La fiesta se encendió en los barrios populares de Quito
Las fiestas de fin de año cambiaron la imagen de Quito; los espacios públicos tuvieron poca concurrencia en la mañana y en los barrios se vivió una fiesta con la instalación de tarimas, la compra y elaboración de monigotes; y el ‘pedido de caridad’ por parte de hombres vestidos de mujeres, conocidos como viudas.
En la mañana Quito fue una ciudad transitable y silenciosa por lo que se pudo constatar en las avenidas, centros comerciales, plazas y parques.
Sin embargo, en la tarde y noche en los barrios y ferias de venta de muñecos de año viejo la situación era diferente. Las personas se retrataban junto a los años viejos, se probaban pelucas y máscaras que lucirían a la medianoche.
La venta de los monigotes varió desde los 2 dólares hasta los 30 dólares y la fluctuación dependió de los materiales, el personaje y el lugar donde se comercializaba el monigote.
En cuanto a la seguridad, se desplegaron 450 policías metropolitanos para que realicen el control de la venta de consumo de alcohol, quema de años viejos y cuidado del espacio público. Entre sus funciones estuvo traslados de los indigentes que se encontraren en la vía pública a los albergues de la ciudad.
Con autorización municipal, desde las 08:00, se cerraron las vías principales de los barrios La Mariscal, Comité del Pueblo, Ciudadela Yaguachi y Cotocollao, sectores donde se organizaron exposiciones, venta, concursos y quema de años viejos. El sistema de transporte municipal estuvo habilitado hasta las 22:00.