Nancy Nieto se paró ayer en la mitad de la Plaza de la Independencia. Abrió la bandera tricolor y dijo, mientras con gallardía hacía flamear la bandera del Ecuador: “Hugo Chávez está vivo en nosotros los revolucionarios”.

La mujer guayaquileña llegó al Centro Histórico –en donde se instaló una capilla ardiente- usando el uniforme de Manuela Sáenz, ese uniforme que un día le regaló el mariscal Antonio José de Sucre y que Sáenz lo usaba para sofocar algún levantamiento. Para Nieto, el uniforme significa mucho más: “el sueño de la Patria Grande”, dijo, mientras colocaba su pequeña bandera a media asta.

Nieto quiso despedirse del comandante Chávez y rendirle un homenaje de pie, al igual que lo hicieron cientos de personas que se congregaron en el lugar para darle el último adiós.

En las faldas de la Catedral Metropolitana se instaló la capilla ardiente y se realizó una eucaristía. Sobre una alfombra roja se colocaron seis cirios y en el centro una bandera venezolana –elaborada con claveles y rosas que llevaba escrito con  jazmines -el apellido Chávez, solo eso bastó. “Chávez está aquí”, dijo Miguelina Endara, de 65 años, para quien el legado del comandante quedó en “abrir las puertas a la libertad, Chávez nos las dejó abiertas”.

A un costado de la plaza se instalaron dos mesas con ocho libros de condolencias. “Aunque muere el cuerpo, las ideas están más que nunca presentes. Simón Bolívar te espera para darte la Bienvenida a la Revolución”, escribió Víctor Benítez, sobre aquellas hojas que por momentos volaban, marcando el viento que sopló la tarde y noche de ayer en Quito.

“Los grandes son como los volcanes y se apagan pero siempre siguen ardiendo”, se animó a escribir Nancy Fiallo, del colectivo 30-S. Ella permaneció por cerca de cinco horas de pie en el lugar.

Al sitio llegaron autoridades como el presidente de la Asamblea, Fernando Cordero, junto con los asambleístas María Augusta Calle y Pedro de la Cruz; la ministra de Defensa, María Fernanda Espinosa, entre otros.

Ellos depositaron varios arreglos florales de la Asamblea, de la Fundación Guayasamín, entre otros, que fueron colocados a los pies de la Catedral.

En tanto, en el hotel Río Amazonas, en Quito, más de 90 alcaldes realizaron un manifiesto en el que expresaron las condolencias al pueblo venezolano. En el  encuentro estuvo la ministra de Coordinación de la Política, Betty Tola, quien expresó su solidaridad.