Hoy se conmemoran 205 años de la muerte de los patriotas que conformaron una inédita junta de Gobierno Autónoma de Quito y que protagonizaron el primer grito de independencia del Ecuador.

Para el historiador Juan Paz y Miño este suceso permite reflexionar sobre qué tipo de causas son las que deben movilizar al pueblo ecuatoriano en la actualidad.

“Este hecho histórico es un ejemplo de lucha por la libertad y la soberanía, causas superiores a la vida nacional e incluso a las posibilidades de enriquecimiento económico. Ya imagino si los líderes del 10 de agosto se habrían preocupado por cosas tan crematísticas como los neoliberales de ahora. Las luchas deben ir más allá”, manifestó a EL TELÉGRAFO Paz y Miño.

Expertos coinciden en que Quito es la antena cultural y política del país. El sociólogo y politólogo, Franklin Ramírez, destaca que las grandes revoluciones siempre han pasado por las capitales. La capital ecuatoriana se ha caracterizado por ser bastante crítica, tomando en cuenta que durante la colonia fue centro de las únicas universidades y en la República fue la única ciudad con un centro de este tipo.

Para Paz y Miño la urbe ha sido el eje de intelectuales y artistas, siendo el lugar más importante del país en producción de ciencias sociales: “Los quiteños siempre somos inconformes con las realidades y queremos generar nuevos avances y no estancarnos. Eso ha sido una virtud de la ciudad”, expresó el historiador y recordó que también existen élites muy conservadoras resistentes al cambio.

El 2 de agosto de 1810 se intentó liberar a los mártires que un año antes instalaron el primer gobierno criollo en Hispanoamérica y cayeron presos. En ese cuartel, donde hoy se ubica el Centro Cultural Metropolitano (centro de Quito), no solo murieron revolucionarios sino al menos 300 habitantes de la ciudad.

La masacre tuvo repercusión en la región, en Venezuela y Colombia se produjeron protestas del pueblo descontento hasta que llegó la independencia definitiva de Ecuador el 24 de mayo de 1822. (I)