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La “Bestia” le pedía perdón al Todopoderoso tras cada asesinato

La “Bestia” le pedía perdón al Todopoderoso tras cada asesinato
06 de septiembre de 2013 - 00:00

El temor a Dios le hacía pedir perdón por sus macabros actos, pero su instinto perverso lo hizo asesinar a 140 niños en Colombia y Ecuador en la década de 1990.

La lucha entre el bien y el mal, lo celestial y lo demoniaco es algo que siempre ha existido. Es una competencia feroz en la que no existe tregua, según los creyentes.

Esa pelea es la que tenía el colombiano Luis Alfredo Garavito, homicida confeso que cumple  una pena de 40 años, la cual, debido a mostrar un comportamiento ejemplar, se redujo a 14. En principio, la justicia colombiana le dio 1.853 años de cárcel, pero luego su pena fue rebajada.

ASESINOS, CUANDO MATAR
SE CONVIRTIÓ EN PLACER

Un asesino en serie es alguien que quita la vida a tres o más personas y cuya motivación se basa en la satisfacción psicológica que obtiene con el acto cometido.
Estos criminales responden a una serie de impulsos psicológicos, especialmente por ansias de poder
y compulsión sexual.
Garavito, considerado uno de los asesinos en serie más despiadados de la historia, basaba su frialdad al momento de cometer las muertes y su arrepentimiento posterior en un pasaje bíblico.

“Como decía el apóstol San Pablo en Romanos (una carta), capítulo 7, versículo 15: ‘Porque lo que hago no lo entiendo, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago’. Aparezco como un ser diabólico, despiadado y malvado, pero eso no es así, soy un ser humano que sufrí terriblemente y sigo sufriendo”, manifestó en su confesión durante el juicio.

Para este criminal, su justificación es el pecado que mora en él (algo que se menciona en el mismo libro de Romanos). Lo que pasa por alto la “Bestia” es la transformación de vida que se promulga en la misma Biblia que él utiliza para explicar su comportamiento depravado.

Su instinto criminal, dijo, se debe a los maltratos recibidos de niño. Indicó haber sido violado por un familiar cercano, aunque eso no ha sido demostrado. Además, sufría de impotencia sexual con las mujeres, quienes se le burlaban.

De violador a asesino

Debido a su problema sexual, Garavito desvió su mirada a los menores. En 1980, mientras trabajaba en un supermercado de Quimbaya (Colombia), saciaba sus  instintos con niños, de entre 6 y 16 años. Los violaba, pero los dejaba vivos.

Así ultrajó a menores en diversos puntos de Colombia, pero no fue sino hasta 1992, cuando vivía en Jamundí, que cometió el primero de sus 140 asesinatos imputados (aunque se cree que son 192).

Fue sentenciado
por matar a 140 niños, pero según
las autoridades la
cifra es mayor
Aquella vez Garavito estaba libando y vio a un niño, al cual convenció de que lo acompañara a un parque, donde sometió al menor y lo violó. Cegado por la borrachera, el violador se convirtió también en asesino. Había descubierto nuevas sensaciones.

Por las noches, Garavito lloraba amargamente por sus crímenes, pedía perdón a Dios y leía la Biblia. Cantaba himnos y en ocasiones se autoflagelaba, pero por las mañanas sentía un impulso violador y unas ganas irrefrenables de matar.

El hombre siguió asesinando niños y niñas, a quienes llevaba a lugares apartados con promesas de regalarles dinero y caramelos. Garavito cumplía su cometido, asesinaba y luego la bestia que tenía dentro se calmaba. Era como darle de comer a un león hambriento.

Garavito estudia y colabora con los guías en todo aspecto. Su excarcelación en dos años es probablePara matar empleaba crueles torturas, por lo cual tardaba horas en consumar su depravado crimen. Cuando tenía dominada a la víctima, procedía a violarla. Manoseaba a los adolescentes, los golpeaba, les saltaba encima y les quemaba con una vela. Les mordía las tetillas. A veces destripaba los cadáveres.

Cuando empezó a ser buscado en su país decidió mudarse a la ciudad ecuatoriana de Santo Domingo, en donde cometió dos asesinatos confirmados, aunque se le imputan dos más. Cuando la Policía ecuatoriana comenzó a rastrearlo regresó a su país y fue detenido en 1999, cuando pretendía atacar a un niño en la localidad de Villavicencio.  

Condena

Ese año, Garavito fue sentenciado a 1.853 años de prisión por 140 asesinatos cometidos  entre 1992 y 1999 en 11 departamentos de Colombia y en la ciudad ecuatoriana de Santo Domingo.

Posteriormente la justicia colombiana fijó la condena del psicópata en 40 años. Pero debido a su buena conducta, la pena tuvo una nueva rebaja a 24 años.

Gilma Jiménez (fallecida en junio pasado), exsenadora del vecino país, expresó en 2012 que la última rebaja de pena de Garavito fue injustificable.

La defensora de los derechos de los menores de edad explicó que el criminal cumpliría las 3/5 partes de su condena de 24 años en las próximas semanas, por lo que saldrá en libertad. Hasta el momento, el Gobierno colombiano no ha brindado información alguna sobre la situación actual de Garavito y de la fecha de su excarcelación.

Trato especial

Desde que entró a prisión, la “Bestia” ha tratado de suicidarse en varias ocasiones. Además, está aislado para evitar que lo maten. Debido a su carácter de potencial víctima, ha sido cambiado de prisión en varias oportunidades.

Con el pasar de los años, su tendencia suicida ha variado: ahora se siente agradecido con la vida que tiene y muestra un comportamiento ejemplar. Debido a esto tiene un trato especial en su actual cárcel, el penal de máxima seguridad de Valledupar, en el norte de Colombia.

Uno de sus privilegios es que puede hablar hasta 4 horas diarias por teléfono, cuando el resto de los reos solo puede hacer llamadas de hasta 20 minutos.

Una de las pocas visitas que recibe es la de una mujer, evangélica. Es ella quien le habla de la palabra de Dios a Garavito y quien confía en que el hombre se ha regenerado. Él ha declarado estar arrepentido.

ECUADOR SOLICITA QUE EL CRIMINAL SEA EXTRADITADO

En julio de 1998, un año antes de su encarcelación, Luis Alfredo Garavito vivió en Ecuador, en la ciudad de Santo Domingo.

En el país, el criminal colombiano asesinó a dos menores de edad (12 y 16 años) y fue hallado culpable (juicio en ausencia), pero nunca pagó su pena.

Años atrás, el Gobierno pidió la extradición de Garavito para que sea juzgado en territorio ecuatoriano por estos crímenes, pero en Colombia ya había sido dictada la pena de 40 años de prisión por la muerte de 140 menores.

En mayo de 2012, el Gobierno colombiano negó la extradición de la “Bestia” debido a que ya estaba pagando su condena por los delitos imputados en Ecuador.

Un sector de la población colombiana pide que Garavito sea extraditado a nuestro país en los próximos meses, cuando se cumpla su condena, para que así no quede en libertad, sino que siga en prisión. En Ecuador se le impuso una pena de 22 años de cárcel por los dos asesinatos cometidos.

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