Ayer, las calles del Centro Histórico de Quito se llenaron de gente debido a la procesión Jesús del Gran Poder. Miles de personas se agolparon en las principales avenidas para caminar o presenciar el evento mayor de la Semana Santa que se realiza en la capital y que convoca a turistas nacionales e internacionales.

Las personas que se disfrazaron de cucuruchos y verónicas se congregaron desde las 06:00 en el colegio San Andrés, ubicado detrás del convento de San Francisco, en el centro de la urbe.

Los trajes morados con sus bonetes predominaron en el patio de este colegio religioso. Pedro Sáenz tiene 28 años y en esta ocasión participó por primera vez en la procesión, “tengo un familiar enfermo, a través de este sacrificio quiero ver si mejora su salud y también demostrar mi arrepentimiento por algunas acciones que no tuvieron un buen desenlace”.

El padre José Santillán dijo que se inscribieron más de 2 mil personas como cucuruchos o verónicas. Pero una vez que salió a las calles la caminata, esa cantidad se multiplicó. Los feligreses que participaron superaron las 50 mil personas en todo el trayecto.

La procesión de Jesús del Gran Poder cada año es organizada por la congregación de los hermanos franciscanos, quienes coordinan todos los aspectos.

A las 10:00 empezó la procesión con la salida del pendón de la congregación Jesús del Gran Poder. Pese a que miembros de la Policía Nacional estuvieron en varios puntos, el inicio fue conflictivo. Los participantes querían salir rápidamente lo que entorpeció el ingreso desde el colegio San Andrés hasta el convento de San Francisco, por un pequeño corredor. Un padre franciscano reprendió a los fieles quienes colaboraron con la salida.

Santiago López, en cambio, llegó cerca de las 08:00 hasta la calle Bolívar, de una camioneta bajó una cruz de madera que superaba los 2 metros de altura. Ayudado por sus hermanos se acomodó la cruz y empezó su penitencia: cargar la cruz todo el trayecto para redimir sus culpas.

La imagen del Jesús del Gran Poder salió desde la iglesia de San Francisco al mediodía y tras casi 4 horas de recorrido llegó hasta este mismo lugar, en donde se celebró una misa campal en plena plaza para todos los romeriantes que participaron en busca de renovar su fe y su mantener su espiritualidad latente en el epicentro de la Semana Santa, que finalizará mañana. (I)