Rodríguez asume el mando de la Unasur
La trayectoria del nuevo secretario de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Alí Rodríguez Araque, de Venezuela -que se posesiona hoy en Bogotá-, habla por sí sola. Rodríguez es considerado como uno de los antiguos líderes socialistas, muy cercano al gobierno del presidente Hugo Chávez, en el que ha ocupado diversos cargos públicos como ministro de Energía y Minas, Relaciones Exteriores, Economía y Finanzas; además fue secretario de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y Presidente de Petróleos de Venezuela.
María Enma Mejía, saliente secretaria de la Unasur, recuerda que Rodríguez fue determinante en aquella época en donde consolidó un aumento en los precios del petróleo y solucionó los problemas de abastecimiento del hidrocarburo.
Por ello lo define como un “veterano experimentado en materias energéticas” y deduce que podría hacer suya la doctrina de recursos naturales y apuntar su gestión, que se desempeñará por un año, hacia preservar y proteger los recursos de los países de la región.
Por lo pronto, Mejía cuenta que sus funciones se iniciarán en la próxima Cumbre de la Tierra Río+20 -llamada oficialmente Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable-, que se celebrará del 20 al 22 de junio en Brasil.
En esa cita internacional, Mejía considera que Rodríguez podrá hablar de las que considera como “esenciales razones de supervivencia”. Pero va más allá y afirma que en el segundo período de vigencia de la Unasur deberá consolidar los ocho consejos sectoriales y avanzar hacia lo que son los temas de gobernanza de América del Sur y de la Región.
El canciller Ricardo Patiño espera que Rodríguez siga el rol de Mejía, que para él fue “positivo, porque mantuvo el nivel de institucionalidad de Unasur, le dio vida”. El lunes los cancilleres de los 12 países aprobarán el presupuesto, con lo cual el diplomático cree que Unasur logrará consistencia no solo de debate y diálogo político sino de “funcionamiento de quilates, sólido”.
El internacionalista Luis Narváez apunta a que el nuevo secretario tendrá la obligación de darle continuidad al ejercicio ejecutivo como parte del proceso de alternabilidad de funciones que revela un carácter democrático de los países.
Dice que Rodríguez llega con el respaldo de todos los países y a pesar de que su fuerte es el tema energético, manifiesta que a Unasur le preocupa más la integración, que no solo es energética, a pesar de que es un problema sensible para la región. “Dará prioridad, pero la voluntad política de los países prevalecerá”.
Por ello piensa que la estabilidad de la región, así como la seguridad regional, en lo que concierne en las lucha contra el narcotráfico, será prioritario, “tiene un conjunto de materias bastante complejas que se fortalecerá con base a los compromisos que se han adquirido”.
Narváez sostiene sin tapujos que afianzar la gobernanza de América del Sur será crucial para el secretario del organismo, sobre quien recaerá la constitución de un nuevo organismo -como lo propuso Ecuador- en materia de derechos humanos.
Pero el experto dice que Rodríguez no influirá directamente en esto y que será un “factor y personaje que complementará la propuesta de derechos humanos no solo suramericana sino a nivel continental”. Alude que la coordinación que pueda hacer sobre este tema será realmente positiva.
De su lado, el internacionalista Miguel Vasco ve a Unasur como un nuevo ensayo de consolidación de las fuerzas de integración, de tal manera que tiene una agenda positiva, pero que le gustaría que se concrete en “hechos prácticos conforme pase el tiempo, con base a los principios de sus creadores”.
Precisa que en América Latina hay varios esquemas de integración y Unasur, que fue creado por iniciativa del presidente Miguel Cardoso, de Brasil, está dando los primeros pasos en esa línea.
En el primer año, a cargo de Mejía, la organización regional logró ratificar el tratado constitutivo con los 12 países que forman el organismo y por esta razón enfatiza que “solo el tiempo se encargará de concretar los objetivos que los mandatarios se han trazado”, pero que en su primer año de vida logró ya consolidarse.
“Es una institución respetable y tiene una agenda ambiciosa, en el sentido positivo, en lo que busca consolidar esa integración en diferentes campos: político, económico, social y cultural”, dice y frente a organismos como la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y la Mercosur, a criterio de Vasco, consiguió mayor envergadura y con objetivos posibles, “a pesar de que tiene muy pocos años de creación”, recalca.
Patiño piensa que el desarrollo político y económico del organismo permitirá superar la crisis económica mundial, porque “habrá un gran escenario de inversión cuando funcione el Banco del Sur”.