“Quito aún tiene problemas comunes como los robos, pero sí se han reducido los asesinatos”,  sostiene Daniel Pontón, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y analista en temas de seguridad.

El catedrático señala que las autoridades también deben  combatir otros delitos como los ‘sacapintas’ -que operan en las entidades bancarias- o el ‘secuestro exprés’ que con frecuencia se comete contra usuarios de taxis.  Considera que esa no es delincuencia común sino de bandas más organizadas.   

Pontón indica que en América Latina no existe una ciudad 100% segura, por lo que la prioridad de la Policía debería ser la erradicación de estas  actividades ilícitas porque afectan el turismo. 

Sobre las pandillas, manifiesta que Quito no tiene un problema como tal, como en ocasiones se ha mencionado: “Quizás las personas confunden a gente joven reunida en las calles con pandillas, pero en ocasiones se trata de tribus urbanas  como quienes gustan del rock”.

Entre las soluciones y propuestas para la erradicación de los índices delictivos manifiesta que las estrategias dependerán del delito. Por ejemplo -menciona- son importantes los operativos policiales en ‘cachinerías’ porque almacenan artículos robados como los teléfonos celulares.  

También sugiere que toda acción preventiva esté acompañada de un trabajo con los jóvenes para evitar que sean víctimas de  asociaciones delictivas o del consumo de drogas.   

Otro punto a considerar, anota, es la geografía del delito para identificar los lugares y los momentos en los que se registra la mayor cantidad de actos delincuenciales. “Muchas veces las autoridades las conocen, por ejemplo, en el Parque La Carolina es riesgoso transitar a determinadas horas”. En ese sentido,  la estrategia apuntaría a establecer más patrullajes en esos lugares.  

La organización barrial también es una táctica para enfrentar la inseguridad, puesto que tieneobjetivos comunes con la Policía, observa Pontón.  “Lo que más contribuye es la denuncia porque las autoridades pueden atender mejor el tema y les ayuda a la comprensión de la temática a nivel territorial. Y para que ese trabajo sea efectivo la ciudadanía debe saber para qué se organiza, a dónde deben apuntar sus esfuerzos, así como establecer parámetros de rendición de cuentas de las autoridades”.

Por ello el catedrático concluye que la organización en los barrios debe ejecutarse para  mejorar la comprensión de la problemática a nivel territorial y con ello la confianza en la Policía.