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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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General inspector Tannya Varela Coronel, directora de Personal de la Policía Nacional

“Tenemos que fomentar la cultura de seguridad”

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La general inspector Tannya Varela Coronel está convencida de que Dios no solo la llevó a una de las profesiones más apasionantes, sino también la ayudó a forjar el camino con el que llegó a convertirse en una de las primeras generales en el país.

El 20 de junio de este año, en una ceremonia, la ministra del Interior, María Paula Romo, destacó el ascenso de Varela por ser la segunda mujer en alcanzar el grado de general inspector, luego de María Fernanda Tamayo, quien obtuvo esa promoción en 2018.

La oficial reconoció que no ha sido un camino fácil, pero llegó lejos por méritos propios. Ella dialogó con EL TELÉGRAFO en su oficina.

¿La Policía Nacional tiene contemplados nuevos reclutamientos?

Efectivamente. Según la Dirección Nacional de Educación, hasta mediados de agosto habrá un nuevo llamamiento. Para oficiales serán 200 (170 varones y 30 mujeres) y 1.800 para policías (1.500 varones y 300 mujeres). Se hacen los análisis para generar las convocatorias. Además de incrementar el número de uniformados, tenemos que fomentar la cultura de seguridad en los ciudadanos.

¿Está previsto un incremento de cupos de mujeres? 

Eso va acorde con las necesidades que requiere la institución para incrementar el cupo. Por el momento, la mujer cumple un rol importante dentro de la Policía. Hemos ingresado en grupos especiales como el Grupo de Operaciones Especiales (GOE), Aeropolicial. Hay comandantes pilotos. Tenemos una institución inclusiva.

¿De general inspector puede avanzar a otro grado o no?

Después de general inspector, el último rango en la institución es el de general superior. Este grado solo lo ostenta el comandante general. Una vez que ha sido designado como comandante general asciende a general superior y puede estar un año más, según lo que establece la ley.

Usted y la general Tamayo son las únicas mujeres que alcanzaron este grado... Son pioneras.

Somos 6.937 mujeres en la institución. De ellas ostentamos el grado general inspector dos mujeres. Esto no solo representa un sacrificio para nosotras sino para nuestra familia. Al final es lo que amamos, una vocación dentro de una proyección de vida.

¿Usted aspira a Comandante General Superior?

Todo es posible en la vida. Lo importante es construir la carrera, todo lo que uno se propone. Tenemos que seguir trabajando al igual que nuestros compañeros porque todos tenemos las mismas oportunidades.

Dicen que ser general es labor de hombres ¿Qué les responde? 

Ser general es un reconocimiento a una carrera construida con trabajo, con acciones positivas dentro de casi 35 años de carrera policial. Lo hemos conseguido no por ser mujeres, sino porque lo merecemos.

¿Cuál ha sido la frase más hiriente que ha tenido que escuchar de un hombre?

Alguna vez escuché: “Este operativo no puede estar al mando de mujeres”. Creo que la mejor demostración es haber comandado la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón), un territorio conflictivo. Demostré que pude sacarlo adelante.

¿Es cierto que un anuncio del periódico la llevó a la Policía?

Vengo de una familia muy tradicional y conservadora, de Ibarra. Mi padre fue profesor y mi mamá, ama de casa. Mi padre quería que fuera economista. Pero un anuncio que llamaba a las mujeres a la Policía cambió mi destino. Ser policía es ser más humanista.

¿Cuáles son los operativos más peligrosos en los que ha participado?

Me llamaron la atención los operativos en la “Bahía de la droga”. Encontrar a cientos de personas en estado de “zombis” y ver a niños en deplorables condiciones. Eso me impactó. Pero fue interesante recuperar el nombre del sector que es la 10 de Agosto. Tuve experiencias muy sensibles que acarreó el seguimiento de muchos casos. Todavía tengo contacto con jóvenes rehabilitados.

¿Ha liderado operativos en los que se afecta la integridad física  de la mujer? 

He vivido muchos casos. Recuerdo que trabajé con la familia de una mujer que fue asesinada en Nobol. Su caso estuvo a punto de no llegar a una sentencia, la apoyamos y se consiguió la condena. Es mi pasión trabajar para obtener una acción justa por parte de la justicia. Quiero que se sepa que somos mujeres valiosas. (I)  

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