El hasta ayer director de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), Ricardo Antón, se despidió  del cargo asegurando que quien lo remplace seguirá la misma  política de Estado. Anunció que se hace a un lado para poder defenderse de las falsedades de  personas inescrupulosas que atacan a la institución.   

Destacó que hubo mucha gente que no estuvo de acuerdo con los cambios desarrollados en la Comisión de Tránsito del Guayas (CTG) y en el sistema de tránsito a nivel nacional. “...Hay un sector de la Policía Nacional  que no está de acuerdo  en que se les quite la competencia del tránsito; algunos vigilantes que no estuvieron de acuerdo con la fiscalización y la moralización”.

Anotó que  algunos dirigentes gremiales de los choferes  profesionales, acostumbrados a hacer y deshacer como querían de las autoridades, también estuvieron en contra del cambio, más cuando perdieron definitivamente la exclusividad del manejo de la escuela de conducción, que ahora también corresponde a las universidades y escuelas politécnicas. Esta situación es similar a la de la vieja dirigencia de los transportistas, que tampoco estuvo de acuerdo en que se los  regularice, dijo.

Indicó que con su salida no terminan los cambios, sino que viene una nueva administración con la misma política de Estado, la misma dirección y el mismo orden que ha mandado el Presidente de la República.

Respecto al traspaso de la competencia del tránsito a los municipios, puntualizó que es parte de la reforma a la Ley  y que el proceso de descentralización y desconcentración será ordenado. “Lo harán a medida que los municipios puedan asumirla realmente y no como antojadizamente  quieren, que se las entregue de forma irresponsable para que el pueblo vuelva a vivir el caos que siempre fue hasta antes que lleguemos nosotros. El Consejo Nacional de Competencias responsablemente irá entregándola en la medida que demuestren que están en capacidad de asumirla”.

Antón agradeció al Presidente de la República por el respaldo incondicional en todos y cada uno de los pasos que se debieron dar para reformar  y enderezar las dos instituciones que presidió, tanto la CTG como la ANT.

Rechazó la acción de la prensa corrupta que mentía con grandes titulares y que a la semana siguiente rectificaba en dos líneas que nadie leía. Igualmente, un hecho acontecido en un sitio web, en donde se lo acusó falsamente, pero después desmentían rotundamente.