La primera Legislatura del Buen Vivir cierra con balance positivo
En la última sesión de la Asamblea Nacional hubo dos discursos. El oficialismo resaltaba las metas cumplidas y la oposición reclamaba por los trabajos pendientes. Aunque esa división quedó de lado con un recital que puso a bailar a los parlamentarios.
Luego de un breve debate sobre las reformas del Código Orgánico de la Función Judicial, Fernando Cordero, presidente de la Asamblea, presentó su rendición de cuentas del período 2009-2013, ante 96 colegas presentes.
Cordero inició su discurso resaltando la elaboración de la Ley Orgánica de la Función Legislativa (LOFL), cuyo propósito fue acelerar el poseso de transición del Congreso a la Asamblea. Para él, esta norma permitió que el Legislativo ejecutara la función de fiscalización y control político.
Para Cordero algunos casos de fiscalización fueron confundidos con escándalos mediáticos. “El propósito de este marco legal fue regular el funcionamiento institucional (...) La Asamblea redefinió su misión, sus atribuciones y deberes para consolidarse como un espacio democrático, plural y participativo al servicio de la ciudadanía”, indicó.
Los legisladores miraban con atención a Cordero, especialmente la bancada oficialista. La oposición estaba más bien distante. Varios asambleístas prefirieron conversar mientras Cordero intervenía.
El titular de la Asamblea saliente citó los cambios realizados durante los cuatro años de su gestión. Comparó el proceso de creación de las leyes actual con la labor que realizaba el antiguo Congreso. Por ejemplo, en este período se creó la Unidad Técnica Legislativa para mejorar la redacción de proyectos de ley por parte de los parlamentarios y la ciudadanía en general.
Cordero ofreció cifras sobre el trabajo realizado. El pleno sesionó 335 veces y el Consejo de Administración Legislativa (CAL) se reunió 95 veces para aprobar 1.007 resoluciones.
Se presentaron 548 proyectos de ley, de los cuales 476 fueron por iniciativa de los asambleístas. El Ejecutivo envió al Parlamento 48 proyectos, mientras que otras funciones del Estado entregaron 10 normativas. Por iniciativa popular se enviaron 13 borradores.
En cuatro años, la Asamblea aprobó 71 normas, de las cuales 64 ya se encuentran publicadas en el Registro Oficial ya que las restantes fueron objetadas totalmente por el Ejecutivo.
Además, 40 tratados internacionales se aprobaron. Con respecto a la aceptación a la Asamblea, el último reporte indicó que el 69% de ciudadanos confía en esta función del Estado.
El discurso de Cordero se extendió 30 minutos. “En relación al cambio de la Asamblea con respecto al Congreso, no fue únicamente el nombre, realizamos un gran paso por la lucha contra la pobreza (...) Este es un cambio de época compañeros en el Legislativo”, remató quien durante seis años dirigió la Función Legislativa de Ecuador, primero en la Asamblea Constituyente, luego en el Congresillo y, finalmente, en la Asamblea Nacional.
Luego vinieron los abrazos y aplausos, de las dos bancadas. Entonces aparecieron unos guitarritas, los asambleístas rompieron el protocolo y bailaron en el pleno.
EMOCIÓN SE APODERÓ EN LOS DISCURSOS DE DESPEDIDA Y ADIÓS
El último día de la primera Asamblea Nacional que funcionó bajo el nuevo marco constitucional llegó. Entre apretones de manos y abrazos, se despidieron las bancadas del oficialismo y la oposición.
Mientras se instalaba la sesión 231, el ambiente en el salón Nela Martínez se tornaba algo aburrido. Con la seriedad de siempre, Fernando Cordero, presidente de la Asamblea, presidía el último debate de su gestión. Las intervenciones fueron escasas y algunas más bien eran discursos de despedida.
Gabriel Rivera afirmó que el Legislativo tiene una deuda pendiente con el país y responsabilizó a los asambleístas de la oposición de no lograr consensos políticos para aprobar leyes vitales.
El bloque de la oposición no perdió tiempo. Los asambleístas Lourdes Tibán, Diana Atamaint, Fausto Cobo, Gerardo Morán, Rafael Dávila, entre otros, posaban contentos ante las cámaras de medios y las de ellos mismos.
Sin compartir la emoción de sus colegas, Vicente Taiano, César Rodríguez y Andrés Páez participaron del debate. Taiano, con la voz entrecortada, aseguró que cumplió con sus mandantes. Visiblemente emocionado dijo que jamás fue un legislador de insultos y agravios, aseguró que esta es una nueva Asamblea y reconoció el trabajo de Cordero como un paso necesario para la formación de un Poder Legislativo.
En la bancada de PAIS la alegría y el compañerismo relucieron. La atención se concentraba en sus discursos personales, pues la mayoría del bloque fue reelecto el pasado 17 de febrero. Para muchos de ellos ese día solo fue un hasta luego.