Miles de jóvenes tailandeses estudian español en su país por la curiosidad que en ellos despierta el desconocido mundo hispano y a sabiendas de que es remota la posibilidad de que su porvenir dependa del idioma de Cervantes. Cada año va en aumento el número de jóvenes que se matriculan en los centros de enseñanza, tanto públicos como privados, para aprender el castellano, pese a que esta lengua, que estuvo un tiempo de moda, ha perdido terreno frente a las asiáticas, como la coreana y la japonesa. Desde hace tres años, Amelia, Jennifer, Lucía y Sandra aprenden español en la Facultad de Artes y Lenguas Extranjeras de la Universidad de Chulalongkorn, una de las de mayor prestigio y situada en el corazón de Bangkok. Al igual que el resto de estudiantes, estas cuatro jóvenes veinteañeras eligieron sus nombres hispanos al comienzo de la carrera para facilitar la labor de los profesores extranjeros y a fin de familiarizarse con la cultura latina. “Espero que el español me ayude en un futuro a conseguir un buen trabajo, ya que es el segundo idioma más hablado del mundo, además creo que España es un país muy interesante del que puedo aprender muchas cosas”,  aspira Lucía. Actualmente cinco universidades en Bangkok tienen departamentos de español, que comenzó a impartirse en el antiguo reino de Siam en 1966, seis años después de que los reyes de Tailandia, Bhumibol y Sirikit, hicieran una visita a España por invitación del dictador  Franco. En las universidades tailandesas se estudia la lengua española como asignatura optativa, pero también se incluyen la cultura y la historia de los países hispanoparlantes en la especialidad de la carrera de Artes. La enseñanza del español, declarado idioma optativo en 2005 por el Gobierno tailandés en los colegios públicos, también se da en diversos centros privados y escuelas internacionales del país.“Decidí aprender español porque me encanta la salsa, cada tarde entreno en una escuela de baile y escucho durante horas canciones con letras latinas, ¡quería saber qué estaba cantando!”, comenta Nakarin Kurphetngamkiri, estudiante de la Facultad de Artes Liberales en la Universidad de Thammasat. Sin embargo, los  profesores de español que ejercen en este país asiático se quejan de la falta de asistencia oficial para la promoción del castellano, que estudia un promedio anual de 2.000 tailandeses. “Pedimos más ayuda de las instituciones españolas, dependemos del Instituto Cervantes de Manila y ni siquiera contamos con un aula Cervantes a diferencia de países vecinos como Indonesia o Malasia”, reivindica Nungnatai Rangponsumrit, profesora de lingüística en la Universidad de Chulalongkorn. Aunque cada año aumenta el número de lectores de español en las universidades de Tailandia, todavía son insuficientes para responder a la creciente demanda de profesores nativos. Albert Bosh, catalán con seis años de experiencia como lector en Bangkok, explica que las opciones de futuro de los alumnos van encaminadas al trabajo en embajadas, turismo, y empresas latinoamericanas, pero ni la mitad de los estudiantes ejercerá  algún puesto en el que necesite el español. “Pueden permitirse su estudio gracias a la baja tasa de paro tailandesa”, agrega. Otra de las metas de estos ilusionados estudiantes es lograr una beca que les permita conocer España y mejorar sus conocimientos. Sandra, quien en tailandés responde al nombre de Tarn, cursó cuarto de secundaria en Bilbao (norte de España), donde vivió con una familia vasca de la que guarda un magnífico recuerdo. “Creo que en España se cuida más de las relaciones entre padres e hijos, ya que se preocupan mucho por las tareas de la escuela y por pasar tiempo juntos”, relata   esta joven de 23 años con una corrección gramatical que roza lo castizo. Algunos estudiantes consiguen ver cumplido su sueño de completar su formación en España, por medio de las contadas becas que ofrece la Agencia Española de Cooperación y Desarrollo (Aecid). Este año se han presentado 46 solicitudes, de las que se valorará el expediente académico y el dominio de la lengua para la elección final. El estudio del español pierde terreno ante el auge de todo lo que llega de Japón y Corea del Sur, sin embargo continúa en aumento gracias al interés por conocer y explorar todo aquello que mana de España, más allá de la que parece hoy su carta de presentación: el fútbol.