Caso: explosión de cOCHAPAMBA
Darquea: Hecho se utilizó para desviar atención
Las autoridades gubernamentales de 1985 anunciaron un supuesto complot terrorista. Esa fue una de las consecuencias de las protestas del 9 y 10 de enero, aparte de las 8 personas fallecidas, decenas de heridos y más de 300 detenidos de un total de 300 mil manifestantes.
La prensa de la época mencionó como parte de los incidentes del primer día de protesta, la muerte de 2 personas por una explosión en una vivienda en el barrio Cochapamba (en el noroccidente de Quito), donde se halló ‘material subversivo’.
Los periodistas lograron entrevistar a los vecinos, quienes explicaron que al escuchar el estallido observaron a dos personas salir de la casa Nº 448 de la calle Francisco Morales.
“Un hombre y una mujer abandonaban el sitio apresuradamente en una camioneta de color azul, cuyas placas no fueron identificadas”, dice la nota del 10 de enero de ese año de El Comercio y “...se pensó que había estallado un tanque de gas, pero advirtió que después de la explosión se percibía olor a pólvora”.
Además, la Policía confirmó a los medios haber encontrado numerosas armas, como fusiles, cartuchos, pistolas, mochilas, uniformes policiales y militares, y panfletos con la leyenda ‘Alfaro, montonero’. De igual forma, menciona que la vivienda era utilizada por elementos guerrilleros del grupo Alfaro Vive ¡Carajo!
Al día siguiente (11 de enero), la noticia de un supuesto plan terrorista a nivel nacional con respecto al accidente en Cochapamba fue anunciada por el entonces secretario general de la Administración Pública, Joffre Torbay.
Se mencionó la existencia de una lista con todos los nombres y datos de los involucrados, quienes tendrían relación con elementos extremistas internacionales. No obstante, esa lista nunca se conoció y diario El Universo habló del ‘hermetismo’ en las supuestas investigaciones de la Policía y de las Fuerzas Armadas.
Incluso el subdirector del partido Izquierda Democrática (ID), Gustavo Darquea, cuestionó la denuncia de Torbay con el fin de despistar la atención de la ciudadanía frente a los problemas reales del país.
“Cómo puede explicarse a la ciudadanía que la explosión no haya afectado a los tacos de dinamita y a los recipientes con combustible que supuestamente se encontraban en el mismo lugar”, expresó.