Punto de vista
“El arte descubre su capacidad emancipadora”
El puño levantado es el inicio de un movimiento. El arte levanta el puño, el acto artístico alcanza una dimensión política, el arte descubre su capacidad emancipadora. Hacer arte es parte de la transformación. El capitalismo ha reducido el arte a especulación del mercado, a hacer objetos decorativos sin contenido intelectual, sin aportación humanística, impulsa un arte adormecido, aséptico y pasivo, un arte complaciente y fácil de vender. Estigmatiza la propaganda, la ridiculiza y sobre todo estetiza, patrocina activismo de galería con protestas facilonas de gusto elitista: señala el consumismo para no ver la explotación. Edulcora problemas serios para llevarlos a los terrenos de la obviedad: la marginación femenina se representa en cajitas de limpiadores de maquillaje y la cosificación sexual con un letrero de luz neón y una frase melodramática. Este mercado especulativo no quiere obras que de verdad impliquen al poder, no quiere obras que reflejen la Historia ni que denuncien lo que durante décadas ha manipulado, es un arte sin memoria.
En esta disyuntiva, (Pável) Égüez decide pintar y además pintar con entrega, con dedicación, lleva a la certeza de que esas obras no son para él ni son él, son para un público inmenso que tal vez no sepa quién es el artista, pero esa es su entrega. Ha logrado un lenguaje contundente, autoral, que nos conmueve y nos involucra, y tiene cuidado técnico. Podría dedicarse a pintar otra cosa porque tiene la capacidad para hacerlo, pero decide que debe dejar una obra que marque al público, que imponga una reflexión en quien la mira.
Es tal la contaminación que ha surgido en el arte contemporáneo que una consigna política valida obras sin calidad artística, sin compromiso real; Égüez se enfrenta a esa banalidad con su trayectoria en el arte diciendo lo que ve, dando forma a nuestra propia desesperación y a su compromiso con los Derechos Humanos. Hacer arte con una identidad propia, al margen de estas modas, es una declaración de principios, es lo que decidió Égüez, que se empecinó en crear su propia pintura, inventar su color, adentrarse en lo esencial de nuestra América y de la vulnerabilidad de los más desprotegidos.