La hora del almuerzo en la casa de Gloria era el momento en que toda la familia se reunía, pero poco a poco el ambiente se fue tornando hostil cuando el esposo de su hija empezó a maltratar al nieto de un año y 2 meses para que coma; eso conmovió a la mujer que reclamó la actitud del yerno, pero el hombre se tornó más violento.

Levantó la voz e increpó con fuertes epítetos a la mujer, incluso le lanzó un golpe a la cara; pero ella logró esquivarlo, aunque cayó de espaldas, según denuncia presentada por la agredida en la Policía.

La familia obligó al agresor a abandonar la casa que pertenece a Gloria, y se marchó con su esposa y el niño. Pero como dejó varias pertenencias en el cuarto que ocupaba, inició una serie de llamadas amenazantes, esto motivó que la mujer pida ayuda a las autoridades porque tiene miedo del esposo de su hija, pues posee un arma que usa en su trabajo como guardia de seguridad.

El drama de Gloria está narrado en una de las 25.039 denuncias receptadas, de enero a julio de este año en el Departamento contra la Violencia Intrafamiliar de la Policía (Devif), que recibe un promedio de  5 quejas de este tipo por hora, a nivel nacional. “Algunas son más graves que otras, por eso se privilegia la atención inmediata”, explicó la sargento Miriam Millatasig, quien labora en la unidad desde 1994.

Una vez que la autoridad dicta las medidas de amparo a las víctimas, los agentes notifican personalmente  a los causantes de violencia para que ejecuten las disposiciones de los fiscales.

“Prevenimos que la violencia escale, por eso es importante que además de sacar la boleta de auxilio en la Fiscalía completen el trámite y acudan a las unidades del Devif, que están en todas las zonas del país”, indicó la teniente Vanesa Jara, oficial de la unidad.

Pese a la prevención policial en estos casos, el número de denuncias es alto en las ciudades grandes; por  ejemplo, en la Zona 8, que comprende Guayaquil, Durán y Samborondón, se registraron en el lapso de 7 meses 5.471 casos.

En la zona 9 del Distrito Metropolitano de Quito se receptaron 5.236; en la Zona 1, que corresponde a las provincias de Esmeraldas, Carchi, Imbabura y Sucumbíos; fueron 2.707; en la Zona 3, que comprende Pastaza, Tungurahua, Cotopaxi y Chimborazo, se recibieron 2.034 denuncias de violencia intrafamiliar. Del total de reportes presentados, 2.898 corresponden a hombres agredidos por sus mujeres.

Para el sicoanalista Rodrigo Tenorio persiste la actitud de violencia especialmente de los hombres que por concepciones culturales y de educación tienden a creerse dueños de la mujer e hijos, “esta actitud es muy difícil de corregir y tendría que haber un trabajo integral de la sociedad, especialmente de las entidades gubernamentales que deberían tratarlo como un problema de salud mental y educación, además los medios de comunicación deberían ayudar con la difusión de campañas de concienciación.

No solo es necesario que la ley castigue con prisión, sino que haya centros carcelarios con programas que permitan rehabilitar al agresor, así como trabajar a nivel sicológico con las personas violentas y que aprendan a manejar su condición, “es algo que siempre estará, pero se puede controlar para que no llegue a la agresión y peor a un delito”.

El COIP en el capítulo de la integridad personal tipifica los delitos de violencia contra la mujer o miembros del núcleo familiar que incluye maltratos físicos o sicológicos que de acuerdo con la gravedad, las penas van de 5 a 30 días y cuando el daño sicológico o físico es permanente, entonces llega hasta los 3 años.