Turismo vivencial y malentendidos en un puerto tranquilo
Engabao: un puerto donde viven 280 personas. Hay pescadores y agentes de turismo vivencial que ofrecen al visitante una virtud de esta comuna ubicada en la provincia del Guayas: la tranquilidad.
Pero la historia reciente de esta playa, según cuenta Elvia Eugenio, una de sus habitantes, dista mucho de ser pacífica.
Transcurría el 2008. Elvia sabía que con personería jurídica podrían alcanzar obras y apoyos para la comuna. Engabao es una sola, pero si se observa detenidamente, tiene una zona tierra dentro y otra a orillas del mar. Ambas están separadas por grandes extensiones de terreno baldío.
La historia no ha sido escrita aún y se cuenta de boca en boca. No existen contrastes sobre ella por ser reciente, pero para que Puerto Engabao se abra al turismo hubo muchos incidentes que casi terminan en batalla campal. Una de estas versiones acoge la siguiente historia. Los habitantes de tierra adentro fueron repelidos de sus tierras por supuestos trabajadores del empresario Álvaro Noboa.
Poco tiempo después los habitantes de Puerto Engabao alcanzaron un pacto con la Fundación Nobis y la Prefectura del Guayas, según cuenta Elvia Eugenio.
Los de tierra adentro creyeron que eran traicionados porque pensaron que el pacto era con sus enemigos. El malentendido terminó en una ruptura de relaciones que ha llevado a tomar acciones conflictivas: el material para mejorar las viviendas de Puerto Engabao debía entrar, pero los habitantes de la comuna tierra adentro querían impedir la entrada por la fuerza. Desde entonces Engabao está dividido.
El turismo vivencial
Doña Nelly lleva de a poco su mercadería a una camioneta. Allí tiene otros recipientes grandes donde almacena los camarones y langostinos. Al caer la tarde ella irá a guardarlos en la congeladora para luego, al día siguiente, venderlos. Su esposo irá a casa a descansar.
Él empezó su trabajo desde muy temprano. Y ellos tienen la suerte de ser comerciante de mariscos, algo que no ocurre con todos los pobladores de Puerto Engabao. De hecho, solo tres personas de las 280 que viven a orillas del mar tienen una fibra pesquera.
Ellos son Fabián Eugenio, Miguel Villón y Antonio López. Hay un buen número, aunque no cuantificado, de pobladores que solo deben conformarse con cargar los motores de las barcas para ganarse un dólar por cada traslado. Verlos trabajar es interesante. Mientras doña Nelly termina de hacer sus compras, más hacia la orilla están llegando los barcos. Allí, en tierra, están hombres que corren para arrastrar la embarcación lo más cerca a tierra. Los pescadores llegan exhaustos, así que sus compañeros parados a las orillas cargan el motor de las fibras. Así se ganan la vida, aunque lo ganado no les sirva para mucho.
Por eso Elvia Eugenio buscó otras formas de conseguir ingresos. Vio que el turismo ofrecía alternativas y logró que las casas dejaran la caña y la madera por el cemento. La comuna ofrece turismo vivencial.
Hoy cuentan con 18 hospederías. Esto consiste en habitaciones anexas a las casas para que extranjeros o compatriotas residan allí por el periodo que prefieran. La variante es que los turistas van a vivir al ritmo que tiene la casa. Si quisiera, el turista podría irse mar adentro en una fibra a experimentar cómo es la faena del pescador. Esto puede costarle veinte dólares. O puede, sin alejarse del puerto, observar la comercialización del marisco.
O, lo que es fundamental, allí se puede agarrar las mejores olas para surfear. Por ello este sitio es parte de la Ruta del Pescador que recién organizó la Prefectura del Guayas para promocionarla al turismo. Hay pocos restaurantes, sin embargo se puede conseguir una buena comida que se prepara en cada casa. Nada de lujos ni de cinco estrellas. En Puerto Engabao la vida es en vivo y en directo, sin maquillajes.
Las habitaciones cuestan ocho dólares por persona y la comida desde tres dólares. Así transcurren los días en esta comuna, donde las casas son pocas y la playa extensa. Donde lo que que se quiere vender es el atractivo turístico que da la tranquilidad de un pequeño poblado.