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El Telégrafo
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Policía niega que tenga estructura dedicada a ilegalidades

Los controles en las carreteras de San Lorenzo y Mataje aumentaron luego de los ataques de marzo pasado. Desde entonces se consolidó un cerco para evitar la llegada de percusores químicos o cualquier artículo para los armados.
Los controles en las carreteras de San Lorenzo y Mataje aumentaron luego de los ataques de marzo pasado. Desde entonces se consolidó un cerco para evitar la llegada de percusores químicos o cualquier artículo para los armados.
Foto: John Guevara / El Telégrafo
10 de julio de 2018 - 20:37 - Redacción Política

Washington es un testigo protegido de la Fiscalía colombiana que conoce santo y seña del Frente Oliver Sinisterra. Su nombre es reservado por la entidad, a la que le entregó datos reveladores sobre la narcoguerrilla que causa zozobra en la frontera colombo-ecuatoriana.

Su testimonio, al que accedió este diario, cuenta que esta narcoguerrilla se inició en una reunión de los capos de la droga de Tumaco (Colombia). A mediados de  2017, Jeferson Chávez Toro, conocido como “Cachi”, y su padre “Don Omar” contrataron a “Guacho” por su experiencia en el manejo de las milicias de las FARC.  

Él fue jefe financiero y experto en explosivos  del grupo insurgente, antes de que firmara la paz con el presidente colombiano, Juan Manuel Santos. Pero “Guacho” escogió el camino de la violencia.

El grupo delictivo pronto necesitó armamento para operar. El investigador colombiano le pregunta: ¿de dónde es el origen de las armas que tiene actualmente el Frente Oliver Sinisterra?

Y él responde que “compran a la Policía ecuatoriana”. Además, testificó que los cargamentos de armas se entregaban en Puerto Rico (Colombia) y en El Pan, pequeña población ecuatoriana en la ribera de la frontera binacional.

Los pagos presuntamente los hacían directamente “Guacho” y “Cachi”. En el testimonio no se identifica a los contactos ecuatorianos.

Policía reacciona

Frente a ello la Policía Nacional afirma en un comunicado: “Descartamos categóricamente que exista una estructura al interior de la Policía Nacional de Ecuador dedicada a actividades ilícitas”.

La institución recuerda que durante 80 años de vida la sociedad ha evidenciado su trabajo. Además que tiene sistemas de control que han detectado y judicializado actos de corrupción. Agrega que uno de los objetivos del crimen organizado es debilitar las instituciones del Estado y minar la confianza de la entidad.

Por ello pide a las entidades judiciales que realicen una investigación y ofrece su colaboración para detectar un eventual caso aislado.

Evaluación interna

La Policía Nacional emprendió hace dos meses un proceso de evaluación a los policías que trabajaron los últimos dos años en la frontera colombiana, especialmente en Esmeraldas, la provincia que sufrió el mayor ataque de alias “Guacho”.

El comandante general de la institución, Nelson Villegas, sostuvo que actualmente se cumplen las pruebas de confianza a los uniformados, quienes deben pasar por un polígrafo (detector de mentiras) para superar el examen.

El Frente Oliver Sinisterra tomó San Lorenzo y otras poblaciones del límite internacional como sus principales despensas. Allí se abastecían de víveres, materiales de ferretería, ropa, entre otros artículos que les permitan vivir en la selva.

Washington detalló que la narcoguerrilla adquirió radios motorola T400 para comunicación a pequeñas distancias y motorola EP-350 para extensas distancias.  

En la búsqueda de expandir sus acciones, la narcoguerrilla reclutó jóvenes ecuatorianos y colombianos. A todos les pagaban 3 millones de pesos colombianos, un poco más de $ 1.000. Ellos son entrenados en campamentos ocultos en la frontera colombiana y deben permanecer entre dos y tres meses.

Luego de ese tiempo a los ecuatorianos les permiten regresar a sus hogares, mientras que los colombianos pueden ir a las poblaciones de donde son oriundos. Ellos no pueden viajar a los otros municipios del vecino del norte para evitar que sean atrapados por las otras bandas que están en Tumaco.

El río Mataje, que separa Ecuador y Colombia, es la principal vía en la zona de influencia del Frente Oliver Sinisterra. Sus afluentes son usados, dijo el informante, como rutas para sacar la droga y que se movilicen los milicianos.

Los hombres de “Guacho” se encuentran principalmente en las poblaciones colombianas Candelillas, La Vuelta, Brisas de Mataje, Puerto Rico, Mata de Plátano, Mongui y Vallenato. Mientras que en Ecuador, según el testimonio, se encuentran en Mataje, la población donde secuestraron a los periodistas de diario El Comercio, Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra.

Washington dijo al investigador de la Fiscalía que no conocía nada de los secuestros perpetrados por alias “Guacho” y su narcoguerrilla.

No obstante, cuando le presentaron el video en el cual los periodistas aparecen encadenados, el informante aseguró que reconoció esa casa que está ubicada en la vereda de Las Delicias, cerca de uno de los campamentos usados por “Guacho”.   

La justicia colombiana envió este testimonio y otros a la Fiscalía de Ecuador que investiga los atentados. (I)

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