Luis Macas: Participación electoral nos hizo mucho daño
¿Es positiva la acción del movimiento indígena en los últimos diez años?
Ha dejado huellas políticas, pero a nivel de la dirigencia ya no hay disputas personales o de liderazgo. Se evidencia la existencia de dirigentes superiores que están apegados a ciertas tendencias, no precisamente la ideología indígena.
¿Cuáles tendencias?
Dios no quiera que sean tendencias procapitalistas, ya que el movimiento jamás soñó con esa posibilidad. Si esto se llega a evidenciar hay que combatirlo con fuerza porque daña a la organización y puede ser la causa de una crisis ideológica y de fraccionamiento del movimiento, pues también tiene mucho que ver la metedura de mano de los gobiernos.
¿Cuáles son los errores que ha identificado en el movimiento?
Lastimosamente no ha habido un debate fuerte sobre los temas que han llevado al movimiento indígena a perder tanta fuerza. Ahora está en la mira y no, precisamente, por los logros alcanzados.
¿Cuál es el principal error?
La participación política electoral ha hecho bastante daño, dejando de lado la militancia, la lucha... Hay cosas que se deben debatir con transparencia y no ocultando intereses. Después de este congreso se debe mirar hacia el interior. No podemos seguir dando discursos hacia afuera cuando por dentro estamos mal.
Se criticó la participación del movimiento indígena con el Gobierno de Lucio Gutiérrez y después su acercamiento con la Junta Cívica de Guayaquil. ¿Son episodios ya superados?
Esos fueron errores de la dirigencia, pero muchos líderes levantamos la voz y dijimos que era una estupidez porque no teníamos nada de qué hablar con esos actores políticos. Lo nuestro es una lucha que nos legaron y eso no se puede confundir. No podemos hablar con los que nos maltrataron.
¿Qué es necesario debatir al interior del movimiento?
Por ejemplo, si debe o no seguir con esa línea de participación electoral. Definitivamente eso hay que analizar si es válido o no. Sobre todo para evaluar los resultados obtenidos. No podemos contentarnos con decir que tenemos 30 alcaldías ganadas, eso cuantitativamente sirve, pero cualitativamente no se ven los logros: hay muchas falencias y hay que armar otras estrategias para reforzar el trabajo que no se ha logrado con la participación política.
Hay un cambio generacional en la Conaie ¿Cómo manejarlo?
Fue un descuido en la época del 90 el no haber priorizado la formación de cuadros nuevos de jóvenes dispuestos a luchar por sus ideales. Este es el pago que tenemos. La consecuencia: poca participación de esos jóvenes.
¿Cuáles son las falencia de los líderes actuales?
Nos hace falta vivir o empaparnos de la historia. Hay poca militancia, ya no se ve a jóvenes en nuestras luchas y levantamientos. La gente ha priorizado la educación occidental. No está mal, pero no es todo. La educación no nos da formación política ni social. Así la militancia es imposible. Eso está fallando. No hemos realizado un encuentro entre la juventud de hoy y la vieja militancia del 80.
En las nuevas generaciones indígenas han surgido roqueros y gays. ¿Han analizado el tema?
Los procesos tienen mucho que ver en la transformación del pensamiento indígena y de los cambios identitarios que sufren los pueblos y las nacionalidades. Hay grupos que transmiten otras manifestaciones culturales sin despojarse de sus principios, pero con la aculturización se lleva a los jóvenes a cambiar nuestra matriz civilizadora y claro que eso corresponde a la presión de los modelos occidentalistas. Eso está presente y no lo podemos ocultar.
¿Cómo iniciar una verdadera reestructuración de la organización?
El movimiento indígena debe desaprender lo que aprendió: las malas prácticas que deja la mala aplicación de la política y repensar hacia el interior, no necesariamente para encerrarnos, sino con la finalidad de reaprender de nuestros antepasados. Ahora el mundo quiere saber qué es lo que los pueblos ancestrales pueden ofrecer. El capitalismo está en crisis y hay que reemplazarla con la sabiduría de los pueblos ancestrales para rescatar a las nuevas generaciones.
¿Qué hacer para posicionar a la organización en la historia?
Revisar las estrategias aplicadas cuando los pueblos fueron reprimidos, pero ahora con más sabiduría. Hay que reformar los frentes de lucha y sus mecanismos, ya no solo repasando los períodos sino extendiendo los modelos y las prioridades para adecuarlos al tiempo y al momento histórico que vivimos.
¿Cree que el movimiento indígena del 90 ha sido exterminado?
El giro que se ha dado es completo, hay cambios bruscos y no se puede ver si es el correcto. La tarea fundamental que tiene el actual movimiento indígena es someterse a una evaluación integral, porque no podemos seguir tapando las cosas. Si es que al interior de la organización hay fracciones ideológicas, pueden ser insalvables.