Ariel Ibarra caminaba curioso por la cubierta de la lancha Isla Isabela del Comando de Guardacostas (Coguar).

El alumno del colegio República de Filipinas estaba con otros ocho compañeros, pero era el que más cuestionaba a Kléber Guerra, oficial de ingenieros.

Él les explicó las características del navío con capacidad para 32 personas (seis oficiales y 26 tripulantes), el mismo que puede alcanzar 28 nudos de velocidad.

En la popa Ariel le preguntó ¿por qué había una rampa? y el uniformado detalló que por ahí bajan en menos de 20 segundos las lanchas rápidas cuando requieren perseguir a sospechosos.

“Estos dos botes son para interceptarlos. El más rápido alcanza los 44 nudos (100 km por hora) y la otra, 30 nudos (70 km)”.

El recorrido de los chicos fue solo por el exterior de Isla Isabela, que ayer acoderó en el muelle del Yacht Club, en el Malecón 2000. Ahí se realizó una casa abierta por los 39 años del Coguar.

En la proa el adolescente preguntó por cinco cilindros blancos y se sorprendió al escuchar que eran balsas salvavidas con provisiones para sobrevivir tres días en el mar.

Estas se abren cuando tocan el agua y cada una tiene capacidad para 16 personas.

También vieron un cañón de combate contra incendios. El agua puede llegar hasta a 40 metros de distancia. Para sus emergencias tienen otro sistema. La presión también puede utilizarse en una situación hostil.

También vieron un cañón bélico con un alcance de 700 metros. “Esta no es una embarcación de guerra, sino para salvaguardar la vida en el mar y combatir actividades ilícitas como el narcotráfico o la pesca ilegal”, explicó Guerra.

Rubén Saca, de la gerencia comercial de Astinave EP, recordó que la nave fue construida durante un año en Ecuador y entregada en 2017. “Este año le toca el mantenimiento básico y periódico para que se mantenga operativa”.

Isla Isabela tiene una lancha gemela denominada San Cristóbal. En ambas se invirtieron $ 34 millones, según Giuliana Cruz, comunicadora de la entidad. (I)