Fue el primero de tres “rounds” diplomáticos y fue ganado por amplia mayoría. Ayer, Ecuador llevó ante la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) su protesta por la amenaza de Inglaterra de asaltar su Embajada en Londres para arrestar a Julian Assange y tuvo un respaldo abrumador, como estaba previsto.  

Fue una cita que tuvo un desarrollo similar a su convocatoria: rápida y eficaz. Representantes de Ecuador, Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, San Vicente y las Granadina, y Dominica -integrantes de la ALBA- llegaron a Guayaquil para analizar la inviolabilidad de la misión diplomática del Ecuador en la capital inglesa y el apoyo al derecho soberano de otorgar el asilo al creador de WikiLeaks. Los resultados fueron “contundentes”,  palabra que fue la más pronunciada por todos los actores de la reunión.  

Y el primero en mencionarla fue el propio presidente ecuatoriano, Rafael Correa, quien se “robó” la atención con una llegada no prevista a la apertura de la cita. En una breve intervención -mezcla de bienvenida a los diplomáticos con exposición de la postura ecuatoriana en este “roce político”- el Mandatario agradeció la “contundente y oportuna solidaridad” de la ALBA en el tema con Inglaterra. “Separados somos tremendamente vulnerables a los imperialismos y los neocolonialismos. Unidos, tal vez no seamos invencibles, pero por supuesto mucho más fuertes”, exclamó un Correa que se mantuvo sereno, pero firme al recordar que la amenaza hecha por Reino Unido merece el “rechazo unánime de todos los  que defendemos los principios civilizatorios de la humanidad,  del derecho internacional, los principios de no intervención a la soberanía, los convenios internacionales”.

Correa dejó la sala del tercer piso del Gobierno Zonal de Guayaquil para que los diplomáticos debatieran  en reserva. Pero esta no sería la única intervención presidencial en la cita. Hugo Chávez se tomó unos minutos en su campaña en Venezuela para llamar a su canciller y enviarle al “Ecuador toda su solidaridad por lo ocurrido”.

Luego de una hora de conversaciones en privado, sin audio para los medios, los funcionarios volvieron a sentarse para dar el dictamen de este cónclave. El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, permitió que fuera Maduro el que leyera las resoluciones de este IX Consejo Político de la ALBA que tuvo como único tema el conflicto entre Ecuador e Inglaterra por el asilo de Assange.

El líder de la diplomacia venezolana fue punto por punto, ocho en total (ver subtema). Los más relevantes, al menos para los medios presentes, fueron el “contundente” rechazo a la postura inglesa a la que se le advierte de las “consecuencias”  -que no fueron  detalladas- si cometiese una agresión directa a la integridad territorial de  Ecuador en Londres.

Pero el tema más discutido a través de las rondas de preguntas por parte de los periodistas fue sobre la respuesta regional. Y es que ayer se triunfó en una primera instancia, pero hoy habrá un nuevo escenario en la cita de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), una entidad más heterogénea y con más integrantes. Si bien las expectativas ecuatorianas -y según las declaraciones vertidas desde las Cancillerías sudamericanas- este organismo también daría su respaldo al gobierno de Rafael Correa en este asunto, el próximo viernes será el último “round” cuando se dé la cita de los ministros de los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Y es que Ecuador está empeñado -como lo dijo el propio Patiño- en agotar todas las instancias regionales para reclamar por este conflicto, aunque no descartó que se pueda acudir a la Corte de La Haya para reclamar por las “advertencias británicas” y, sobre todo, en el caso de que no se le dé a Julian Assange el salvoconducto para que asuma su estatus de asilado diplomático.

Lo mencionó Rafael Correa antes de abandonar la sala:  “Para esto (crisis políticas o diplomáticas) es para  lo que deben servir, sobre todo, nuestros procesos de integración, de coordinación y organización política”. Así, el Jefe de Estado hizo un llamado para que en los dos escenarios que restan por agotarse en Latinoamérica (Unasur y OEA) haya una respuesta unánime en contra de lo ocurrido durante esta semana.

Pero los actores regionales saben que la situación no es ni de cerca sencilla. El hecho de que Estados Unidos ya haya desconocido el asilo entregado por Ecuador a Assange -según palabras de Maduro- es “darle las espaldas a América”, mientras que el canciller ecuatoriano advirtió que aún hay funcionarios ingleses que piensan como si estuviéramos en la colonia. “Creen que así van a asustar a gobierno dignos de la América, esos tiempos del irrespeto a la soberanía deben terminar”, les recordó.

La idea de asistir ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas también  es una opción, pero se ve compleja al momento en que Patiño rememora cómo trabaja. “Hay un Consejo de Seguridad en el que cinco países tienen veto de cualquier decisión, eso es simplemente inaceptable”, confesó el canciller.