Punto de vista
Ecuador, el nuevo modelo de seguridad ciudadana y Unasur
El Gobierno del presidente Rafael Correa, y con mayor precisión el Ministerio del Interior y la Policía Nacional vienen cosechando sucesivos éxitos en la lucha por la seguridad ciudadana. Las cifras nos colocan entre los 4 países más seguros de América Latina y a Quito como una de las 3 capitales más seguras de América del Sur.
Esto no se ha desarrollado por voluntarismo ni con la improvisación de medidas represivas en manos de vigilantes municipales. Es el resultado de un proceso de construcción que pasa por el equipamiento científico, estratégico y táctico de la Policía; el reconocimiento de la necesidad de unos salarios y condiciones de vida dignas; de elevar la formación académica; y algo fundamental, la participación ciudadana organizada en todo aquello que es previsión y prevención. Esta última fase aún está en proceso de construcción y para ello el ministro José Serrano ha lanzado la Guía de Seguridad Ciudadana, Solidaridad Ciudadana (ver la página web del Ministerio).
Seguridad Ciudadana y Proyecto Nacional.
En el marco del Proyecto Nacional del Gobierno de la Revolución Ciudadana, cuyo objetivo primordial es el combate a la pobreza, la democratización del acceso a los recursos y la priorización de un Estado que invierte en servicios para las mayorías. Similares proyectos nacionales han sido puestos en marcha por varios de los gobiernos de América Latina. También, en este campo Ecuador contribuye con una propuesta innovadora que lo pone a la vanguardia. Se ha cambiado la estrategia represiva por una inclusiva. La defensa de las fronteras contra el crimen organizado, la defensa del ciudadano contra la delincuencia común, pasa en primer lugar por lo que ya se está haciendo: recuperar la Patria. El paso que sigue y está en proceso, es la inclusión del ciudadano y la ciudadana, jóvenes y adultos, a las tareas de seguridad, orientados por una policía confiable y cercana.
Los requisitos básicos:
1. El Gobierno representa el Proyecto Nacional incluyente. La población comienza a sentirse propietaria de su país. La redistribución de la riqueza es fundamental. El concepto de Patria superó a lo que es el respeto a los símbolos o la dimensión de las fronteras. Está pasando a ser población respetada y dueña de su espacio. Este concepto abre las puertas a la seguridad ciudadana y a la defensa estratégica del territorio. La soberanía se trabaja de lo pequeño a lo grande. “Mi Estado me protege y me atiende y yo protejo a mi territorio. “Por ejemplo, la lucha contra el microtráfico es también una lucha por la ocupación territorial, recuperar la soberanía sobre mi territorio y no dejarlo en manos de delincuentes que dañan a mis hijos. Este es el inicio del control social sobre el territorio y el ejercicio democrático de la seguridad ciudadana.
2. En esta estrategia los funcionarios del Ministerio del Interior (gestores, tenientes políticos, comisarios, intendentes) y la Policía Comunitaria se insertan en el barrio, conocen a su población y cumplen además el papel de vínculo entre las diversas formas de organización social, con el Estado en su conjunto, desde su menor expresión administrativa, en todo aquello que es la defensa ciudadana de sus espacios seguros. Se plantea como una opción democrática, social, participativa, donde el poder policial está claramente subordinado al estado civil. Tomás Borge cuando fue Ministro del Interior, al triunfo de la Revolución Popular Sandinista, denominó a la Policía “Los Centinelas de la Alegría del Pueblo”. Aún lo siguen siendo en Nicaragua.
3. La investigación efectiva y la prevención pasan por la labor de inteligencia y qué más información que la que viene del pueblo organizado, del ciudadano consciente. No hablo de la organización de una militancia particular. Hablo de la organización barrial, comunitaria, ciudadana en general.
4. La respuesta diferenciada por sectores de la sociedad y tipo de infracción o delito. La violencia doméstica, la violencia machista contra la mujer debe tener una respuesta específica con espacios propios y manejados con policías femeninas y organizaciones de las mujeres.
5. Los jóvenes: En Ecuador ya no se los trata con un criterio de combate a las pandillas. Todas las experiencias exitosas pasan por incorporar a los jóvenes por la inclusión social y no la persecución policial. Hay experiencias extraordinarias en Esmeraldas, en Guayaquil, en Lima, en Río de Janeiro, en Managua, en San Salvador. Dispersas no nos sirven, manejadas como políticas públicas son un éxito. El trabajo con niños y niñas. La lucha contra la trata. Cada uno debe tener una atención especial, pero con un concepto de integración a una sociedad que los respeta. En Ecuador de cada uno de estos desafíos se está haciendo una política pública.
6. El poder judicial y las cárceles merecen otro artículo. Son una piedra fundamental de la solución del problema y por ahora continúan siendo una piedra en el zapato, a pesar de los esfuerzos que se están haciendo.
7. Finalmente, la integración y cooperación que comprende Unasur nos permite evaluar y fortalecer el modelo de gestión, desarrollar una lucha integral conjunta contra el crimen organizado; y, sobre todo, que el modelo preventivo y desconcentrado del Ecuador sea un referente regional, pues las cifras en reducción de delitos así lo demuestran.
Con estos puntos de reflexión y resaltando la necesidad de combinar organización ciudadana, generación de ingresos y los instrumentos propios de la prevención que se convierte en inteligencia, los países que han levantado banderas de inclusión social, de redistribución de la riqueza, de ejercicio democrático auténtico, de soberanía, son los primeros destinados a conquistar la seguridad ciudadana elevando la calidad de las relaciones sociales de sus pueblos. También en esto Ecuador contribuye con experiencia e ideas a Unasur.