Maybelin, Gabriela y Cristian, materia prima para la nueva “U”
Solo dos mujeres de entre los estudiantes, sacaron 978 sobre 1.000, la nota más alta de todas, en el examen de ingreso planteado por la Secretaría Nacional de Educación Superior Ciencia y Tecnología e Innovación (Senescyt). Son Maybelin Ronquillo y Gabriela Oñate.
Otros 16 aspirantes obtuvieron calificaciones que van desde los 972 hasta los 945 puntos. Todos forman parte del Grupo de Alto Rendimiento (GAR).
Esto significa que pueden escoger entre 50 universidades extranjeras para realizar allí sus estudios superiores. El Estado costeará los gastos educativos.
Maybelin Ronquillo Zamora es una de los dos mejores puntuados. Ella es oriunda de Santo Domingo de los Tsáchilas, específicamente de La Concordia.
Tiene 17 años y terminó el bachillerato en el colegio público “La Concordia”. Para estudiar en la universidad ella dejó su cantón de residencia. La joven se fue a vivir a Quito, para inscribrise en un curso donde le enseñaron “Técnicas y material de apoyo para hacer las pruebas”. Entrar al GAR no la tomó por sorpresa, ella dio el examen con ese objetivo muy claro. “Estudié dos meses en el Instituto Sthepen Hawking, de Quito, allí me preparé para dar las pruebas de ingreso a la universidad”.
Nació en el cantón La Concordia, un territorio cuyo nombre se volvió un tanto irónico tras las disputas de pertenencia que se resolvieron en las urnas a inicios de este año.
“De ese examen dependía mi vida estudiantil, yo no puedo ir a una prueba así porque sí”, detalla la estudiante.
Maybelin “casi fue abanderada”, pero el cambiarse de colegio incidió en que no llevase el símbolo patrio destinado a quienes sacan las mejores notas en los planteles.
“Ya estoy pensando en lo que voy a estudiar, creo que me voy a Alemania a cursar Ingeniería Química”, cuenta la joven.
Otros compañeros de su colegio dieron la prueba, pero ellos aún no saben los resultados: “Soy la única que entró en el Grupo de Alto Rendimiento (GAR), eso sí”, dice.
De las mejores 18 calificaciones del país, 17 las obtuvieron estudiantes de Pichincha. Casualmente, se produjeron de forma equitativa: mitad hombres, mitad mujeres.
Cristian Guamán Menéndez forma parte del GAR. El sacó el tercer promedio más alto y realizó el mismo curso que Gabriela.
“Me dieron clases intensivas de matemáticas. Quería todo para salir bien en esas pruebas”, confiesa.
Para su madre, el curso fue una herramienta, pero no lo único que le permitió obtener una calificación alta. Cristian, en su preparación, utilizó un libro de matemáticas elaborado por profesores de la Escuela Politécnica. Utilizó también, como aliados en su entrenamiento, los ejercicios que encontraba en Internet. Su madre tiene un “cyber” donde alquila computadoras.
El joven ajedrecista quiere convertirse en un médico cirujano. Inicialmente planificaba estudiar en la Universidad Central. Ahora quiere ir a Harvard. Sin embargo, tiene que mejorar su nivel de inglés.
Carolina Gálvez Ortiz, una estudiante del colegio 24 de Mayo, institución que registró el promedio total más alto del país, sacó 961 en el examen. También realizó el curso del Instituto Hawkins. Ella se ve en el futuro fabricando medicinas: “Soy una joven curiosa y creativa, quiero especializarme en Ingeniería Química, para crear fórmulas que curen a las personas y sirvan a la sociedad”, dice, describiendo sus deseos. En el colegio de Carolina, estudian siete de los 18 jóvenes que sacaron las notas máximas en la prueba.
Ella ttilizará la beca para estudiar en Tokio: “Sé que en ese país la Ingeniería Química está muy avanzada, por eso ansío llegar allá”.
Su otra opción está más relacionada con la estética, pues quiere también estudiar Decoración de Interiores. Es la segunda de cuatro hijas y aunque se describe como una “buena alumna”, no dedica todo su tiempo a los estudios, pues, cuando tiene una computadora al frente, se convierte en una fanática del facebook.