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El Telégrafo

La marcha de la oposición culminó con desmanes y daños a bienes de la ciudad

La marcha de la oposición culminó con desmanes y daños a bienes de la ciudad
14 de agosto de 2015 - 00:00

A las 16:03, antes de iniciar la marcha, el presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Jorge Herrera, dio la consigna a los manifestantes indígenas y aliados de “llegar hasta la misma Plaza Grande”, para demostrarle al presidente Rafael Correa que no son ‘cuatro pelagatos’ y para rechazar la detención del indígena César Umajinga, ocurrida durante las protestas en Cotopaxi.

Bajo esa consigna, grupos con el rostro cubierto con pasamontañas y llevando palos y piedras, avanzaron al grito de “fuera Correa, fuera”, “fuera malditos borregos”, “lluksi kainanta Correa”, entre otras consignas amenazantes.

La marcha avanzó con 3 pausas, hasta que al llegar a las calles Guayaquil y Espejo grupos de jóvenes con el rostro cubierto comenzaron a agredir a los policías con toda clase de objetos contundentes. Ante ese hecho y para evitar que ingresaran violentamente a la Plaza Grande, en donde estaban los simpatizantes del Gobierno, los uniformados arrojaron gas lacrimógeno. Alcantarillas y jardineras destrozadas fueron el resultado de la violencia con que culminaron las marchas.

Los manifestantes llegaron junto con los representantes del Movimiento de los Indígenas del Ecuador (Ecuarunari) y la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae).

El prefecto de Zamora, Salvador Quishpe, estuvo en el primer grupo de manifestantes que intentó romper el cerco policial. En medio de la trifulca, varios resultaron golpeados y asfixiados, aunque ninguno de gravedad. Los adoquines de la Plaza Chica sirvieron para agredir a los policías, una vez que les fueran lanzadas las barandas con las que intentaban bloquear el paso de la turba hacia la concentración afín al Gobierno.

Después vinieron las agresiones verbales de algunos manifestantes, pese al pedido de mantener el orden que surgía entre los mismos convocantes de la marcha.

Una vez que se fueron del lugar se pudo apreciar que la Plaza Chica, ubicada en las calles Guayaquil y Espejo (centro de Quito), quedó seriamente afectada.

De acuerdo a imágenes proporcionadas por el Ministerio del Interior, los manifestantes utilizaron las tapas de las alcantarillas para partir las piedras de la calle y lanzarlas contra los policías.

Pero no solo intentaron filtrarse por esa calle, ya que otros grupos violentos intentaron hacer lo mismo a las 18:32 por Rocafuerte y García Moreno. Entonces se dieron fuertes enfrentamientos que solo pudieron ser controlados con la ayuda de policías a caballo y en moto.

Otro foco de violencia se dio a las 19:10 entre las calles Sucre y Benalcázar, en donde incluso los manifestantes lanzaron bombas molotov, así como adoquines que sacaban de las calles aledañas rompiéndolos contra el suelo y recogiéndolos para lanzárselos a los gendarmes.

Cuando ya los ánimos parecían calmarse, Lourdes Tibán apareció (19:20) para volver a agitar a los indígenas en rechazo a la detención de varios líderes de la marcha. El pedido tuvo eco y se dieron constantes agresiones hasta que a las 21:10 la policía obligó a los protestantes a replegarse y tomó el control de toda la plaza San Francisco.

Entonces una parte de los manifestantes decidió bajar hasta la Plaza Santo Domingo, en donde intentaron generar desmanes, pero al menos 30 motos policiales y personal a pie tomó el control de la situación y logró poco a poco dispersarlos. Allí se mantuvieron los dirigentes de la movilización Jorge Herrera y Mesías Tatamuez, de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas Unitarias de Trabajadores (Cedocut), analizando las acciones a tomar una vez que concluyó la manifestación.

Entre tanto, otro grupo de manifestantes decidió trasladarse hasta el parque de El Arbolito y en el trayecto bloqueó momentáneamente la circulación vehicular en la avenida 6 de Diciembre, en las inmediaciones de la Asamblea Nacional. La intención de los dirigentes sería continuar con las jornadas de protesta, pues habrían comunidades indígenas que intentan ingresar a Quito para sumarse a las manifestaciones.

Los manifestantes indígenas de oposición dividieron ayer sus cuadros para paralizar los puntos estratégicos de Quito.

A las 11:00, luego de que los marchantes pernoctaron en el lugar, sus dirigentes se concentraron en el Parque de El Arbolito para diseñar sus flancos de protesta.

El primer grupo, liderado por Carlos Pérez, presidente del Movimiento de los Indígenas del Ecuador (Ecuarunari), se concentró en la avenida 12 de Octubre, a la altura de la Corte Constitucional (CC).

El segundo grupo, coordinado por Salvador Quishpe, prefecto de Zamora Chinchipe, se concentró en la avenida 6 de Diciembre y Patria.

En este punto, el dirigente indígena reiteró las demandas de la organización, entre estas, la restitución del 40% del aporte estatal al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), el archivo inmediato de los proyectos de Ley de Herencia y de Plusvalía, el cese de las intervenciones del Estado en las universidades, entre otras.

En ambos tramos se suspendió el tráfico vehicular y se obligó a los choferes a desviarse de la ruta. Sin embargo, los agentes de la Policía Nacional no registraron disturbios. Un estimado de 100 efectivos cercó el lugar.

De su lado, una comitiva liderada por Jorge Herrera, presidente de la Confederación de Nacionalidades de Pueblos Indígenas del Ecuador (Conaie), y Franco Viteri, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae), recibió a los representantes de la Confederación Indígena de Cayambe.

En el encuentro estuvieron presentes la asambleísta por Pachachutik (PK), Lourdes Tibán, así como el exasambleísta Alberto Acosta.

Andrés Acero, de 55 años, vino en la marcha indígena de oposición al Gobierno Nacional que inició ayer. Él es de la parroquia de Cancagua y dice estar en contra del régimen porque los campesinos no han recibido ayuda: “faltan carreteras, infraestructura de escuelas, alcantarillado, agua mejorada, todo hace falta”.

Durante las protestas, el dirigente Carlos Pérez anunció que en los próximos días se presentará ante la Fiscalía General una denuncia por supuesto caso de espionaje, luego de que durante la movilización se encontrara, según su versión, a un agente de la Policía infiltrado.

El dirigente reconoció que debido a la ocupada agenda no se podría efectuar la denuncia. Añadió que -por seguridad- están realizando copia de la información de los 3 teléfonos celulares que se le habrían confiscado al agente. “Queremos tener nuestro propio respaldo”, dijo. (I)

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