Los niños juegan a la guerra y las niñas a la cocinita. Los niños no lloran y si lloran son “mujercitas”. Las mujeres son de la casa y los hombres de la calle. Entre más novias, más hombre eres. Son estereotipos que perpetúan la violencia de género.

En Ecuador, 65 de cada 100 mujeres experimentaron por lo menos un hecho de violencia a lo largo de su vida, según una encuesta nacional realizada por el Instituto de Estadísticas y Censos (INEC).

La violencia se aprende desde el vientre materno y durante el desarrollo, explicó Annabelle Arévalo, psicóloga clínica y gestora de servicios integrales de violencia basada en género del Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam). “Es importante que desde niños entiendan que deben mantener relaciones armónicas y respetar los derechos humanos. Los roles de género tradicionales y los estereotipos suscitan violencia”, dijo.

Para Arévalo un estereotipo que debería cambiar es que en las escuelas las niñas usen falda y los hombres pantalones. “Influye porque determina la manera de ser femenina en función de la cultura machista”, señaló, al puntualizar que etiquetan a las niñas como débiles por llevar falda; deben valorarlas por lo que son y no por cómo visten.

Está segura de que reconstruir los patrones permitirá mayor igualdad en deberes, derechos y oportunidades para hombres y mujeres.

Según la especialista, es imprescindible que en las escuelas exista una asignatura que trate la temática de género y que esta se refiera al respeto, igualdad y derechos humanos; sin enfocarse en la orientación sexual.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres coincide en que la prevención debe comenzar en las primeras etapas de la vida, mediante la educación.

Catherine Chalá, subsecretaria de Derechos Humanos, indicó que el Ministerio de Educación tiene un proyecto para luchar contra esta realidad. “Conocer acerca de la violencia nos permite identificarla y no verla como natural”.

La agresiones empiezan con “bromas” o indirectas casi imperceptibles, pero así inicia un círculo de violencia que la mujer no suele percibir.

Isabel Bermeo, subsecretaria para la innovación educativa y el buen vivir del Ministerio de Educación, manifestó que para prevenir la violencia en los planteles se realizan proyectos con docentes, padres y estudiantes. “La violencia en los establecimientos no se oculta, se denuncia y trabajamos en prevenirla”, destacó.

Señaló que con los alumnos se actúa en el “recorrido participativo para la prevención de la violencia” que posibilita diálogos en temas de derecho, roles de género, rutas y protocolos de actuación, violencia sexual, proyectos de vida, etc. Este año además se trabajará en el tema de violencia en el noviazgo.

Con la estrategia “Educando en familia”, señaló que se ha llegado a más de un millón de hogares. “Se capacita sobre la comunicación entre padres e hijos, para que se conozcan los factores de riesgo”.

Además los docentes son preparados para detectar, acompañar y actuar frente a situaciones de violencia. Para esto existe un protocolo de atención, no solo para violencia de género, sino sexual, entre pares, consumo de drogas y otras problemáticas, dijo.

Asimismo indicó que no hay una materia específica que aborde estos temas, pero “el currículum evoluciona y las demandas de la sociedad también, así que probablemente luego será una materia”.
 
Roles de género

La Encuesta Nacional sobre Relaciones Familiares y Violencia de Género contra las Mujeres evidencia lo que consideran las féminas respecto a los roles.

Las mujeres indígenas en su mayoría respondieron más apegadas a los estereotipos. Al consultarles si ¿el hombre debe ser el principal responsable de todos los gastos de la familia? un 70% contestó que sí.

En cuanto a si ¿las mujeres deben tener relaciones sexuales con su esposo o pareja cuando él quiera? Un 31,7% respondió sí.
Si ¿cree que los hombres deben tener mejores puestos de trabajo que las mujeres?, un 28,5% aseguró que sí.

En la pregunta si ¿las mujeres deben actuar y vestirse recatadamente para no provocar a los hombres? Hubo un cambio y las afrodescendientes respondieron más que sí, un 64,3%.

“Siendo un país intercultural y Estado multicultural debemos reconocer y trabajar con pueblos y nacionalidades para que puedan continuar con sus costumbres y tradiciones, siempre y cuando estas no vulneren derechos. Debemos ir cambiando patrones culturales”, manifestó Chalá. (I)