El periodista brasileño Antonio Pimenta Neves, ex director de redacción del diario O Estado de Sao Paulo, fue trasladado el martes pasado a prisión, 11 años después de haber confesado el asesinato de su ex pareja, la también periodista Sandra Gomide. El crimen  tuvo repercusión en Ecuador, luego de que el canal 10 de televisión vinculara a Jaime Mantilla Anderson, director de diario Hoy, en la relación sentimental que tuvo como desenlace  el crimen de la comunicadora, quien había realizado un reportaje en Quito.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), organismo del que Pimenta fue  segundo vicepresidente, según la revista Veja,  pidió en términos generales que las autoridades esclarecieran los crímenes en Brasil, pero nunca tocó la identidad del aristócrata en problemas.

El 20 de agosto de 2000, Pimenta Neves asesinó con dos disparos en la espalda a Gomide, una periodista 31 años más joven que él, que había sido subalterna suya en el diario y con quien había mantenido una tormentosa relación sentimental.

Pimenta Neves, que no admitía el fin de la relación con Gomide, cometió el crimen en una finca en Ibiuna (Sao Paulo), donde la pareja solía practicar equitación.

Cuatro días después del asesinato, Pimenta Neves se entregó a la Policía y confesó el homicidio.

En aquella ocasión  argumentó que le disparó a la mujer en un momento de emoción descontrolada. “Ella me había traicionado en lo personal y en el campo profesional”,  declaró ante los investigadores del asesinato.

Al alegar que fue un instante en que “perdió la cabeza”, Pimenta negó que se haya tratado de un homicidio premeditado, el delito por el que lo acusaban.

Al periodista le tomaron declaración en el hospital donde fue internado después de un intento de suicidio. Una vez que terminó la indagatoria policial, que duró cuatro horas, se inició contra el periodista un proceso por homicidio doloso premeditado.

Quienes estaban en el lugar del delito escucharon los gritos de la joven. Enseguida sonaron los disparos. Fueron tres balazos: los dos primeros pegaron en la espalda de Sandra, cuando la mujer giraba para huir. El tercero le entró por su oído izquierdo, cuando ya había caído.

Esto agravó la situación de Pimenta, ya que, según el informe del Instituto Médico Legal de San Pablo, Sandra fue “ejecutada” y “no tuvo posibilidad de defenderse”.

El periodista fue encarcelado entonces, pero en marzo de 2001 se benefició de un recurso de hábeas corpus que le permitió esperar en libertad condicional la respuesta judicial a un recurso presentado para intentar anular el juicio.

Tras varias maniobras jurídicas para atrasar el proceso, fue finalmente condenado en 2006 a 19 años y dos meses de prisión, pena que luego fue reducida a 15 años, pero gracias a los beneficios del hábeas corpus logró esquivar la condena hasta agotar los recursos en la última instancia judicial de Brasil.

Las artimañas jurídicas de sus  abogados  para dejar el crimen impune causaron indignación en Brasil, donde hasta una magistrada, Ellen Gracie, consideró “exagerada” la cantidad de recursos presentada.

El caso fue retratado por el escritor argentino Tomás Eloy Martínez en su libro El vuelo de la reina, Premio Alfaguara de Novela 2002, en el que el personaje G.M. Camargo, influyente director de un diario de Buenos Aires “se obsesiona por Reina Remis, una periodista de talento a la que dobla en edad” y que, al igual que Gomide, es aficionada a los caballos.

Pimenta Neves, de 74 años, fue trasladado  al centro penitenciario de Tremembé, en el estado de Sao Paulo, después de que el Supremo Tribunal Federal desestimara  el último recurso presentado  y ordenara la ejecución inmediata de la sentencia que en 2006 lo condenó a 15 años de prisión.

Está previsto que ocupe una celda individual durante las dos primeras semanas en prisión, hasta que la dirección del centro penitenciario decida el momento oportuno para que comparta el espacio con el resto de reos, según la Secretaría de Administración Penitenciaria.