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El Telégrafo
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El cerebro del carro, entre los accesorios más robados

Espejos, plumas limpiaparabrisas, tapacubos y antenas    dejaron   de ser los artículos  preferidos  por  los delincuentes que se dedican a robar accesorios de vehículos.   Según las estadísticas del Observatorio de Seguridad Ciudadana de Guayaquil, la sustracción de los cerebros electrónicos (Electronic Control Module - ECM, por sus siglas en inglés)  de los carros es el segundo delito más  cometido por los    “accesoristas”.

Las cifras señalan que durante el primer semestre de 2011, el robo de  cerebros se ubicó en el 33,48% (8,48% más que el registrado en el mismo período del año anterior). El primer lugar lo ocupa el hurto de  las radios  con el 61,09% (en el año 2010 se dio en un  61,11%) y el de llantas con un 5,43% (de enero a junio de 2010 se reportó un 13,58%).

Vanesa Orrala,  llena de rabia por ser una víctima más de este tipo de delitos, relata que   hace aproximadamente un año   robaron el cerebro de su automóvil Chevrolet Corsa Sedan año 1999. El hecho sucedió mientras el auto estaba estacionado frente a la casa de una amiga, en la ciudadela Bolivariana, norte de Guayaquil. “Aproveché que viajé a los Estados Unidos y lo  compré allá,  me salía más barato que en la concesionaria.

Lo que quería,  era   no comprarles a los mismos ladrones”, explica.  Rafael Márquez, de la Brigada de Automotores de la Policía Judicial del Guayas (PJ-G), reconoce que todas las marcas de carros son apetecidas para cometer estos ilícitos, pero   especialmente la Chevrolet, por   el número de unidades es mayor y esos componentes son ensamblados en el país.

Esta situación conlleva a que sea  más fácil la venta, especialmente en el mercado ilegal  en el que  se los comercializa de 200 a 1.500 dólares, según  tipo de automotor.

Es así que en  varios establecimientos de venta de accesorios y repuestos para carros, ubicados en diversas zonas de Guayaquil (como a lo largo de las   calles Ayacucho,  Los Ríos, entre otras)  se consiguen  de manera clandestina las  también llamadas computadoras de marca Chevrolet modelos Optra, Corsa Evolution, Zafira, Vivant y  D-Max.

Un  ciudadano, cuya identidad  no reveló, confirma esta situación al relatar que contactó a cuatro  sujetos   en la intersección de las calles Los Ríos y Clemente Ballén. “Me pidieron 350 dólares por el cerebro del carro marca Daewo Lanos  2002, pero me lo dejaron en 280 luego de regatear.

Al solicitar el servicio   tuve que pagar 40 dólares más para la instalación”, relata Juan (nombre protegido), quien señala   que prefirió acudir a ese sector  debido a los altos precios que tienen  los locales  autorizados. “En la concesionaria me hubiera costado  hasta 1.400 dólares ese accesorio”, acota.

Juan Francisco Gallo, coordinador de Marketing en una concesionaria de Chevrolet en Guayaquil, explica que los seguros y dispositivos de rastreo satelital, proporcionados por las empresas dentro de la garantía de rigor, han contribuido significativamente a reducir este tipo de robos, por lo que se registra  3 casos al año. No obstante, señala que   la mayoría de perjudicados está en Quito.

Andrés López, del Departamento de Control de Calidad, comenta que  los hampones, seguramente con la modalidad de bajo pedido, ya no solo  roban los cerebros, sino también los sensores MAF, que son conectores, ubicados en diferentes elementos del automotor y cuyo precio fluctúa entre los 250 y 300 dólares.

Marco Guzmán, jefe de Talleres de una concesionaria de Toyota, indica que hasta el año 2008 se registraron robos de cerebros en los modelos de esta marca. Actualmente, la empresa ofrece un dispositivo de seguridad adicional a la que instala la fábrica en Japón, que impide remover el cerebro de su lugar.

Ese kit, cuyo precio es de 60 dólares,  comprende una serie de pernos y tornillos especiales, que solo pueden ser retirados con herramientas que  solo venden en las concesionarias Toyota.

En tanto, otras marcas como Volkswagen, Citroën y Fiat garantizan a sus compradores la imposibilidad de que los cerebros de sus autos sean sustraídos, pues cada uno cuenta con sistemas exclusivos de seguridad que evita que haya menos  robos.

Los vehículos marca Volkswagen, por ejemplo, tienen inmovilizadores, mientras que los cerebros de Citroën no pueden ser robados ni por equivocación, afirma Humberto Soto, asesor de ventas de una concesionaria, “porque los ladrones saben que no funcionará en otro vehículo”, expresa.

Soto relata que entre los años 2007 y 2008, el  aumento de robo de los  cerebros electrónicos de los vehículos motivó a la red de concesionarias, como la General Motors (GM) y  Toyota,  a disminuir el precio de estos aparatos y a reponerlos de forma gratuita, respectivamente, mediante una campaña, que incluso se  publicitó en los medios de comunicación.

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