El “arte” de dormir a las víctimas no da tregua
Es sábado por la noche y en el bar “El Descanso”, situado en las calles Primero de Mayo y Tungurahua, las cervezas marcan la tónica del ambiente mientras un partido de fútbol es transmitido por un canal local.
Todo transcurre con normalidad hasta que en una de las mesas dos atractivas señoritas llaman la atención de tres jóvenes.
Una mirada coqueta de una de las féminas bastó para romper el hielo entre ambos grupos. “Estábamos tomando unas cervezas y viendo el partido de Barcelona, entonces las chicas nos miraron y (luego) se nos acercaron”, relata uno de los jóvenes a quien llamaremos Mario para proteger su identidad.
El coqueteo continuó mientras las botellas de cerveza iban y venían. Nada hacía sospechar algo raro en relación de las intenciones de las chicas, hasta que uno de los meseros del lugar mencionó algo que le llamó la atención a Mario.
“Cuando fui al baño me dijo que tenga cuidado porque esas manes son ‘dulce sueños’”, recuerda. Pese a la advertencia, el encuentro no se disolvió: “Seguimos tomando, pero yo tenía mucho cuidado, solo tomaba de mi jarro”.
Tomar esa precaución no fue suficiente para Mario debido a que después de salir a bailar con una de las chicas perdió la noción. “Desde ese momento no me acuerdo de nada más, no sé nada más”, recalca. Igual pasó con sus otros amigos que también quedaron a merced de sus “acompañantes”.
Cifra de casos
Un informe del Observatoriode Seguridad Ciudadana de Guayaquil (OSCG) revela que solo en lo que va de este año 202 casos de este tipo se han registrado a manos de organizaciones delictivas dedicada a drogar a sus víctimas para luego despojarlas de sus pertenencias.
Mientras que durante el año pasado el número de hechos llegó a 256 en la ciudad.
Algunos actos de este tipo quedan en la impunidad debido a que los delincuentes logran escapar tras cometido el hecho y otros porque no se presentan denuncias.
Eso no ocurrió en el caso de Mario, ya que una llamada a la central de auxilio de la Policía Nacional permitió ubicar a los supuestos miembros de la organización delictiva mientras trasladaban a los tres jóvenes en un taxi color amarillo por la ciudadela La Garzota.
“Se logró interceptar el automotor en la parte posterior de la Empresa Eléctrica y al realizar un registro se encontró en poder de la ciudadana Nieto Salazar Liliana Mariuxi una navaja y dos tijeras pequeñas de metal”, señala el oficial que procedió a la detención de los sospechosos.
Tras la intervención policial, las tres víctimas fueron llevadas hasta al Hospital Luis Vernaza.
Una vez realizado el correspondiente chequeo médico, el doctor Cristian Medina diagnosticó que los jóvenes sufrían una intoxicación por una sustancia desconocida.
Bandas operan más en la calle
La vía pública es el lugar que los delincuentes escogen de preferencia para “pescar” a sus víctimas, según el OSCG. El informe detalla que de los 458 hechos reportados entre el 2011 y 2012 (ver gráfico), 158 se reportaron en la calle.
Uno de esos casos es el de F.H.T.P., quien el 20 de diciembre del 2010, aproximadamente a las 22:30, fue abordado por tres personas desconocidas.
Una de ellas era una mujer de unos 40 años de edad, de cabello lacio, largo, de tez canela. La otra señora, de contextura gruesa, de piel clara, cabello mediano y de unos treinta años.
Junto a ellas estaba un hombre afroecuatoriano con frenillos en los dientes de contextura gruesa.
Sin esperarlo, lograron entablar una conversación con él. Fue cuestión de segundos para que la víctima no recuerde nada después de ese encuentro.
Una hora después F.H.T.P. fue encontrado inconsciente y sucio a la altura del Fuerte Militar Huancavilca. Tenía golpes en su rostro y estaba ensangrentado; los delincuentes le robaron sus tres celulares y su tarjeta de débito.