La modernización de la Fiscalía General del Estado, que hasta el 2008 era el Ministerio Público, comienza en el 2007 cuando el fiscal de ese entonces, Washington Pesántez, estructura un proyecto de transformación que al año siguiente es aprobado por la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades).

Cambiar viejos estereotipos, apuntar a un moderno sistema de justicia penal, una nueva misión y visión institucional, y un trabajo ético, transparente, equitativo, objetivo, con responsabilidad social, compromiso, creatividad y liderazgo, eran los objetivos.

Según Pesántez, al terminar su gestión las metas se han cumplido. “Hemos transformado radical y sustancialmente a la Fiscalía General del Estado en el fondo y en la forma”, asegura en el último informe de labores del 2010.

En cifras, señala, en el 2007 el presupuesto para la Fiscalía fue de 42’220.926 dólares, en el 2011 llegó a la suma de 90’362.238 dólares. Algo similar ocurre con el incremento del personal: en el 2007 los funcionarios sumaban 1.281 y hasta el primer trimestre de este año llegaron a 2.622.

Con el presupuesto asignado, de los 7 edificios propios con los que contaba la Fiscalía en el 2007, a la fecha llegan a 84, el número de oficinas pasó de 95 a 184 y los agentes fiscales, de 374 a 632, en el mismo período. De 1.040 se incrementó a 5.968 policías acreditados.