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Ecuador, 22 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Víctima de femicidio en Guayaquil ayudaba a otras madres

 El sospechoso fue llevado en ambulancia desde Monte Sinaí hasta el hospital del Guasmo, en el sur de Guayaquil.
El sospechoso fue llevado en ambulancia desde Monte Sinaí hasta el hospital del Guasmo, en el sur de Guayaquil.
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Carolina B. orientó a mujeres agredidas y a familiares de víctimas de femicidio; aprendió del círculo de la violencia y cómo salir de este. Sin embargo, como una mala jugada de la vida fue asesinada por Jimmy M., su exconviviente.

El crimen ocurrió en la sala comedor de una pequeña casa color azul, en un polvoriento cerro del bloque 7 de la cooperativa Bastión Popular, en el noroeste de Guayaquil.

Eran las 07:00 del martes cuando los vecinos escucharon un solo grito de la mujer, quien tenía 25 años y vivía con los dos hijos que procreó con Jimmy M.

Isabel Barén, una vecina, comentó que los moradores ingresaron a la casa y encontraron a la mujer agonizando y a su victimario intentando quitarse la vida con un cuchillo. “Ahí estaba la niña de dos años temblando asustada; yo la saqué y la senté en una silla hasta que llegara la Policía”.

Carolina B. ya estaba sin vida, tenía siete heridas de arma blanca: tres en tórax y cuatro en el brazo izquierdo. Así lo confirmó Christian Rengifo, jefe del departamento de Criminalística de la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón).

El oficial indicó que el sospechoso, a quien se le dieron los primeros auxilios, en cambio tenía heridas en el abdomen y fue trasladado inconsciente al hospital del Guasmo, sur de Guayaquil.

William Ron, jefe del Distrito Nueva Prosperina, manifestó que Jimmy M. habría llegado en una moto hasta la casa de Carolina B., luego hubo una discusión y el hombre le quitó la vida.

“Hace siete meses ya no vivían juntos. No hay señales de que las seguridades hayan sido forzadas”, precisó.

Delia Rivera, vecina y amiga de la víctima, comentó que el hombre regularmente iba a la casa a visitar a sus hijos y que por eso Carolina B. lo dejaba entrar.

Rivera contó que su vecina iba desde adolescente al Centro Ecuatoriano para Promoción y Acción de la Mujer (Cepam) y allí fue capacitada para convertirse en orientadora para que ayudara a víctimas de violencia.

“Ella era maltratada hace años. Dijo que había aprendido mucho y que no podía soportar que la maltrataran, por eso se separó. Era una mujer muy fuerte, pero también reservada, no daba detalles de lo que pasaba”. (I)  

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