La libertad se ‘caricaturiza’ siempre con tinte político
La mirada de tres ciudadanos sentados en un sofá frente a la pantalla de televisión llama la atención. La expresión de sus ojos denota miedo. Están estáticos, rígidos, tensos, mirando una mano que sale del televisor con una cuchara y que parece que al más pequeño de la familia intenta hipnotizar. Desde el otro lado de la televisión, un rostro pintado de negro repite tres veces: “el 30 S fue intento de golpe”.
Aunque pareciera, esta no es una escena de publicidad de algún producto, sino una caricatura que se publicó en la página de opinión de diario El Universo el 30 de septiembre del 2011, que denota la posición política del medio frente a esos sucesos. Aquello se reafirma con la leyenda que acompaña la caricatura de Bonil: “y de golpe... lo convirtieron en intento de golpe”.
“La caricatura imprime la posición política del medio”, señala Ángel Emilio Hidalgo, quien por más de 10 años ha realizado un estudio sobre la caricatura en el Ecuador y sostiene que los caricaturistas en varias ocasiones pasan a ser actores políticos de la realidad.
“La caricatura de los grandes medios responde al criterio editorial de los mismos, es casi una repetición de lo que dicen los editoriales, no tienen un carácter contestatario sino una repetición de la agenda mediática”, afirma David Nicolalde, director de la Revista Caricato.
Nicolalde asegura que para artistas independientes es difícil abrirse campo en los grandes medios y sus propuestas las realizan con autogestión. Una vez -cuenta- llevaron sus propuestas a diarios como El Comercio pero la respuesta fue de “rechazo total”. Según los directivos, “nuestros dibujos no cubrían los requerimientos técnicos”, pero “nos dimos cuenta enseguida de que era un problema político”.
Un joven Juan Montalvo sentado con la Ley de Comunicación en la mano y reflexionando: “Si yo escribiera un libro sobre esta ley, haría llorar al mundo”, es otra de las caricaturas, esta vez, publicada en diario El Comercio, el 8 de abril del 2012. La gráfica guarda perfecta armonía con el editorial publicado por el periódico el mismo día titulado: “Juan Montalvo y la Libertad”, en cuya sumilla precisa que mientras la libertad se encuentra seriamente amenazada en el Ecuador, el pensamiento de Juan Montalvo aparece luminoso y es palabra fundamental.
Hidalgo sostiene que desde el siglo XX la caricatura dejó de ser un espacio combativo en el sentido de apropiarse de una posición desde la ciudadanía -que era característica esencial de la caricatura política en el Ecuador- para convetirse en “voceros de los diferentes medios de comunicación”.
El investigador señala que en ese proceso, ahora responden a la orientación política del medio y como ellos se sitúan frente a diferentes ámbitos del quehacer político, terminan convirtiéndose en actores políticos.
También considera que los artistas gráficos pueden “lidiar entre las expectativas del medio en donde laboran y su propia libertad creativa. No tienen toda la libertad del mundo porque pertenecen a una institución, son la imagen de la entidad mediática que tiene política y sus propios compromisos, por llamarlo así: sus agendas”.
Por ello, antes de que los caricaturistas envíen sus gráficos, coordinan con los editores generales o editores de información, quienes les comentan cuál será el tema que ellos publicarán en el editorial.
Ejemplos hay varios. El 22 de marzo de este año, El Comercio, publicó el editorial “Movilizaciones, ¿después qué?”, en alusión a la movilización indígena que partió desde El Pangui (Zamora Chinchipe) para “luchar por la vida, el agua y la dignidad” y que ese día llegaba a Quito. En la caricatura de Roque se ve a un Correa histérico, gritando: “Ministra de la Política: reciba a los marchistas....¡y convóquelos a un diálogo de paz, a estos 4 pelagatos conspiradores, golpistas, terroristas y garroteros”.
Del mismo modo, el 17 de febrero de 2012 Diario Hoy publicó: “Inconstitucional, absurda y pecaminosa”, sobre el veto del Ejecutivo al Código de la Democracia. La caricatura de Toño retrata a la mujer de la Justicia llorando con su venda en los ojos, mientras es apuñalada por la espalda. Junto a ella se ve un “Chucky” saltando y los jueces durmiendo en su estrado.
Este Diario intentó hablar con Asdrúbal de la Torre, de Diario HOY; Bonil, de El Universo y Vistazo; Pancho Cajas, de El Comercio; Marcelo Chamorro, de Vanguardia y La Hora; y Luis Ibarra, del Expreso para conocer su criterio, pero no se obtuvo respuesta.
A pesar de que Nicolalde dice que no son todos los caricaturistas que hay “de pronto a ellos se los conoce porque tienen la oportunidad de difundir sus creaciones en los medios masivos”.
Ivanof Armijos, otro caricaturista que trabaja en medios de comunicación provinciales, considera que los ilustradores se han sumergido en el pasado y algunos se quedaron enclaustrados en un modelo, por lo que, quizá, a los nuevos artistas les cuesta abrirse camino, sin dejar de lado que no hay una escuela de formación.
Armijos sostiene que en la caricatura hay mayor amplitud para ser crítico porque no se limita a las fuentes, lo que para él es una ventaja, a pesar de que quien dibuja debe verificar la información que va a retratar. Y añade que los medios lo “único que le piden es coyuntura”, pues está claro que los temas de política y fútbol venden.