Un proyecto desarrollado en la Universidad Politécnica Estatal del Carchi (UPEC) podría convertirse en una salida a las periódicas crisis de precios que afronta el sector papicultor de esa provincia.

Dependiendo de las condiciones de la demanda y oferta de la papa el precio del quintal suele descender hasta por debajo de los $ 5. En ese caso, su cosecha se la realiza para recuperar costos o aprovechar en otras actividades el rechazo de este producto.

Por ello, investigadores del mencionado centro de educación superior plantean convertir el almidón del tubérculo en fundas biodegradables. Y su experimentación ha producido resultados alentadores.

A partir de eso, y luego de haber realizado los estudios de factibilidad, buscan recursos para iniciar y sustentar el proyecto.

De acuerdo con los cálculos iniciales del grupo de la Escuela de Ingeniería en Desarrollo Agropecuario, se necesita de unos $ 150 mil para construir la maquinaria que hará posible el procedimiento.

La materia prima que se utilizaría es papa desecho o de tercera clase, una variedad que se cultiva de forma abundante en los cantones Huaca, Tulcán y Montúfar.

De acuerdo con Héctor Chuquín, director de la citada Escuela de Ingeniería, se calcula en 11.700 las toneladas de papa de desecho que se obtienen en la provincia fronteriza cada año, lo que garantiza el acceso de la futura agroindustria a abundante material para su trabajo.

Tras conocer sobre el proyecto, Mesías Mafla, quien preside una de las asociaciones de papicultores de la provincia, mencionó que le parecía una buena alternativa para aprovechar esa parte de la cosecha, que suele constituir entre el 15 y 20% del total.

“Actualmente la usamos en alimentación de los chanchos o el ganado. Si pudiéramos industrializar el almidón tendríamos un valor agregado en nuestro producto”, afirmó el líder gremial. Agregó también que serviría para sostener su economía, dado que el cultivo de este producto es desordenado.

“La utilizaríamos para muchas cosas. Entre ellas para mantener un precio en la cosecha. El agricultor trabaja desorganizado y hay un aglomeramiento del producto porque se trabaja desorganizadamente. Luego quedamos en crisis y no podemos pagar los préstamos que obtenemos de los bancos”, acotó Mafla.

Por su parte, Chuquín reconoce que la idea de utilizar el almidón de la papa para producir fundas biodegradables surgió luego de conocer de experiencias similares en las que se utilizan otros recursos vegetales con la misma finalidad.

En efecto, la materia prima para la fabricación de  plástico biodegradable también se la puede obtener de la yuca, plátano, camote legumbres y otras fuentes de almidón con altos contenidos de ácido láctico. La ventaja de usar recursos naturales como precursores es que al desintegrarse vuelven a formar parte del medio ambiente en menos tiempo que el plástico común, que tarda al menos 200 años.

El proceso para el aprovechamiento de la papa es el siguiente: se inicia licuando el producto; luego se extrae la humedad del material obtenido; a continuación se filtra y se procesa el resultado mediante un procedimiento de centrifugación; el siguiente paso es secar la mezcla para obtener el almidón; y finalmente se usa una extrusora adaptada para procesar bioplásticos.

Según Chuquín, además de los fondos para sostenibilidad del proyecto se necesita de políticas públicas. "Los municipios y otras instituciones tendrán que generar ordenanzas para el uso de este tipo de fundas. Así se asegurará que haya un 50% del consumo de fundas, dado que una funda biodegradable cuesta 10% más que una funda normal”, según asegura el investigador.

Actualmente, las grandes empresas ecuatorianas se hallan en un proceso de cambiar las fundas normales por biodegradables.