El ídolo del tenista con síndrome de down, Aléx Llive, no es un superhéroe de caricaturas, dice, a pesar de que  confiesa que lo mira mucho en la televisión. Al describirlo, sus ojos se iluminan. Y asocia la palabra bueno con amigo. “Es el vicepresidente Lenín Moreno”, grita y tiene su propia razón:  “nos quiere mucho a los niños con síndrome de Down”.  

Llive ayer se mostró impaciente. Llegó temprano al estadio Olímpico Atahualpa -en donde la Policía realizó un homenaje al Segundo Mandatario- con una sola intención: “agradecerle”. Y así lo hizo. El joven tuvo la oportunidad -en nombre de los deportistas de Olimpiadas Especiales- de estar junto a Moreno y le dijo: “Al Vicepresidente  quiero decirle gracias por cuidar de todos los niños con síndrome de Down, gracias por su amistad y que Dios lo guarde siempre”. Sus palabras cortas y que las llevó escritas a mano en un pequeño papel calaron en el Vicepresidente, quien se conmovió.

Llive fue uno de los pequeños que logró que Moreno derramara más de una lágrima. También lo hizo al ver a  pequeños en sillas de ruedas que podían movilizarse junto con sus padres y  ataviados con camisetas blanca con una sola y clara leyenda:   “Gracias Lenín”.    

La Policía Nacional entregó ayer al vicepresidente el sable, banderín e insignia  la Gran Cruz del Orden y Seguridad por parte de la Policía. También recibió un reconocimiento por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) y de la Fundación Olimpiadas Especiales. Esta última entidad, según indicó Héctor Cueva, director de Olimpiadas, le  entregó a Moreno una condecoración a nombre de los 189 países y más de 4 millones de deportistas que integran la institución a nivel mundial. “Tu ejemplo no debe quedar allí, tenemos que seguir con instituciones como la Policía, Fuerzas Armadas y el pueblo que nos ayudará para tener un feliz sueño de las personas con discapacidad”.

Llegó el turno de Moreno.  Y dijo: “no hay nada absolutamente que agradecer, es nuestro deber, es nuestra obligación, hasta el último momento trabajar para aquello que fuimos encargados por el pueblo”.

Y siguió: “al final de la vida  uno se da cuenta de que la única lucha que tiene es consigo mismo por alcanzar todos esos valores inclaudicables que debe tener cada uno de los seres humanos”. Agradeció a los niños y niñas con discapacidad “que me dieron la oportunidad de servirlos y quererlos más que nunca, por ello, nuestra misión seguirá, porque la llama que encendió el gobierno seguirá en la ciudadanía”.

Y fue enérgico: “gracias a ustedes fuimos a páramos y encontramos  personas con discapacidad, niños, adultos, ancianos que vivían en conejeras, en perreras, gallineras, a los que les tiraban algo a la semana, que no tenían casas, sin sillas de rueda, sin colchones antiescaras, que no tenían a  nadie que les regresase a ver,  esa realidad carajo nunca más, nunca más volveremos a esa realidad”.  Dijo que las medallas las recibe a nombre de las personas con discapacidad que una “sociedad miserable trataba de invisibilizarlos”.

En el encuentro, Damiano, junto a músicos como los hermanos Núñez y  Daniel Betancourt, compusieron e interpretaron la canción En mi mundo para el Segundo Mandatario.