Las últimas horas del 2011 agitaron el comercio local
El comercio en las horas previas al fin de año fue intenso ayer en Guayaquil. Los ciudadanos se volcaron -como todos los 31 de diciembre- a las calles y mercados en busca de uvas y cerezas, a comprar prendas y licores, a adquirir monigotes o para llenar los tanques de combustible de sus vehículos.
Otros, en cambio, se dieron tiempo para ir a las agencias bancarias que funcionan en los centros comerciales donde la atención en ventanillas fue normal hasta el mediodía.
Hasta el Mercado Central llegaron Teresa Tumbaco y Ney León para comprar uvas y consumirlas unas horas antes del 1 de enero.
Ella vino desde el sur de la urbe y adquirió una libra de esta fruta. Él, en cambio, contó que desde hace 20 años mantiene esa misma tradición con su familia.
Carmen Espinoza, comerciante de las uvas, manifestó que hasta las 11 de la mañana ya había vendido más de 18 libras y que esperaba negociar unas 40. El costo de la fruta en color rosado y la verde fue de $ 1,50 por libra y la negra a $ 1.
León no escatimó recursos y optó por adquirir de las tres variedades.
Otro producto comestible que tuvo amplia demanda en este centro de abastos fue el mote, que se lo vendía a $ 1 la libra.
En La Alborada, en los exteriores del Albán Borja, en la calle 6 de Marzo y otros puntos de la urbe, la gente se apuró por conseguir un monigote para quemarlo a partir de las 12 de la noche.
Los precios varían de acuerdo al tamaño y acabado de los muñecos. Empero, el más barato costó $ 5 y los más caros superan los $ 300.
En las estaciones de servicio también hubo mucho movimiento desde el mediodía.
Una de las más llenas fue la de las calles Ayacucho y la 8ava, hasta donde acudieron decenas de conductores para llenar sus tanques.
En la gasolinera Guayaquil, de las calles Los Ríos y Clemente Ballén, hasta el mediodía aún no se daba la masiva presencia de choferes.
En el centro comercial Unicentro solo unas diez personas se encontraban en la columna esperando ser atendidos por un cajero del Banco del Pacífico. Un guardia del lugar aseguró que las ventanillas solo iban a estar abiertas hasta las doce.
Los cajeros automáticos de la mayoría de entidades presentaron una mayor asistencia de clientes. Los porteños despidieron el 2011 con esperanzas en el nuevo año.