El 10% de los  5 mil pacientes de tuberculosis que se han registrado hasta el 2010 han abandonado el tratamiento.

Este hecho provoca que el bacilo (bacteria) se vuelva  resistente al fármaco de primera línea y se deba extender el periodo de medicación.

Según María Augusta Molina, especialista en salud pública y asesora técnica de la Fundación Ecuatoriana de Enfermedades Respiratorias, es posible que en el futuro se logre erradicar la enfermedad, siempre y cuando haya un trabajo conjunto entre todos los sectores del Estado.

A su criterio, la tuberculosis es una enfermedad que debe ser tratada desde varios puntos, ya que ataca sin distinguir  edad o nivel económico. Además,  existen grupos vulnerables que necesitan atención en  las políticas públicas: portadores de VIH y  diabéticos.

Sin embargo, reconoció que los esfuerzos realizados en la actualidad, incluido el incremento del presupuesto, son importantes, ya que permitirán bajar los niveles de morbilidad en el país.

¿Cómo ha venido trabajando el país en el control de la enfermedad?

Desde el  2000 se inició en el país con el DOTS (Terapia Directamente Observada).  Esta  consiste en dar la medicación al paciente en su boca, el tratamiento permitió  tener un mejor control,  no solo saber cuántas personas con tuberculosis tenemos, ayudó con la distribución de medicamentos.

En el proceso han habido algunos altibajos, como la insuficiencia de medicamentos, pero ahora que se ha realizado la distribución gratuita de fármacos a todas la unidades de salud, se ha ayudado, porque  las personas que tienen tuberculosis pueden continuar y terminar los tratamientos.

¿Cuál es la consecuencia de interrumpir el tratamiento?

No es lo mismo tener tuberculosis sensible que una drogorresistente.

En la primera el tratamiento dura hasta seis meses, mientras que si se interrumpe la medicación, la bacteria que en ese momento está en el organismo se hace resistente y  no responde a los efectos de los fármacos, que luego provoca que  el tratamiento se extienda hasta 24 meses, además es más cara y complicada de llevar.

El país  mejoró. En el año 2005 y 2006 se contó con el apoyo de un fondo global que es para   luchar contra la malaria y la tuberculosis.

Con eso se logró expandir la estrategia DOT hacia las 18 provincias que no  tenían esa  asistencia.

Ahora el Ministerio de Salud Pública (MSP) ha hecho una fuerte inversión que supera los $ 8 millones, mientras que hasta el año anterior la inversión fue de $ 2 millones.

A eso se suma la gratuidad en los medicamentos y el diagnóstico. Se nota que hay un respaldo político para reducir la tuberculosis. Lo que hay que dejar claro es que la responsabilidad es de todos, no solo de un gobierno, sino de la sociedad civil.

¿Cuál es la responsabilidad de la sociedad civil?

La sociedad civil está enmarcada en trabajar en los derechos de las personas al acceso gratuito, al diagnóstico y tratamiento, pero de calidad.

Se debe poner mayor énfasis en el tema de la discriminación, porque todavía hay  gente que escucha tuberculosis y sigue rechazando a las personas,  ahí hay que hacer una fuerte trabajo.
Incluso, hemos tenido casos de maltrato a pacientes con tuberculosis por parte del mismo personal de salud. Eso es algo que se debe denunciar para que las autoridades tomen medidas al respecto.

Es fundamental que la gente comprenda que es una enfermedad curable, que tiene un tratamiento y que no se va a contagiar porque le da la mano y está cerca.

¿Cuál es el impacto social de la enfermedad?

Es una enfermedad estigmatizante, incluso, más que el VIH. Desde que se conoce  la enfermedad la gente tiene miedo, por que hay una información muy pobre al respecto.

Hay casos de  gente que hace desinfectar la vajilla y las sábanas del paciente. Esa  no es la forma de contagio; una persona puede contraer la enfermedad si el infectado tose, ya que la bacteria se queda en el ambiente. Además, a los cinco días de tomar la medicación la gente ya deja de contagiar.

¿La tuberculosis se relaciona directamente con la debilidad del sistema inmunológico?

La tuberculosis es una bacteria que está en el ambiente que se introduce por la nariz y se instala principalmente en los pulmones; aunque  puede estar en cualquier parte del cuerpo.

Una persona que se encuentra bien nutrida, en lugares ventilados, sin hacinamiento, tiene  probabilidades de contagios  menores, pero no quiere decir que no pueda adquirir el virus.

Si el MSP está cumpliendo en el proceso de lucha, ¿los gobiernos locales están trabajando de alguna manera?

Si bien es cierto este es un programa que lo maneja directamente el Ministerio de Salud, los municipios deberían involucrarse más para ejercer mayor control de la enfermedad a través de la creación de espacios saludables y de diálogo e identificar zonas en donde se necesita disminuir el hacinamiento y mejorar las condiciones de salubridad de los habitantes; aunque la gente debe comprender que no hay que abandonar el tratamiento.

¿Cuál es la causa principal de abandono de tratamiento?

Bueno, es un tratamiento duro porque se necesita constancia,  cuando la gente empieza a sentir mejoría lo suspende y no comprende que eso crea resistencia. El problema más grande es el desconocimiento. Pero además el personal de salud, como ya sabe de esto, debería involucrarse para  evitar que los pacientes lo interrumpan.

¿Los hospitales están en condiciones adecuadas para atender a estos pacientes?

Los hospitales no deberían involucrarse, esta es una enfermedad que debería atenderse a nivel primario. Los hospitales lo que deben hacer es recibir a los pacientes que están graves. Entonces no es una carga para el sistema hospitalario, de todas formas los hospitales han sido implementados con la estrategia DOT.    

¿Se la puede erradicar?

Claro, porque la mejor manera de prevenir es con el diagnóstico temprano y siguiendo el tratamiento; esta es la única manera de cortar la cadena de contagio. Se dice  que una persona enferma puede infectar a 10, pero se debe trabajar de manera coordinada entre el Ministerio y la sociedad civil, es decir, garantizar una forma de vida y atención de calidad,  pero también difundir sus derechos.