Sectores populares recuerdan el aniversario 89 de masacre
La ministra de Cultura, Éricka Sylva, se unió ayer a los actos organizados por los gremios de trabajadores y artesanos para conmemorar el aniversario 89 de la matanza del 15 de noviembre de 1922.
Desde el mediodía varias organizaciones sociales se congregaron en la plaza de San Francisco y de ahí partieron de la avenida 9 de Octubre con rumbo al malecón.
En la caminata se adhirieron otros movimientos, como el montubio, los panaderos, carpinteros, zapateros y más.
Luis Alvarado, secretario del Consejo de Desarrollo de los Pueblos Montubios de la Costa, manifestó que la presencia de su organización es para rendir un homenaje póstumo a los mártires y trabajadores que fueron cruelmente masacrados al frente de la plaza. “Aquí fueron asesinados trabajadores, obreros, artesanos, por el hecho de reclamar y exigir sus derechos”, precisó.
Enrique Yagual, presidente de la Sociedad de Carpinteros del Guayas, afirmó que alrededor de 400 personas participaron en la romería.
Agregó que el siguiente paso es agotar las instancias necesarias para lograr la reapertura del proceso descubierto por la doctora Ketty Romoleroux.
Ello, dijo, con el fin de sentenciar a los responsables de una masacre en la que cayeron unas 800 personas.
Posteriormente a la marcha, los dirigentes gremiales abordaron las lanchas que los llevaron hasta las inmediaciones del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo, MAAC.
En ese lugar, junto a la secretaria de Estado, arrojaron solo ochenta y nueve crucifijos (uno por cada año transcurrido desde la matanza) para recordar la trágica caída que tuvieron sus colegas en el siglo pasado.
Casi a la misma hora, en la Delegación Provincial de la Defensoría del Pueblo del Guayas, también se recordó a los fallecidos en este trágico día.
Se lo hizo nombrando al salón de actos de esta dependencia con el nombre de “Héroes y heroínas del 15 de noviembre de 1922”.
En la Sociedad de Carpinteros ya existe un mural pintado por el maestro Hernán Zúñiga, en el que evoca los hechos ocurridos en las calles de Guayaquil.
La historia cuenta que cientos de obreros, empleados y lavanderas con sus hijos en brazos cayeron abaleados o acuchillados por uniformados, tras recibir órdenes emanadas desde las más altas autoridades de gobierno de la época, encabezadas por el presidente José Luis Tamayo.