Publicidad

Ecuador, 27 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

“Lo único que nos tocó hacer es salir de las casas”

“Lo único que nos tocó hacer es salir de las casas”
17 de marzo de 2013 - 00:00

Tomás Illacanqui, de nacionalidad peruana, es otro de los albergados por el fuerte invierno en Piñas.

Él  vivía junto a su esposa ecuatoriana cerca del centro de la ciudad, pero perdió algunos de sus enseres por la explosión de una alcantarilla que inundó su vivienda.

“En ese momento lo único que nos tocó fue salir de la casa, porque el agua entraba rápidamente”, dijo.

 El peruano agregó que justo por esas fechas le tocó cuidar a su madre de 82 años.
“Somos cuatro hermanos y cada tres meses nos turnamos para cuidar a nuestra progenitora. Justo por estas fechas me tocó a mí”, añadió.

Otras víctimas de la inundación pertenecen a la familia Elizalde Torres. Ellos están alojados en una aula de la escuela y fueron rescatados la noche del aluvión por personal del Cuerpo de Bomberos.

La casa de ellos  se inundó totalmente, poniendo en riesgo la vida de sus ocupantes.

“Gracias a Dios hoy estamos a salvo en este plantel. El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) nos ayudó con colchones, sábanas y algo de alimento”, acotó.

Este albergue, dijo, lo compartimos con otra familia de nuestro sector que también fue afectada por el fuerte invierno.

Los 14 niños que se encuentran en el albergue, juegan en el patio de la escuela, mientras sus padres piensan si volverán al sitio donde fueron rescatados o si sus viviendas serán reubicadas.

Eudosia Quillacangui, de 93 años, fue evacuada al albergue porque su casa arrendada se inundó de aguas servidas expulsadas por la presión del agua que bajaba del cerro y arrasó con sus pocos enseres.

“Perdí mis cositas, pero me salvaron la vida”, dice la asustada  mujer, ahora alojada en el establecimiento educativo.
Situación similar vivió la familia Camacho Hidalgo, que perdió todos sus bienes.

Ellos al igual que sus compañeros no dejan de pensar si serán reubicados.
Por ahora las autoridades no se han pronunciado sobre el destino que tendrán estas familias.

Rosa Cando no está en el refugio estructurado por las autoridades. Ella prefirió ir con sus tres hijos donde unos compadres que le ofrecieron un dormitorio en el cual resguardarse de las lluvias.

La mujer, que sobrevive lavando ropa de terceras personas, solo se quedó con lo que cargaba puesto. Lo mismo le pasó a sus hijos.

Ella espera de la ayuda de las entidades de Gobierno y aspira a que la favorezcan con una de las casas que levantará el Miduvi.

Contenido externo patrocinado