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El Telégrafo

Médicos repatriados se unen para “sanar” sistema

Médicos repatriados se unen para “sanar” sistema
07 de abril de 2013 - 00:00

Claudia Nieves

Cuando Claudia Nieves tenía  17 anos decidió concursar por una beca académica para ir a estudiar a Cuba. Resultó ganadora entre cientos de aspirantes.

Fueron cerca de 70 jóvenes los que dejaron sus familias para acudir al país caribeño.
En Cuba permaneció durante más de 12 años para obtener un título de doctora con dos especialidades: una en oftalmología y otra en medicina familiar.

“Cuando me fui pensé en ser psicóloga, pero ya estando allá me gustó mucho la oftalmología y me decidí por esa especialización”, detalló la ahora doctora.

Ella se graduó en la Escuela Latinoamericana de Medicina, como todos los extranjeros que llegan a estudiar a la isla. Allá hay diferentes escuelas y la   especialista ecuatoriana se formó  en la llamada Enrique Cabrera.

Estudió seis años para obtener su título de doctora, luego se especializó dos años en medicina familiar y cuatro años para la especialidad en oftalmología.

En Cuba, por lo general, los galenos se especializan en atención primaria para atender de forma íntegra a la comunidad. “Se trata de medicina preventiva”, explica con un tono de solemnidad.

Su viaje a Cuba le cambió la vida. Aunque en el país se habla el mismo lenguaje y se comparte una historia común, para Claudia allá hay otra cultura, una que define como mucho más organizada. Eso justamente fue lo que la marcó y le permitió aprender.

“Allá se respetan mucho los niveles de medicina,  como aquí, allá también hay atención primaria, secundaria y terciaria, pero allá sí se respeta; existe mucha organización”, cuenta.

Ella se refiere a que los pacientes acuden a los centros de salud dependiendo de la gravedad de su enfermedad. Si es una gripe común se quedan en el dispensario, si es un mal más complicado se dirigen al hospital. Debido a esa rigurosidad la doctora considera que los cubanos “tienen más cultura en salud”.

Nieves trabaja desde hace dos meses en el hospital Guayaquil, el más grande de la Costa. El nosocomio, ubicado en el suburbio del puerto principal, más de una vez le ha traído dolores de cabeza al Gobierno. El tráfico de medicinas y la lenta atención son problemas que el Ministerio del ramo trata de solucionar.

De hecho, ha sido visitado, de manera imprevista, varias veces por el presidente de la República,  Rafael Correa,  para conocer de cerca las quejas de los enfermos.

Cuando residía en La Habana, Nieves fue contactada por la embajada de Ecuador en Cuba. “Aún estaba estudiando cuando nos contactaron. Somos bastantes profesionales los que llegaron conmigo de Cuba, hay expertos en nefrología, otorrino, ginecobstetricia, pediatría, gastro, cardiología”, señaló con entusiasmo.

A ella le explicaron sobre el plan retorno, es decir la opción que tienen los profesionales para regresar al país con un trabajo seguro. Le presentaron las opciones y aceptó.

Nieves ahora tiene 29 años y vive en el cantón guayasense de Marcelino Maridueña. Allá se levanta muy temprano para iniciar el viaje de una hora.   

La doctora  se casó en Cuba y su esposo viajó con ella a Ecuador. La meta de ambos es radicarse en el país de manera permanente. “Ahora las condiciones son mucho mejores, pero sí me gustaría salir para hacer una especialidad y regresar; hay mucho que hacer acá”, recalcó.
Los especialistas del hospital, incluida ella,  están trabajando en implementar un mecanismo para mejorar el desempeño de la casa de salud.

Greys Moscoso

Greys Moscoso dejó España en febrero. Regresó a Ecuador concentrada en mejorar el área de nefrología del hospital Guayaquil. 

“Aquí en Ecuador falta mucho; todavía hay que trabajar en prevenir, no en curar. Llegan muchas personas que ni siquiera saben que tienen problemas renales, pero gracias a una campaña preventiva que realizamos pudimos detectar a tiempo a muchos pacientes  y ahora podemos combatir la enfermedad”, aseguró con orgullo.

Moscoso migró a Brasil en   2002, allí  permaneció tres años. “Cuando me gradué la medicina era  elitista. Si te quedabas aquí  no tenías mayores oportunidades, así que hice un préstamo al IECE  y me fui. Hice mi especialidad en nefrología y estando allá me gané unas becas para hacer investigación y luego participé para una beca en España”, contó.

 

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Así fue como se fue más lejos, a Europa en 2005, para especializarse en trasplante renal. Allá se quedó  trabajando en el hospital de Oviedo. Todo marchaba bien hasta que estalló la burbuja inmobiliaria que sumió a España en la peor crisis económica que haya visto.

“Estando allá me casé con un español y por ello tenía varios beneficios, estaba estable, pero cambiaron la figura y firmé un contrato provisional, primero fue de un año, luego de 6 meses y hasta 3 meses, a esto se sumó la reducción de sueldos de entre 30 y 40 por ciento, entonces  me regresé a Ecuador y una vez aquí me contrataron por el Plan Retorno”, narró la nefróloga.

Los galenos que provienen del exterior traen consigo varios títulos por lo que aspiran a mayores sueldos. “Eso es producto de un esfuerzo personal”, enfatizó.

Uno de los mayores inconvenientes con los que se topó en Guayaquil es lo que llama la burocracia centralizada en Quito.

“En el hospital nos han dado mucha apertura para hacer cambios positivos, por ello estamos armando protocolos, porque aquí o no se los cumple o no existen, por ello estamos tratando de organizarnos. Todo es más complicado por la burocracia que no nos permite hacer todos  los cambios necesarios y entorpece muchísimo el trato con el paciente. En ese aspecto no somos eficientes”, reconoció la especialista ecuatoriana.

En España, ella  trabajaba seis horas y considera que rendía cien por ciento. Acá en cambio, sus jornadas diarias pueden alcanzar las  10 horas,  pero  no se logra un nivel aceptable de eficiencia. Culpa de ello a la falta de  medios y la predisposición del grupo de trabajo. “Aquí falta un cambio de cultura desde el estudiante de medicina y del pueblo”, diagnosticó.

La doctora mantiene un convenio con la Universidad de Sao Paulo para hacer investigación y su contrato con el Ministerio de Salud Pública es de dos años.

“El estar contratada por el Plan Retorno me ha abierto muchas puertas en el ámbito privado, pero no quiero vincularme con otras actividades, estoy muy comprometida con la comunidad y creo que debo dar mucho en el sector público, sobre todo a mi comunidad", afirmó.

Moscoso viene de una familia de médicos, pero por la desesperación de obtener rápidamente recursos económicos optó  por estudiar Laboratorio Clínico. No le gustó y escogió Medicina. Sus estudios los cursó en la Universidad Estatal de Guayaquil y paralelamente siguió la carrera de  Lenguas en la Universidad Laica Vicente Rocafuerte.

“El haber estudiado Lenguas me sirvió mucho porque en Brasil exigen que los médicos sepan entre dos y tres idiomas”. Además del español, ella domina el inglés, el portugués y francés básico.

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