviviente maquillaron las heridas en el cuerpo del bebé para que no se  notaran. La madre afirmó, frente a los jueces, que golpeaba, constantemente, a su hijo. “Él lloraba mucho”, refirió.

En abril de 2012, la pareja fue declarada culpable de asesinato y sentenciada a 24 años de reclusión.

Para el psicólogo Francisco Guevara, los antecedentes familiares de los padres influyen en el comportamiento. “Si ellos fueron maltratados reproducirán esos actos con sus hijos, considerándolos psicológicamente como una conducta normal encasillada dentro del término educar”, explicó.

Todos los actos de maltrato siempre dejan secuelas, sin embargo no pueden ser inmediatas y visibles. Las consecuencias del maltrato, señaló, pueden evidenciarse a corto o largo plazo, ya sea de manera física, psicológica o en su desarrollo.

En febrero de 2012, tres niños fueron envenenados por su padre. Los menores se salvaron porque uno de ellos avisó a una vecina lo que ocurría en la casa, sus hermanas vomitaban y su padre estaba desmayado en el cuarto. La mujer llevó a los niños a tiempo al hospital.

Carlos C., de 28 años, vivía solo con sus cuatro hijos, inexplicablemente, una tarde cuando regresó de su trabajo, compró veneno para ratas y lo mezcló con la comida. Los cuatro ingirieron el raticida.

Luego de que saliera del hospital, Carlos C. permaneció con custodia policial.  Siete meses después, un tribunal penal lo declaró culpable de intento de parricidio y fue sentenciado a 10 años de reclusión. Carlos C. indicó que tomó la decisión de morir, junto con los pequeños, porque fue abandonado por su esposa y madre de los niños.   

Los menores quedaron al cuidado de una tía, sin embargo permanecen con ayuda psicológica, pues los tres  sufren pesadillas por las noches y les cuesta relacionarse con otros niños.

Luis Rodríguez, terapeuta familiar, explicó que el vínculo que existe entre las parejas son los hijos, por lo que en casos extremos si una relación se acaba, ellas asociarán  a los hijos con su anterior pareja y tratarán de romper esa  unión sentimental a través del maltrato.

Tanto hombres como mujeres  suelen culpar a los niños de todo lo que sucede  en su entorno. En algunos casos consideran a sus hijos un limitante que les impide reanudar o mantener relaciones con otra pareja, manifestó.

Guevara señaló que es difícil identificar si un niño es víctima de violencia y maltrato antes de los 4 años, pues recién a esa edad comienza a tener conductas sociales.

Sin embargo, indicó que si el menor aún no habla, hay pistas  para detectar el posible maltrato, por ejemplo si el bebé de repente no quiere seguir a una persona, si llora cuando la ve, si tiene pesadillas en las noches, si deja de comer o presenta hematomas.

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