Los pequeños productores del país y las grandes industrias encontraron en los negocios inclusivos una adecuada estrategia para satisfacer las necesidades de ambas fuerzas productivas. Miles de agricultores han mejorado sus ingresos al tener un cliente fijo para comercializar sus cosechas y las empresas han aumentado su productividad porque la materia prima es garantizada.

Ingiberto Vera, productor de hierbas aromáticas de Loja,  estaba resignado hace tres años de no poder darle una mejor vida a su familia.

En 2008, los bajos precios del tomate, que anteriormente cultivaba Vera,  le ocasionó grandes pérdidas ya que los costos de producción eran superiores por lo que no podía subsistir.  A mediados de 2009 el agricultor firmó un convenio para vender su producción a Industria Lojana de Especerías (ILE), que es una compañía ecuatoriana productora y comercializadora de condimentos naturales.

Vera entrega semanalmente a ILE 4 quintales de hierbas aromáticas (menta, malva, toronjil y hierbaluisa). La empresa paga por cada  quintal 50 dólares.

“Nuestros recursos se incrementaron notablemente. Ahora sí podemos darle a nuestros hijos todo lo que necesitan. Tenemos un comprador fijo  que nos ayuda además con capacitación y recursos”, dijo el productor de hierbas aromáticas.

Cerca de 300  pequeños agricultores de hierbas aromáticas y hortalizas tienen convenios con ILE. La empresa les entrega semillas  y abono orgánico para iniciar la producción. Además  se aseguran calidad y un volumen de materias primas acorde a su nivel de producción, explicó Manuel Espinosa, jefe de la Unidad Agroindustrial de ILE. Añadió que la empresa, desde que trabaja a través de los negocios inclusivos con los pequeños productores, mejoró su productividad.

Espinosa manifestó que los productores anteriormente por metro cuadrado  sacaban menos de 1/2  libra y ahora 1,5 libras.  “La asesoría técnica, transferencia de tecnología y confianza mutua ha significado que mejore la producción de los agricultores”, expresó el empresario.

La empresa  desde 2008 estableció un  sistema de proveeduría con pequeños  productores de la provincia de Loja, quienes  entregan materia prima en calidad y cantidad a un precio justo para ambas partes. Desde que ILE labora directamente con los productores rurales  ha aumentado en más de 1.000% su capacidad de abastecimiento de hierbas aromáticas.

Al igual que ILE, muchas empresas trabajan en los negocios inclusivos. Hugo Rea, gerente de crédito de Floralp, industria procesadora de lácteos, señaló que el proyecto de negocios inclusivos ayuda significativamente  a los productores indígenas de la provincia de Imbabura.

“Los productores cultivaban antes rústicamente y ahora con nuestra ayuda lo hacen técnicamente, mejorando la calidad del producto. En estos últimos   cinco años se han sumado más asociaciones”, expresó.

Rea mencionó que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)   otorgó recursos financieros para dar préstamos a los pequeños productores para que mejoren la calidad de la leche y productividad.

La mitad de la leche que acopia Floralp proviene de pequeños productores  organizados en 16 asociaciones, ubicadas en las provincias norteñas de Pichincha, Imbabura y Carchi. Más de 1.000 familias se benefician de la venta directa del producto.

Ángel Cutucuamba, productor de leche de Imbabura,  dijo que anteriormente recogían en baldes el producto y lo acopiaban en una casa alquilada, pero ahora lo hacen técnicamente en un ambiente limpio y la maquinaria es propia.

“Tenemos un mercado seguro, estable.  La empresa nos paga puntualmente y nuestro compromiso como pequeños empresarios es entregar el producto de  óptima calidad y en la fecha establecida”, dijo Cutucuamba.

En la comunidad Los Rancheros del Norte se inició el negocio inclusivo con una producción  de 1.800 litros diarios de leche. Actualmente,   producen 5.000   litros diariamente.