La llamada de "Guacho" a un coronel ecuatoriano está bajo indagación
“Kathy cierre la puerta”. Esta frase da inicio al diálogo telefónico que mantuvo un coronel de la Policía de San Lorenzo con Walter Arízala, alias “Guacho”, cabecilla del Frente Oliver Sinisterra y responsable de nueve asesinatos, atentados y secuestros en el norte de Esmeraldas.
La llamada ocurrió el domingo 25 de febrero a las 14:49. El teléfono que usaba “Guacho” estaba intervenido por la Policía desde noviembre de 2017, cuando atentó contra una patrulla policial en el caserío El Pan. Ya para ese entonces rondaba por Otavalo en busca de armas y rutas para sacar su droga.
Desde ese momento, todas las llamadas que hacía “Guacho” de ese número eran grabadas e informadas a las autoridades que rastreaban sus pasos. Su voz ha sido cotejada con videos para confirmar que era él quien hablaba.
El diálogo con el coronel dura más de cuatro minutos y, en resumen, ellos hablan de llegar a un acuerdo para apaciguar los ataques de la narcoguerrilla en Esmeraldas.
Antes de esa fecha, el 27 de enero, “Guacho” hizo estallar un coche bomba en el destacamento policial de San Lorenzo. Fue el primer ataque de esta magnitud que se registraba en Ecuador.
El cabecilla del frente buscó contactos con los policías de San Lorenzo, a quienes ofrecía una negociación. Lo hizo desde enero con un mayor, a quien envió mensajes de WhatsApp, luego conversó telefónicamente con él y por último con el coronel.
En el diálogo “Guacho” da 48 horas de cese el fuego hasta ver qué gestiones realizaba el coronel con los generales. Advertía que de lo contrario llegaría la violencia a Ecuador.
Finalmente, “Guacho” acentuó la escala bélica. Puso una bomba en Borbón, mató a cuatro militares con una trampa explosiva en Mataje, raptó y ejecutó al equipo periodístico de diario El Comercio, Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra; y secuestró y asesinó a Óscar Villacís y Katty Velasco.
Las familias de las víctimas exigen una respuesta sobre estos diálogos.
Yadira Aguagallo, pareja de Paúl Rivas, dijo que no fueron comunicados de estas conversaciones. No lo hicieron ni en los comités de crisis que participaron luego del plagio, a pesar de que las amenazas de “Guacho” se cumplían.
Los entonces jefes policiales de Esmeraldas tampoco supieron. Romel Tapia y Edwin Cando declararon a la Fiscalía que no conocieron que hubo contactos con “Guacho” antes del bombazo en el cuartel de San Lorenzo.
La charla telefónica con el coronel siguió hasta pactar una fecha para acordar una reunión para negociar.
- Bueno hablamos el martes otra vez, decía “Guacho”.
- Ya listo “Guacho”, entonces por favor estamos, hemos llegado ahorita en este convenio que te mantengas al margen de hacer alguna situación. Y ya el martes espero tenerte buenos resultados, espero tu llamada, sí.
- Ya listo voy a comunicarme con todos los muchachos que tengo ahí, en su país, para que dejen la acción militar hasta el martes.
El martes 27 de febrero la Policía no respondió. “Guacho” envió mensajes de WhatsApp al mayor. “Buenas tardes los señores, hablan con “Guacho”, esperaba saber qué pasó, hemos hecho un compromiso y no han salido con nada”, escribió.
Los primeros días de marzo, los oficiales acantonados en San Lorenzo pidieron activar un comité de crisis e informaron al entonces comandante de la Policía, Ramiro Mantilla, y al jefe de la Unidad de Lucha contra el Crimen Organizado (ULCO).
El 16 de marzo empezaron los ataques. El martes último tres trabajadores de la Fiscalía de Colombia fueron asesinados y un campesino fue herido cerca de Mataje. Este viernes 13 de julio termina el plazo de la indagación en su contra por terrorismo.
La estructura del frente ha sido golpeada con arrestos de Ecuador y Colombia. Pero “Guacho” sigue libre, aunque las autoridades colombianas aseguran que está cercado.
Hace poco estuvieron a punto de capturarlo, pero escapó. Sin embargo, la fuerza pública se hizo con su computadora y demás documentos que ayudarán en la investigación.
El miércoles las Fuerzas Armadas informaron sobre el ingreso de un hombre herido (se desconoce las circunstancias) a Mataje, procedente de Colombia. (I)