Hoy se recuerdan 20 años de la Guerra del Alto Cenepa,que llevó al uso de las armas a Ecuador y Perú durante 5 semanas,hasta que se suscribió un alto al fuego en febrero de 1995 y en 1998 finalmente se firmó la paz.
La hazaña del Cenepa cumple 20 años (Infografía)
Dos décadas después de la Guerra del Alto Cenepa entre Ecuador y Perú, los militares ecuatorianos que participaron de esa gesta dicen llevar con orgullo las condecoraciones y distintivos recibidos por defender el territorio.
Pero, ante todo, resaltan la paz que se logró, gracias a lo cual las actuales y futuras generaciones no sienten ya la amenaza de que algo similar vuelva a ocurrir.
Se reconoció a alrededor de 4.000 personas (oficiales y clases). En primer lugar, todos recibieron el bono económico que entregó el entonces Congreso Nacional.
Para ello se elaboró un listado de quienes participaron, con base en las recomendaciones de los jefes de cada unidad militar o batallón. Incluso se sugería cuáles oficiales o clases merecían un reconocimiento adicional.
Esa recomendación pasaba a otro nivel, en donde se analizaba y estimaba quién debía ser aceptado a recibir la ‘Cruz de Guerra’ o el ‘Encomio Solemne’.
De igual manera se procedió no solo en el Ejército, sino en las otras ramas de las Fuerzas Armadas que participaron de la defensa territorial, como los pilotos que tuvieron actuaciones de mérito. “Lógicamente, esos procedimientos fueron hechos por humanos y nada es perfecto”, admitió el excoronel del Ejército Luis Hernández, excomandante del Agrupamiento Táctico General Miguel Iturralde, responsable de la defensa del Alto Cenepa en la guerra de 1995.
El procedimiento que se optó fue el estipulado en las normas de FF.AA. No cree que se cometieron errores, pero estima que en la naturaleza humana hay gente que, por obvias razones, considera que merecen algo más, lo cual es “entendible”, pero para eso hay procedimientos. “Lo cierto es que no hubo reclamos formales al respecto que dijeran: ‘me merecía algo más’”, destacó el militar, quien tenía 41 años de edad cuando tuvo tan grande responsabilidad como comandante de dicho grupo.
En todo caso, eran varios niveles que definían quién debía ser reconocido. También se condecoró o se dio un distintivo a todos.
Eso no habría ocurrido con los militares peruanos. De ello dio cuenta la prensa de ese país y sus protagonistas. Se habla de que en Perú ha existido hermetismo en el tema bajas, aunque al final se reconoció la muerte de 60 soldados.
Se dijo además que 33 militares murieron del lado ecuatoriano y más de 200 del lado peruano en el conflicto, cuyos primeros ataques empezaron el 14 de enero. La guerra inició oficialmente el 26 de ese mismo mes y concluyó formalmente el 28 de febrero de 1995.
En es.wikipedia.org consta que el malestar de los soldados peruanos se reflejó en los militares y los familiares de los caídos, puesto que nunca fueron indemnizados.
Según el presidente de la Asociación Nacional de Licenciados y Ex- Combatientes de los Conflictos Armados en Perú (Analccap), Luis Lapa Espinoza, solo en la región de Arequipa se ha identificado a 100 excombatientes de la guerra del Cenepa olvidados por las autoridades. Muchos, además de las dolencias físicas, presentan trastornos psicológicos que no han sido tratados porque carecen de seguro de salud.
La Asociación de Excombatientes del Cenepa lleva 20 años de lucha por trasladar los cuerpos abandonados en el campo de batalla. De allí los reclamos y lamentos, por ejemplo, de la viuda del combatiente caído Wilson Cisneros.
En el vecino país del sur el malestar fue más allá de los reconocimientos. Para algunos peruanos, Ecuador fue ganador de la guerra, según lo ha considerado ante la prensa, por ejemplo, el historiador Antonio Zapata.
En anteriores conflictos, todo fue interpretado como favorable para Perú, ya que las FF.AA. habían cumplido sus objetivos. Pero en 1995 no ocurrió algo similar, aunque la apreciación fue ambigua. Eso se vio reflejado en las declaraciones de Roberto Chiabra, exgeneral del Ejército, exministro de Defensa y exjefe de operaciones del Ejército peruano en el conflicto del Alto Cenepa, quien afirmó que Ecuador no ganó el conflicto del Cenepa, sino “solo la guerra informativa”.
Esas declaraciones se contraponen al punto de vista de la prensa peruana. Catalogó al suceso como “la derrota que Perú sufrió en el Alto Cenepa”, un conflicto que reveló la superioridad de Ecuador en equipo militar, hecho que dio pie a la compra de naves a Bielorrusia tras concluirse que era imposible negociar con el vecino del norte en inferioridad de condiciones.
El exgeneral peruano Vladimiro López Trigoso, encargado de las operaciones militares durante el conflicto del Cenepa, describió la situación militar vivida: “Que yo sepa, nada servía, nada volaba, es decir de los 12 famosos Mirage que teníamos, si 2 volaban era mucho. Los demás no servían para nada, y para la guerra, menos, porque un avión debe tener sensores, radares, sistemas misilísticos para combatir en igualdad de condiciones con lo que tenía Ecuador. Por eso es que han derribado nuestros aviones, porque no sabían quién, cuándo y en qué momento les disparaban”.
Incluso López Trigoso resaltó ante una comisión investigadora del Congreso peruano: “Por pretender lanzar bombas en Tiwintza una noche, creo que sería el 5 o el 6 de febrero, nos bombardearon Base Sur, donde estaban nuestras tropas. Nos causaron 6 muertos y nuestra tropa se echó a llorar de amargura, de impotencia (...). El ataque aéreo de la FAP nos ha producido estas bajas, y desde luego 180 desaparecidos, que por fortuna fueron apareciendo de uno en uno a lo largo de toda la semana (...). Me enviaron (a combatir) con armamento sin munición, sin brújula, sin nada. ¿Y por qué sucede ese bombardeo? No teníamos medios de comunicación, no teníamos GPS, que es un aparato para indicar la posición geográfica vía satélite, que después me enteré que valía unos 300 dólares”.
Según López, Tiwintza se convirtió de objetivo militar a objetivo político por parte del mandatario de ese entonces, Alberto Fujimori. Él y 40 periodistas llegaron al destacamento PV-1 y pretendía dirigirse a Tiwintza en su afán de ser fotografiado por la prensa allí, y ser considerado el protagonista de la supuesta victoria militar con objetivo reeleccionista.
De allí que el exalto oficial militar dijo: “Para mí, Tiwintza no fue objetivo militar. ¿Era necesario inmolar a mil, dos mil, tres mil hombres solo para quedarnos ahí? No valía la pena, es un hueco cerca de la frontera, si nos quedábamos, nos hacían papilla”.
Gabriel Marcella, analista norteamericano de la Escuela Superior de Guerra del Ejército de EE.UU., dijo en aquella ocasión: “La limitada victoria de Ecuador en el Cenepa genera un nuevo umbral en el antiguo conflicto: Ecuador logró una victoria militar sobre Perú por primera vez desde la batalla de Tarqui en 1829. Los ecuatorianos integraron exitosamente estrategias militares, operaciones y tácticas con una acertada campaña de información nacional (diplomacia) y militar (operaciones psicológicas)”.