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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

“Usted puede transmitir saberes, pero no deseos”

Ahí está la oferta, siete cybers de la ciudad ofrecen el servicio de investigaciones. Pagando se puede obtener un trabajo. El hecho nos trae a otra problemática. ¿Qué es o debería ser la investigación dentro de las universidades?

Antonio Aguirre es psicoanalista, profesor universitario y Director de prácticas de los estudiantes de Psicología en el hospital de Solca. Con él conversamos sobre esta pregunta y otras relacionadas a la investigación y el desinterés que muestran quienes deciden pagar a otros para así ahorrarse un trabajo.

¿Cuál sería su primera lectura sobre este hecho?

La investigación se ha vuelto una marca distintiva y prioritaria de la universidad, como si fuera una tarea indispensable o la garantía de que se es una universidad.

La investigación debería ser un trabajo continuo. ¿Qué se ha entendido por investigación? No estoy haciendo la típica crítica, las cosas se van rectificando en el camino, asumiendo las consecuencias de una orientación bien intencionada, pero apresurada.

¿La universidad debería entonces formar investigadores?

Vamos a otro término, la investigación científica, porque la ciencia se considera otro fundamento del quehacer universitario. A mí me parece que la universidad está un poco mal sustentada en torno a esto. Sigue siendo el lugar donde hay formación de profesionales, pero no todo profesional puede ser investigador. La investigación es una vocación, no una experticia. No se puede enseñar a investigar como se enseña a andar en bicicleta o a leer o escribir. La investigación por mandato es sencilla, los que hacen esto no son investigadores sino ayudantes de investigación.

¿Para Ud., qué debería ser una investigación, entonces, dentro de la universidad?

Eso que Ud. ha visto y que cuestiona en el reportaje es la investigación real dentro de la universidad, una recopilacion textual del saber. Lo que vamos a ver es que dentro de ese modo de investigar se busca un saber “sabido”, que suena incluso a astucia. Dentro de ese parámetro, efectivamente, eso es una investigación. Se les  da un tema, con una pregunta y se los manda a investigar. Como la universidad es un ejercicio del saber, entonces se lo mandan a buscar, ahora con la posibilidad de que se lo recocine alguien más; y lo que traen como producto es el saber. Lo que importa es el producto final. ¿Interesa acaso  cómo se hace o que esté ahí el trabajo?

¿A su criterio, se podría enseñar a los estudiantes, a  grandes rasgos, a investigar para fines pragmáticos y directos en la universidad?

Yo soy director de prácticas clínicas, una actvidad que se hace día a día. Nos reunimos, hablamos de algo, hacen un trabajo y hablamos de eso. No puedo decir: háganlo y nos vemos la próxima semana, sino que el proceso de ir a investigar (entre comillas) qué pasa con alguien, es de por sí  una investigación clínica, que quizá es muy poca cosa para quien la realiza, pero que es una investigación que concierne  a un sujeto, sobre algo que le aqueja o molesta y es muy distinta a otras investigaciones.

Esta elaboración del saber es algo en lo que el sujeto del saber participa activamente. Tenemos los informes que son el producto de la investigación, aunque no tengan el 1.1 (índice esquematizado ), o disposiciones protocolarias de segunda importancia.

¿Por qué  cree que estos detalles no son tan importantes?

Por haber exagerado la importancia de eso y no el espíritu científico del que tanto se habla y no se aplica es que tenemos ahora estos refritos hechos al apuro, presentados como investigación.
Los estudiantes están asumiendo un papel al pagar para que les hagan una investigación. ¿Qué dice sobre ello?

Creen que no es relevante para su formación profesional. Son astutos, creen que en un trabajo no van a tener que investigar sino resolver problemas específicos y concretos. No estoy hablando de todos, porque sí hay algunos que hacen investigaciones.

¿Qué  políticas deberían aplicar las universidades para fomentar la investigación real y no la copia?

Usted puede transmitir saberes, pero no puede transmitir el deseo. Lo mejor que la universidad podría hacer es preguntarse ¿quién quiere investigar? y darles los espacios. Debería ser algo voluntario. Lo que sí se puede hacer por obligación es que la gente estudie. El término investigación se ha banalizado, por eso tenemos  efectos banales..

¿No será que los profesores con buena voluntad proponen estos temas para que los estudiantes se acerquen a ciertos saberes?

Hay algo que se articula entre el texto escrito y la exposición oral. Eso habría que ajustarlo. No quisiera ser el promotor de un sistema de evaluación, pero en la práctica hay un continuo hablar de lo que se está haciendo. Si alguien va a leer algo y va a tener que hablarlo de forma constante, investigar, escribir, discutir y exponer es esencial. Pero la discusión es muy difícil de suscitar.

¿Por qué?

Existe un espiritu de “hoy por ti, mañana por mí”. Los estudiantes se escuchan con mucha benevolencia y las tonterías que  uno dice las dejan pasar. Le queda al profesor estar atento, porque el resto está mirando el teléfono celular o haciendo otra cosa. Pero siempre habrá gente interesada.

¿Pero, son una minoría entonces?

Siempre los asuntos realmente interesantes e importantes son cosas de minorías. El otro día le oía a alguien decir, citando a Velasco Ibarra, que el pueblo es inteligente. Como Ud. sabe, Velasco fue elegido cinco veces, de las cuales cuatro fue tumbado. ¿Será eso un signo de inteligencia? Eso sin querer mencionar que fue un populista de derecha ahora citado como referente de la izquierda.

¿No cree que estas investigaciones fragmentadas responden a que cada vez se leen menos textos completos en la universidad y se estudia con copias de capítulos?

Eso tiene que ver con la proliferación de publicaciones. Si solamente tuviéramos a los presocráticos, a San Agustín y dos más, probablemente todos los habrían leído. Pero ahora hay un mundo de cosas y me imagino que todo el mundo tendrá la sencilla idea de que puede recurrir a resúmenes. El saber no importa, el número de citas y la bibliografía más extensa son las que valen.

¿No cree que pueden buscarse otros registros y formas de abordar el saber para los jóvenes aparentemente no interesados en nada?

No niego que sea una opción, de hecho hay que jugar esa carta. Eso se llama el grupo Bion, una técnica de experiencia en grupos. Conseguir una buena cantidad de jóvenes sin mucho qué hacer. Se les pregunta qué quieren hacer. Dan sus propuestas y se va fijando nuevos plazos para lo que se incumpla.  Es duro, pero es un modo de hacer responsable a la gente. Se va trabajando hasta que algo sale.

¿No será que el desinterés es discursivo, lingüistico? ¿Quizás no entienden ciertos textos porque no les gusta leer o el metalenguaje no es algo que manejen, tan acostumbrados a los códigos de la televisión?

La lectura declina en relación al ascenso de la televisión. Antes se era lector y analfabeto. Ahora se es lector y televidente. ¿Antes por qué la gente no leía? Porque no les habían enseñado. Ahora ya saben, pero son televidentes. Entonces, el problema no es enseñar a leer. Hay que trabajar mucho, siempre vamos a tener gente que no lee. Una cosa es que hay que hacer el esfuerzo de educar, pero no hay que plantearse como meta que todos seamos unos ávidos conocedores.

Ahí está la oferta, siete cybers de la ciudad ofrecen el servicio de investigaciones. Pagando se puede obtener un trabajo. El hecho nos trae a otra problemática. ¿Qué es o debería ser la investigación dentro de las universidades?
Antonio Aguirre es psicoanalista, profesor universitario y Director de prácticas de los estudiantes de Psicología en el hospital de Solca. Con él conversamos sobre esta pregunta y otras relacionadas a la investigación y el desinterés que muestran quienes deciden pagar a otros para así ahorrarse un trabajo.
 ¿Cuál sería su primera lectura sobre este hecho?
La investigación se ha vuelto una marca distintiva y prioritaria de la universidad, como si fuera una tarea indispensable o la garantía de que se es una universidad.
La investigación debería ser un trabajo continuo. ¿Qué se ha entendido por investigación? No estoy haciendo la típica crítica, las cosas se van rectificando en el camino, asumiendo las consecuencias de una orientación bien intencionada, pero apresurada.
¿La universidad debería entonces formar investigadores?
Vamos a otro término, la investigación científica, porque la ciencia se considera otro fundamento del quehacer universitario. A mí me parece que la universidad está un poco mal sustentada en torno a esto. Sigue siendo el lugar donde hay formación de profesionales, pero no todo profesional puede ser investigador. La investigación es una vocación, no una experticia. No se puede enseñar a investigar como se enseña a andar en bicicleta o a leer o escribir. La investigación por mandato es sencilla, los que hacen esto no son investigadores sino ayudantes de investigación.
¿Para Ud., qué debería ser una investigación, entonces, dentro de la universidad?
Eso que Ud. ha visto y que cuestiona en el reportaje es la investigación real dentro de la universidad, una recopilacion textual del saber. Lo que vamos a ver es que dentro de ese modo de investigar se busca un saber “sabido”, que suena incluso a astucia. Dentro de ese parámetro, efectivamente, eso es una investigación. Se les  da un tema, con una pregunta y se los manda a investigar. Como la universidad es un ejercicio del saber, entonces se lo mandan a buscar, ahora con la posibilidad de que se lo recocine alguien más; y lo que traen como producto es el saber. Lo que importa es el producto final. ¿Interesa acaso  cómo se hace o que esté ahí el trabajo?
¿A su criterio, se podría enseñar a los estudiantes, a  grandes rasgos, a investigar para fines pragmáticos y directos en la universidad?
Yo soy director de prácticas clínicas, una actvidad que se hace día a día. Nos reunimos, hablamos de algo, hacen un trabajo y hablamos de eso. No puedo decir: háganlo y nos vemos la próxima semana, sino que el proceso de ir a investigar (entre comillas) qué pasa con alguien, es de por sí  una investigación clínica, que quizá es muy poca cosa para quien la realiza, pero que es una investigación que concierne  a un sujeto, sobre algo que le aqueja o molesta y es muy distinta a otras investigaciones.
Esta elaboración del saber es algo en lo que el sujeto del saber participa activamente. Tenemos los informes que son el producto de la investigación, aunque no tengan el 1.1 (índice esquematizado ), o disposiciones protocolarias de segunda importancia.
¿Por qué  cree que estos detalles no son tan importantes?
Por haber exagerado la importancia de eso y no el espíritu científico del que tanto se habla y no se aplica es que tenemos ahora estos refritos hechos al apuro, presentados como investigación.
Los estudiantes están asumiendo un papel al pagar para que les hagan una investigación. ¿Qué dice sobre ello?
Creen que no es relevante para su formación profesional. Son astutos, creen que en un trabajo no van a tener que investigar sino resolver problemas específicos y concretos. No estoy hablando de todos, porque sí hay algunos que hacen investigaciones.
¿Qué  políticas deberían aplicar las universidades para fomentar la investigación real y no la copia?
Usted puede transmitir saberes, pero no puede transmitir el deseo. Lo mejor que la universidad podría hacer es preguntarse ¿quién quiere investigar? y darles los espacios. Debería ser algo voluntario. Lo que sí se puede hacer por obligación es que la gente estudie. El término investigación se ha banalizado, por eso tenemos  efectos banales..
¿No será que los profesores con buena voluntad proponen estos temas para que los estudiantes se acerquen a ciertos saberes?
Hay algo que se articula entre el texto escrito y la exposición oral. Eso habría que ajustarlo. No quisiera ser el promotor de un sistema de evaluación, pero en la práctica hay un continuo hablar de lo que se está haciendo. Si alguien va a leer algo y va a tener que hablarlo de forma constante, investigar, escribir, discutir y exponer es esencial. Pero la discusión es muy difícil de suscitar.
¿Por qué?
Existe un espiritu de “hoy por ti, mañana por mí”. Los estudiantes se escuchan con mucha benevolencia y las tonterías que  uno dice las dejan pasar. Le queda al profesor estar atento, porque el resto está mirando el teléfono celular o haciendo otra cosa. Pero siempre habrá gente interesada.
¿Pero, son una minoría entonces?
Siempre los asuntos realmente interesantes e importantes son cosas de minorías. El otro día le oía a alguien decir, citando a Velasco Ibarra, que el pueblo es inteligente. Como Ud. sabe, Velasco fue elegido cinco veces, de las cuales cuatro fue tumbado. ¿Será eso un signo de inteligencia? Eso sin querer mencionar que fue un populista de derecha ahora citado como referente de la izquierda.
¿No cree que estas investigaciones fragmentadas responden a que cada vez se leen menos textos completos en la universidad y se estudia con copias de capítulos?
Eso tiene que ver con la proliferación de publicaciones. Si solamente tuviéramos a los presocráticos, a San Agustín y dos más, probablemente todos los habrían leído. Pero ahora hay un mundo de cosas y me imagino que todo el mundo tendrá la sencilla idea de que puede recurrir a resúmenes. El saber no importa, el número de citas y la bibliografía más extensa son las que valen.
 ¿No cree que pueden buscarse otros registros y formas de abordar el saber para los jóvenes aparentemente no interesados en nada?
 No niego que sea una opción, de hecho hay que jugar esa carta. Eso se llama el grupo Bion, una técnica de experiencia en grupos. Conseguir una buena cantidad de jóvenes sin mucho qué hacer. Se les pregunta qué quieren hacer. Dan sus propuestas y se va fijando nuevos plazos para lo que se incumpla.  Es duro, pero es un modo de hacer responsable a la gente. Se va trabajando hasta que algo sale.
¿No será que el desinterés es discursivo, lingüistico? ¿Quizás no entienden ciertos textos porque no les gusta leer o el metalenguaje no es algo que manejen, tan acostumbrados a los códigos de la televisión?
La lectura declina en relación al ascenso de la televisión. Antes se era lector y analfabeto. Ahora se es lector y televidente. ¿Antes por qué la gente no leía? Porque no les habían enseñado. Ahora ya saben, pero son televidentes. Entonces, el problema no es enseñar a leer. Hay que trabajar mucho, siempre vamos a tener gente que no lee. Una cosa es que hay que hacer el esfuerzo de educar, pero no hay que plantearse como meta que todos seamos unos ávidos conocedores.

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